Capitulo 4.

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JONAS.


Sábado en la noche. He esperado este día durante toda la semana con la emoción y la ansiedad corriendo por mis venas. Quiero demostrar que soy bueno corriendo y que soy capaz de ganarle a Snake. Necesito ganar porque no pienso perder ese dinero.

— ¿Vas a salir? —habla Alisson desde la puerta, inclinándose hacia mi lugar. La miro a través del espejo del baño y asiento, para terminar de ordenar mi cabello.

─ ¿Por qué? ─salgo del baño no sin antes apagar la luz.

─Por nada ─masculla y se va. ¿Qué le sucede ahora?

Entro a mi habitación y me cambio de ropa. Me termino de comer el sándwich de queso y jamón que me he preparado, mientras veo un capítulo de Vikingos.

— ¡¿Cuántas veces te tengo que repetir lo mismo?! —escucho a Alisson gritar.

Me levanto rápidamente y corro hacia la habitación de mi sobrino. Me lo encuentro sollozando sentado en su cama junto al desorden de sus juguetes.

─ ¡Te estoy habla...!

No le grites ─la interrumpo, molesto. Odio tanto que le grite o que lo haga llorar. Ella me mira molesta, frunciendo el ceño.

─ ¡No te metas, Jonas! ¡Por tu culpa está tan mal acostumbrado!

— ¡Me meto cuando quiero! —replico y la miro desafiante—. No dejaré que le grites de esa forma.

—Le grito porque no hace caso —clava su mirada en su hijo y protesta de nuevo: — ¿Cuántas veces te he dicho que no dejes los putos juguetes desordenados? Tienes manos para recogerlos y ordenarlos.

Seth corre hacia mí y lo tomo entre mis brazos. Mi corazón se aprieta al ver como se acurruca en mí, como si quisiera que lo protegiese de cualquier cosa. Dejo un ligero beso en su cabeza y me detengo en la puerta antes de salir.

— ¿Cuándo entenderás, Alisson? —Pregunto enojado—, después de todo lo que ocurrió...

─No te atrevas, Jonas —me interrumpe y me señala con el dedo—, no me saques eso en cara.

─Lo haré hasta que lo entiendas, maldita sea ─cierro la puerta de un tirón y entro a mi habitación. Lo acuesto y lo arropo con el cubrecama, limpio las lágrimas acumuladas en sus ojos y lo observo por unos segundos. Amo tanto a este niño que daría mi vida por verlo feliz, no quiero que nadie le haga daño nunca más─. Dormirás aquí ¿vale? ─acaricio su cabello y él solo asiente. Sus ojitos color miel me miran agradecidos y no puedo reprimir el nudo que se forma en mi pecho al ver lo rojizo e hinchados que están.

— ¿Puedes leerme un cuento? ─pregunta sobándose los ojos con el dorso de su mano.

Le leo un libro llamado la Rana y el Sapo y en unos cuantos minutos se queda dormido. Me tanteo la idea de quedarme por si Alisson decide venir y gritarle otra vez, pero sé que no sería tan tonta para hacerlo, así que decido ir de todas maneras.

Mi celular vibra en mi bolsillo izquierdo y lo saco encontrándome con un mensaje de Ethan diciendo que no podrá acompañarme a la carrera. Los nervios se apoderan de mí ya que estaré completamente solo y eso me inquieta.

Tomo mi chaqueta de cuero cuando el reloj marca las once y media, tomo el dinero junto a las llaves y salgo de casa. Conduzco por algunos minutos recordando constantemente las calles que Ethan tomo la otra noche, escucho la música desde lejos anunciándome que finalmente he llegado. Me bajo de la moto y me fijo que hay mucha más gente que la vez pasada, a lo lejos veo a Snake conversando y riéndose con el chico de cabello negro de las otras veces.

BROOKLYN.Where stories live. Discover now