Capítulo 8

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Abrí mis ojos lentamente sintiendo como los rayos de sol entraban a la habitación.

–Hasta que despiertas niña –hablo alguien.

–¿Tu quien eres? –pregunte confundida.

–Eso no es de tu importancia. Ahora sal de aquí si no quieres estar un día más, pobre de ti que digas algo sobre lo que pasó, si lo haces atente a las consecuencias –lo mire confundida y asentí.

–¿Joel?

–¿Hablas del chico? Se ha ido hace ya un rato, está bien. Ahora sal de aquí antes de que se den cuenta de que no estas –solté un gruñido y salí corriendo de la habitación. No veo la hora de que mama llame, le contaría todo, así tal vez podría sacarme.

Abrí la puerta de mi habitación sin cuidado, ahí esta Jaz.

–Dios mío estas bien –se levanto de la cama y corrió a abrazarme–. Pensé que algo malo te había pasado, si hubiese pasado eso nunca me lo perdonaría. Te pido una enorme disculpa por llevarte ahí, todo a sido mi culpa, mira como estas –me tomo de las mejillas mirando mis cortes.

–¿Porque me llevaron a la habitación? –ella abrió sus ojos sorprendida.

–¿La... La oscura? –asentí, suponía que hablaba de ella–. Tienes que salir de aquí ahora, no puedes quedarte más tiempo...

–¿Cómo hago eso?

–Sabes el número de tus padres? O algún otro familiar.

–Si –de su bolsillo sacó un celular, pensé que estaban prohibidos aquí. Le dicte el número de mi casa, una vez marcado el teléfono y escuchado los timbres me lo pasó.

-¿Mama?-
-¿Quien habla?-
-Yo, Angie.-
-¡Angie! Soy yo Christopher, ¿cómo has estado? Yo... Lo siento mucho, no quería esto.-
-No es tiempo de disculpas, necesito que alguien venga por mi-
-¿Pasó algo?-
-Christopher, no tengo tiempo, ven lo más antes posible, si me quieres harás lo que digo-
-Ahora mismo voy, te quiero-
-Y yo a ti-

Colgué, le devolví el celular a Jaz, me miro impaciente esperando alguna respuesta.

–Vendrá por mi –afirme.

–Eso es buena notica, créeme que me lo agradecerás.

–Ya lo hago Jaz.

[...]

–Sueltame, he venido por mi hermana –escuche la voz de Christopher gritar. Abrí la puerta de la habitación viendo a mi hermano intentando pasar.

–No pude hacer eso. Usted no puede llevársela, el contrato está hasta para dentro de tres años.

–¿Contrato? De que mierda habla –grito enojado, salí corriendo en su dirección abrazándolo por detrás.

–¿Estas bien? –pregunto–. Que te ha pasado en el rostro, ¿que le han hecho?!

Camino hacia la tipo dispuesto a golpearlo.

–El contrato que sus padres firmaron. Ella no puede irse de aquí, por lo menos en tres años –mire sorprendida al tipo que hablaba, era el mismo de ayer.

–Bien, entonces me inscribiré aquí.

–¿Qué? Estas loco, no hagas eso –casi lo grite.

–¿Está seguro? –el asintió–. Bien, sígueme.

Mi hermano me dio una última mirada antes de salir del pasillo, que has hecho Christopher Vélez.
Volví a la habitación dando un portazo.

–¡No! No quería esto –me recargue en la puerta y fui deslizandome hasta llegar al suelo. Había algo raro aquí, lo iba a descubrir y los haría pagar por todo lo que han hecho.

–¿Qué paso? Y tu hermano...

–¡Aquí! El muy idiota se ha inscrito aquí, no tiene ni idea del infierno que es –ella me miraba con lástima, sabía que la había regado, en el momento en que Christopher tomo el teléfono pude decirle que estaba bien o inventarle algo, como siempre no lo pensé y sólo actúe. Ahora estaría del otro lado del edificio y no valdría la pena el que se haya arriesgado de esa forma porque no podría verlo.

–Todo es mi culpa –solté un sollozó, ella se iba a acercar a mi pero fuertes golpes se escucharon en la puerta. Me levanté del suelo y estaba apunto de abrir la puerta cuando Jaz grito.

–¡No! –pero era demasiado tarde. Abrí la puerta encontrándome con el mismo tipo de ayer.

–Te lo advertí niñita, no me hiciste caso –me tomo del brazo jalándome lejos de la habitación. Jaz corrió hacia mi pero el tipo fue más rápido y cerró la puerta poniéndole seguro. Me movía inquieta intentando hacer que se hartara y me dejara ir.

–¡Basta! –grito, lo ignore y seguí moviéndome, nos estábamos acercando al mismo lugar de ayer. Donde pase toda la noche, donde no quería volver a ir.

–¡No! Por favor te lo pido, me portare bien –el sólo río con crueldad y me arrojo hacia adentro provocando que me golpeara en la esquina del respaldo, tornando mi vista completamente negra...

Insane |Joel PimentelWhere stories live. Discover now