Capítulo 2.

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JONAS.



—Cuando termines, puedes retirarte—me dice la jefa con una pequeña sonrisa, le doy las gracias y meto la pizza al horno.

Cuando por fin suena el pitido indicándome que esta lista, la saco y la meto dentro de una caja para que la retiren. Voy a asearme y me cambio la ropa para ir a buscar mi moto.

Hace un mes y medio me mudé a Brooklyn junto a mi hermana y mi pequeño sobrino. Para mi suerte, encontré trabajo rápidamente. Laburo solo los fines de semana de 10:00 a 15:00 ya que de esa forma puedo cuidar a mi sobrino durante la semana y así Alisson puede salir a trabajar. Mi hermana tiene veinticuatro años y Seth, mi sobrino, solo seis.

Mi madre murió hace dos años, yo apenas iba saliendo del colegio y las cosas no iban muy bien en general. Alisson y yo a penas podíamos mantener la casa y los gastos que suponían. La hipoteca era muy alta y apenas nos alcanzaba para engullir algo; y cuando mamá falleció todo parecía caerse a pedazos. Pero por fin conseguimos pagar los últimos dos años que quedaban de la casa y decidimos venderla. Queríamos un nuevo comienzo, ya que había muchos recuerdos en esa casa que simplemente no nos dejaban seguir adelante. Con el dinero que ganamos por la casa, nos compramos una aquí y aunque no nos sobro mucho, estamos bien. Por lo menos ya no tenemos que estar preocupados por la maldita hipoteca.

Me subo a mi preciosa moto color roja y me dirijo a la casa. Amo las motos desde que era un crío y cuando descubrí el mundo de las carreras, caí enamorado de la adrenalina que recorría mi cuerpo y de la buena pasta que me entregaba ganar.

— ¡Llegaste! ─chilla un enano emocionado. Se abalanza hacia mí y le agarro sus piernas para que no se caiga.

─ ¿Me extrañaste campeón? ─ revuelvo su cabello dorado y él suelta una risotada.

─ ¡Por supuesto! ─ grita contra mi oído. ¡Dios, algún día me dejara sordo!—. ¿Puedes llevarme al parque, porfis? ─sonríe ampliamente mostrándome sus dientes y alzando las cejas. Siempre pone esa cara para conseguir algo.

—Seth —le reclama mi hermana, entrando en la sala con un paño de cocina en las manos—. Jonas viene llegando recién, déjalo descansar.

—Está bien ─hace un puchero y se desliza para que lo deje en el suelo.

Ruedo los ojos porque siempre logra conseguir que le diga que sí cuando pone su cara de cachorro. No puedo negarle algo, a él no.

─Te llevare ¿vale?

— ¡Si! ¡Gracias! —grita, y sube corriendo a su habitación.

Alisson me mira con desaprobación y ya sé que por dentro está diciendo que lo consiento en todo, que lo estoy malcriando, que no debería ser así con él y mil chorradas más. Típico de ella. En vez de echarme un sermón, me dice que me siente para servirme comida. En unos segundos tengo una deliciosa pasta a la boloñesa frente a mis ojos, juro que podría comerme la olla entera de esta comida.

—Oye... ─llama mi atención, sentándose en la silla de enfrente─. Camille me estuvo llamando, dijo que no le contestabas el celular.

Rodeo mis ojos por lo impaciente que es.

—No alcancé a contestarle, eso es todo.

—Solo llámala.

—Lo haré —digo, tragándome un pedazo de carne —. Sabes..., me he dado cuenta de que solo estaba con ella por costumbre.

—Llevaban mucho tiempo juntos.

—Exacto ─la señalo con mi dedo índice como si tuviera toda la razón, y claramente la tiene.

—Pero a pesar de todo, es una gran chica y debes reconocer eso —apoya su mentón en la palma de su mano.

—Nunca he dicho lo contrario —digo y sigo comiendo.

Después de esa pequeña conversación con Alisson y de terminar mi comida. Subo a mi habitación y me recuesto dejando un suspiro en el aire. Mi celular vibra y lo sacó del bolsillo de mi pantalón.

Camille, 15:58.

Hola, Jonas. Solo quería hablarte para decir cuánto siento haberte engañado, créeme que estoy muy arrepentida y espero que algún día puedas perdonarme. Espero que las cosas en Brooklyn estén marchando mucho mejor que aquí. Te deseo lo mejor. Te quiero mucho y gracias por esos cuatro años.

Nunca pensé que me mandaría un mensaje escribiendo algo así. Ella es bastante orgullosa y no es de hacer estas cosas. La he extrañado un par de veces desde que terminamos, más bien, la extraño como mi mejor amiga.

Jonas, 16:02

Sabes que te perdono por lo que hiciste, de todos modos, eso no borra todo lo bueno que hiciste por mí. Te deseo lo mejor y te agradezco el apañe que siempre me diste. También te quiero, cuídate. Un beso.

El golpeteo en mi puerta me hace saltar ligeramente en el lugar.

─ ¡Tío Jonas!, ¿me llevarás?

Bloqueo el móvil metiéndolo dentro de mis pantalones. Me levanto soltando un bufido cansado porque Seth puede ser muy insistente a veces, abro la puerta y me aguanto una risa al ver como se ha puesto las gafas de sol y el gorro indicando que está listo para irse. Le digo que vaya a decirle a Alisson que saldremos, mientras yo tomo mi billetera. Sale corriendo tan emocionado como si jamás saliera, casi siempre lo saco a pasear, pero él se comporta como si eso nunca pasara.

El parque queda bastante cerca así que nos toma menos de diez minutos llegar allí. Me quedo sentado en una banquilla mientras Seth juega en los resbalines y columpios. ¿Dónde está el interruptor para apagar a este niño?, pareciera que se drogara con un kilo de azúcar a diario porque nunca está cansado y soy yo el que sufro las consecuencias.

El sonido de unas motos llama mi atención y me doy vuelta hacia la calle. Dos chicos se detienen en la esquina ya que les ha dado rojo en el semáforo. Uno de ellos tiene tatuajes por todo el brazo que logro verle desde mi punto de vista y algunos sobresalen de su cuello. De pronto, se gira haciendo que nuestras miradas se topen, siento un escalofrío recorrer mi espina dorsal por lo intensa que es su mirada, da un poco de miedo. Él desvía los ojos hacia delante y cuando el semáforo da en verde, ambas motos salen deprisa perdiéndose en unos cuantos segundos.


Segundo capítulo😲😲
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BROOKLYN.Where stories live. Discover now