Capítulo 19.

28.8K 1.8K 731
                                    





JONAS.

—Es ese —apunto con mi dedo al edificio marrón claro—, estaciona por aquí —le digo a Kyle.

He venido a ver el apartamento y solo espero que me guste porque no quiero estar mirando diferentes lugares, que flojera. Entramos al edificio y no veo a nadie en conserjería. Llamo a Mauricio y me contesta al segundo pitido.

—Hola, acabo de subir. Es en el tercer piso, departamento 31.

—Oh está bien. Ya voy.

Le corto y le digo al conserje que vengo a ver el apartamento. Él nos deja pasar y subimos al ascensor. Kyle parece un poco molesto porque no me ha hablado en todo el camino, tal vez solo tiene resaca.

Al salir del ascensor, nos topamos con un hombre de no más de treinta años. Tiene puesta una camisa que le ciñe los músculos.

—Soy Jonas —digo estirando mi mano.

—Mauricio, un gusto —sonríe mirándonos a ambos. Kyle solo se dedica a asentir casi por obligación—. Entremos.

Abre la puerta y nos deja entrar de los primeros, hay un pequeño pasillo al principio para luego ampliarse a lo que vendría siendo la sala, al fondo hay un balcón lo suficientemente espacioso para poner un pequeño sillón. Me dirijo al baño y me gusta la decoración que tiene. Voy a la habitación principal y compruebo lo grande que es. Las fotos de internet no mentían. Miro un poco más y vuelvo a la sala donde está Kyle y Mauricio esperándome.

— ¿Te gusta? —me dirijo a Kyle.

—Yo no viviré aquí —dice sin interés, encogiéndose de hombros.

—Ya lo sé —bufo, decepcionado y un poco triste por el tono que ha ocupado—. Solo quería tu opinión.

Me alejo molesto y camino por la habitación, imaginando donde podría poner el living y el comedor.

— ¿Podrías dejar de mirarle el culo, quieres? —escucho a Kyle decirle a Mauricio sin una gota de amabilidad.

—No, yo... —balbucea, asustado. Cualquier persona temblaría de miedo si alguien como Kyle lo estuviera mirando como si fuera una presa.

—Cállate, antes de que te rompa la puta cara —farfulla y me acerco avergonzado.

—Basta —mascullo en su dirección. Me mira con los labios rectos y los ojos cansados.

—Lo siento, no quería...—habla el hombre de la camisa.

—Está bien, no importa —digo.

Aunque me molesta que Kyle le haya hablado así a la persona que me va a arrendar su apartamento, no puedo evitar sentirme un poquitín alagado por su arranque de celos.

—Me quedaré con el apartamento —hablo, —¿Cuándo podría ser la entrega?

—Podría ser el lunes si quieres —saca unos papeles de su carpeta y me los tiende —Acá está el contrato, puedes llevártelo y leerlo. El lunes los traes y los firmas para hacerlo oficial.

—Vale, muchas gracias. Te llamaré para confirmar la hora.

—Bueno, gracias a ti —me sonríe y me da la mano como forma de despedida.

Kyle no dice nada y solo camina hacia la salida y sube al ascensor. Lo miro a través del espejo y noto como aprieta los dientes.

— ¿Qué te pasa?

—Nada —responde.

—Kyle... —murmuro.

—Joder, nada. Solo me duele la cabeza.

BROOKLYN.Where stories live. Discover now