Capítulo 14.

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JONAS.

Bebo de la lata de mi cerveza, sentado junto a Camille. La he traído a una fiesta en una casa.

— ¿De qué hablaste con Alisson? —alzo la voz para que me escuche. Antes de venirnos las vi conversar, pero no había tenido las ganas de preguntar de que, hasta ahora.

—Creo que debe odiarme ahora —se encoge de hombros soltando una pequeña risa—, le dije que era una malagradecida contigo por darte la espalda después de todo lo que has hecho por ella—me acomoda un mechón de cabello haciéndome sonreír de lado—. No deberías dejar de hablar con Kyle solo porque a ella no le gusta. No tiene derecho a hacer algo así. Alisson cree que porque eres su hermano tienes que ayudarla con Seth, pero no es así, ella es jodidamente afortunada de tenerte y no lo agradece.

Soy su única familia —curvo los labios.

—No importa —frunce el ceño—, no es tu responsabilidad. Seth no es tu hijo, es el de ella.

—Lo sé. Pero...

—Sé que te da miedo que vuelva a pasar lo de Zac, pero no creo que sea tan estúpida de hacerlo después de todo lo que pasó Seth.

—La otra vez le encontré unos mensajes con él, ¿cómo quieres que no me preocupe?

—Joder —espeta, realmente molesta—. Es una estúpida.

—Conoció a un tipo hace unos meses, y quería mudarse con él —niego con la cabeza en desaprobación—, no puedo cerrar los ojos y hacer como si nada estuviera pasando. Lo único que me importa es Seth.

—No puedo creer que sea tan irresponsable —entorna los ojos—. Ya, pero no hablemos de eso. Venimos para divertirnos así que deja los problemas a un lado.

—Está bien —digo alargando la palabra—, vamos a bailar.

Ella chilla emocionada y se levanta de un salto. Me toma del brazo y me arrastra hacia donde está la gente. Cuando estábamos juntos siempre salíamos a fiestas, nos encantaba bailar.

La hago darse una vuelta en su eje soltando una risa. La agarro de la cintura y la acerco más a mí para bailar al compás de la canción. Ambos nos reímos mientras recordamos nuestros movimientos ridículos de niños. Ella me hace dar una vuelta y cambiar de lugar, entonces noto como Kyle me mira desde las escaleras de la casa.

—Él está aquí —digo, clavando mis ojos nerviosos en los de ella—, no te des vuelta.

—Necesito verlo —chilla emocionada, sin dejar de moverse—. Por lo que me has dicho, parece un Dios griego.

Rodeo los ojos y me sonrojo ante su exageración. Tal vez tiene un poco de razón en que parece un Dios griego. Nunca había conocido a alguien tan atractivo como él.

—Cambiaremos de posiciones y lo verás. Está en las escaleras con una cerveza en la mano, tiene muchos tatuajes así que no será difícil reconocerlo —le cuento mi pequeño plan y ella asiente. Le doy vuelta y ella suelta una risa.

— ¡Joder, Jonas! —Me golpetea en el hombro—, ¡que tío más guapo! Que puta envidia.

—Lo sé —asiento, su cuerpo y rostro vienen a mi mente—, pero lo que tiene de guapo, lo tiene de imbécil.

—Estoy segura de que si le gustas, te estaba mirando —canturrea.

—No lo creo —frunzo los labios—, no has escuchado las cosas horribles que me ha dicho.

—Devuélvele la mano —me sonríe, moviendo las cejas—. Bésame.

— ¿Qué?

—Ahora Jonas, está mirando —gruñe.

BROOKLYN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora