Capítulo tres

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–¿Nos vamos? –pregunté, Chris levanto la mirada algo confundido.

–¿Disculpa? A dónde.

–Al cine, no querías que te acompañara –le recordé y el asintió.

–Bien, pues siéntate aquí conmigo en lo que esperamos a Amelia –hizo una mueca y soltó una risita.

–Si, igual tengo que esperar a Joel, a veces pienso que es metro sexual ¿sabes? Tarda más que yo –Chris me miro confundido, pero creo que después comprendió porque hizo una mueca de disgusto.

–¿Joel? Ja, eso si que no, sobre mi cadáver irás con el –estaba enojado, podía verlo en sus ojos.

–¡ANGIE! –escuche un grito que provenía fuera de la casa, Joel.

–Mira chris, que sorpresa, ya llegó mi chico –me levanté y fui hacia la puerta, al abrirla me encontré con un Joel muy guapo, como con tan sólo vestirse con cualquier prenda lucía tan bien.

–Porque tenías que ser de otro bando –susurré.

–¿Dijiste algo? –negué con la cabeza repentinas veces.

–Pimentel –escuche la voz de mi hermano la cual salió un tanto grave.

–Vélez, que gusto me da verte –se acercó a mi hermano pero el retrocedió.

–Quisiera decir lo mismo, lamentablemente no puedo, lo siento.

Joel sólo sonrió y se alejó de mi hermano. Solté un suspiro y me acerque a mi amigo para tomarlo del brazo y caminar hacia la salida.

–¿Nos vamos?

–Si, amor –ni siquiera voltee a ver la reacción de mi hermano, pues ya me la esperaba. Joel no lo hacía con la intención de hacerlo enojar, pues siempre me hablaba de esa forma, como si fuéramos algo más cosa que más deseó en este mundo, y también la cosa más imposible que existe.

–Alto ahí, ven acá Angie –rodé los ojos al escuchar su voz.

–Ahora vuelvo Joel, espérame aquí.

Entré de nuevo a la casa para encontrarme con un Christopher algo enojado.

–¿Qué? Pensabas irte así, sin dar ninguna explicación, acaso estas loca! –hablo muy rápido, casi no entendí lo que dijo más el haberme llamado loca.

–Chris, ya estoy grande, se cuidarme sola –el negó, no estaba seguro de lo que decía.

–Iremos juntos, si quieres ir, si no sal y dile al pelos locos que se valla ahora mismo –solté un suspiro y golpe con mi pie derecho el suelo.

–Bien, lo haré –el sonrió victorioso, le saqué la lengua y salí a avisarle a Joel.

Estaba sentado en los escalones de la entrada, tenía ambas manos juntas mirando hacia la nada, sonreí con ternura y me acerque a el sin hacer ruido, tome asiento a su lado. El se sobré saltó, creo que le di un susto, solté una risita y el me fulmino con la mirada.

–Ja, ja, que graciosa eres Angie –me acerque a el abrazándolo, recargue mi cabeza en su hombro, el acaricio mi cabello, amaba estar con el.

–Tenemos que esperar a que llegue la cara de perro –susurre, oí como el reía, ya tenía al rededor de año y medio el apodo que nosotros dos le habíamos otorgado a Amelia.

–Está bien, esperaremos –no me moví, sólo me quede ahí, disfrutando el momento.

–Cuñadita –oí su molesta voz, cerré los ojos sin querer verla.

–Amelia, por fin llegas –mi hermano salió de la casa, cerró con llave y se acercó a ella para darle un beso en su mejilla–. Ahora si, ¿nos vamos?

Me levanté del suelo, Joel imito mi acción, caminamos hasta su auto, pero sentí una mano tomar mi hombro.

–¿A donde vas? Mi auto está acá –hablo mi hermano.

–Iré en el auto de Joel –aclaré.

–No, claro que no...

–Está bien Angie, ve en el auto de Chris, allá los alcanzo –me negué a la idea, odiaba que mi hermano fuera tan celoso.

–Amor, que se venga Joel, para que mi cuñis se quiera ir con nosotros –hablo la puta, digo Amelia. Chris se lo pensó un momento pero después asintió, Joel quien ya estaba apunto de entrar a su auto, cerró la puerta y se aseguró de que tuviera seguro, se acercó a nosotros y se subió junto a mi, en los asientos de atrás.

–Lo siento mucho –susurré, leí sus labios diciendo un  " no pasa nada " asentí tranquila, pues pensé que esta escena le había molestado y la verdad que el carácter de Joel no era muy bueno, a veces.

–¿Puedo elegir la película? –pregunté.

Los tres negaron, gruñí enojada.

–¿Enserio? Que amargados –me cruce de brazos y Amelia sonrió.

–Yo quiero ver tres metros sobre ti –rodeé los ojos, odiaba tanto su chillona voz.

–Para empezar esa película salió hace muchísimo tiempo y se llama tres metros sobre el cielo, no sobre ti, idiota –me miraba boquiabierta, veía por el espejo como Chris quería reír más no lo hacia.

–Si que hay personas sin cerebro en este planeta –comento Joel, reí junto con el dándole la razón.

–Si que si.

–¿Qué? Están hablando de mi –dijo haciendo un molesto ruido con sus dientes.

–No fíjate, estoy hablando de mi maestra de matemáticas –oí como soltaba un suspiro.

–Menos mal –me quede quieta en mi lugar solo moví mis ojos mirando por el rabillo a Joel, quien al verme soltó una risa escandalosa provocando la mía de igual forma.

–Llegamos –mi hermano interrumpió nuestro momento, no se como podía estar con alguien así como ella, bueno mi hermano no era el chico más bueno del mundo lo admito, pero no de merecía a alguien como ella.

Bajamos del auto, el último en salir fue Joel quien cerró la puerta tras su salida. Christopher y la hueca se encaminaron hacia la taquilla mientras yo esperaba a Joel.

–¿Vamos? –pregunto, asentí sintiendo como me tomaba entrelazando nuestras manos.

–Pase lo que pase estarás ahí para apoyarme, ¿cierto? –la pregunta de Joel me dejo algo desconcertada.

–Porque preguntas eso –el soltó un suspiro y sentí como me apretó más de la mano.

–Sólo dimelo –susurro, mire en dirección en la que estaba mi hermano y la hueca quienes nos miraban fijamente.

–Si, siempre estaré contigo a pesar de todo.

Insane |Joel PimentelWhere stories live. Discover now