Capítulo 18.

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JONAS.


He estado buscando apartamentos hace tres días y aun no puedo encontrar algo que me guste realmente y se ajuste a mi precio.

He estado todo el día solo porque Kyle salió y no sé dónde. Me limite a preguntar a donde iba y solo me contesto: por ahí. No quise seguir insistiendo porque no quiero que crea que quiero controlarlo. A pesar de que me molesta un poco ya que no estoy acostumbrado a esto, las veces en que he estado con alguien es porque de verdad lo he querido así, y no es un tira y afloja constante. Sin embargo, las cosas con Kyle son diferentes.

Bajando por la página web de rentas, me encuentro con un apartamento no muy lejos de aquí. Es bastante lindo y con un precio razonable a mis gastos. Lo selecciono y lo guardo en favoritos en caso de que la página vuelva a reiniciarse como por quinta vez. Me cuestiono en llamar al propietario ya que son las siete de la tarde y no sé qué tan prudente sería hacerlo.

Termino haciéndolo de todas formas, no creo que se moleste tanto, tampoco es como si fueran las doce de la noche.

— ¿Hola? —contesta una voz bastante joven.

—Hola, mi nombre es Jonas y le llamo por la oferta de su apartamento —juego con mi labio inferior esperando su respuesta.

—Oh, hola Jonas. Mi nombre es Mauricio —se presenta, aunque ya sabía su nombre porque sale en la página—, ¿quieres saber más detalles o...?

—Me gustaría verlo —le interrumpo—, me ha gustado mucho.

—Podría ser mañana, a las cinco en punto. ¿Te parece?

—Sí, sí. Sería genial.

—Bueno, nos vemos mañana. Te estaré esperando en conserjería.

—Vale, muchas gracias.

Cuelgo feliz de al fin tener un apartamento asegurado. Solo espero que me guste lo suficiente como para quedármelo.

Me levanto a hacerme un sándwich, cuando la puerta de entrada se abre dejándome ver a un Kyle borracho, sujetándose de las paredes para caminar.

¿Por qué estás en este estado? —pregunto. Se tropieza y se tira de espaldas sobre el sillón.

Me lo quedo mirando, esperando alguna respuesta, pero no obtengo ninguna. Me acerco para moverle, pero me empuja soltando un quejido.

—Ponte de lado, puedes vomitar —le digo, pero no me hace caso y solo se queda mirando el techo—. Kyle...

—Cierra el pico —farfulla con la voz ronca. Se gira dándome la espalda. Que cabrón, solo lo quiero ayudar.

Vuelve a soltar un quejido y se levanta para abrir una gaveta y sacar una botella de whisky, botando a la vez una botella vacía de ron.

—Ups —se ríe haciendo una mueca graciosa con su boca.

— ¿No crees que estás lo suficientemente borracho ya? —le digo, poniéndome serio. Ni siquiera sé cómo aún puede pensar en tomar si apenas se mantiene en pie.

— ¿Y desde cuándo tú eres mi puta mamá? —alza las cejas, y puedo ver lo rojo que están sus ojos. Se vuelve a sentar y bebe un trago—, ¿quieres? —me ofrece estirando el brazo con la botella.

—No, no quiero —mascullo y me siento a su lado—. Deja de beber y vamos a la cama.

—Con qué quieres ir a la cama, ¿eh? —sube y baja las cejas.

BROOKLYN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora