Capítulo 22

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Joel Pimentel

Desde hace días que me he estado sintiendo algo raro y no encontraba el motivo. Tal vez fue por que mi corazón se aclaró y vio que en realidad sentía algo por Angie, seguramente fue eso, nunca había pensado en una relación formal y en cierto modo me asustaba.

Seguramente me entrara el resfriado por salir afuera con la lluvia el lodo, pero realmente fue divertido, nunca a caído nieve en esta parte y creo que nos emocionamos de más con el lodo. Ya me había tomado la ducha, ahora estaba en la habitación con una gran manta cubriendo mi cuerpo, si, empezaba a tener los síntomas del resfriado, mierda.

–¿Seguro que no quieres ir a la enfermería? –pregunto Zabdiel a lo que me negué, odiaba con toda mi alma esos lugares.

–Y a donde fuiste después de terminar con lodo –pregunto Richard, lo mire confundido.

–¿Aquí? –el negó.

–No, desapareciste por completo.

–¡Qué no ves mi cabello! Fui a las duchas, tonto –me observo bien y luego soltó la risa.

–Cierto, perdón hermano –me gire dándole la espalda, estire mi brazo para tomar el peine pero da la casualidad de que no estaba en el buró.

–Ahora vuelvo –me levanté con pereza de la cama–. He dejado el peine en las duchas, que tonto.

Ellos sólo asintieron, salí de la habitación pasando por las habitaciones. Cuando me dispuse a girar para llegar a las duchas, oí un gran golpe venir de ¿las duchas? Pero de las chicas.

No me quise acercar pues seguramente había alguna chica ahí y si entraba no sería algo bueno. Acabaría por golpearme y tal vez llegue a dirección.

Pero me vi forzado a entrar al escuchar el grito de alguien diciendo que la dejara en paz. Corrí hacia dentro pensando lo peor, no había nadie en las duchas, pero ¿quien grito?

Di una vuelta por todo el lugar confirmando que no había nadie, habré jurado escuchar algo aquí. Cuando iba para la salida vi una silueta en el suelo, había alguien tirado cerca de los espejos. Corrí hasta ahí mirando la chica que estaba en el suelo boca abajo. El suelo estaba lleno de sangre y me dio temor tocar, podría estar...

Esa idea desapareció completamente al escuchar como respiraba débilmente, la tome en brazos poniéndola boca arriba.

–¡ANGIE! –grite asustado, la chica era ella, estaba mal. Su rostro estaba lleno de sangre y pequeños vidrios estaban incrustados en su piel.

–No, tu vas a estar bien, ya lo veras –susurré tomando su rostro entre mis manos, ahora estaban llenas de sangre y no pude evitar llorar al verla de esta forma, como pasó.

–¡AYUDA!

Gritaba con desesperación, como pude me levanté del suelo con ella en brazos y salí de las duchas dándole un empujón a la puerta, había algunos alumnos fuera asustados por mi grito pero quedaron aún más de lo que estaban al verme salir con ella en brazos.

–¿Qué ha pasado? Dios mío, que has hecho... –habló la maestra Paula con cierto tono de desaprobación.

–No he sido yo, estaba en el baño –dije con la voz entre cortada.

Poco a poco más gente llegó, una camilla se hizo presente, me ayudaron a colocar a Angie ahí, no me dejaron ir con ella, no me dejaron estar con ella.

A lo lejos vi a Christopher aproximarse a mi más que enojado, tenía las manos rojas por la fuerza en que hacia los puños y los nudillos estaban completamente blancos.

De un momento a otro estaba frente a mi y su puño impactó en mi rostro haciéndome caer.

Insane |Joel PimentelWhere stories live. Discover now