BROOKLYN.

Capítulo 10.

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JONAS.

Su piel contra la mía se siente muy bien y por varios segundos no quiero que termine nunca. Abrazo su cuello, tirando del cabello en su nuca.

Mierda Kyle ─gruño debido a uno de sus movimientos bruscos. Me penetra con fuerza haciéndome arquear la espalda—. Dios...

─Te sientes tan apretado..., joder ─gime, empuja por última vez para luego derrumbarse sobre mi cuerpo avisándome que se ha corrido. Besa mis labios y se tira justo al lado mío sacándose el condón.

Llevamos días jugando a follar y a comer papas fritas para luego seguir haciendo nuestro día como si nada hubiera pasado. No sé a qué mierda nos llevara esto, pero sí sé que no quiero que termine.

─Pareces un tomate ─me burlo al ver sus mejillas rojas

─Eso estuvo bien —se ríe mostrándome sus hoyuelos.

─Lo estuvo —asiento ganándome una sonrisa de su parte. Tomo mi celular chequeando la hora, son las cuatro y media de la tarde y ya debo irme antes de que Alisson sospeche aún más de mis extrañas salidas entre semana y mis nuevas "horas extras" en el trabajo.

— ¿Pizza? —pregunta, cogiendo el teléfono de su velador.

— ¿No papas fritas? —alzo las cejas sorprendido por su elección. Kyle me ha hecho adicto a las papas más de lo que era antes. Cada vez que vengo comemos papas.

—Papas para mí, pizza para ti —se ríe, guiñando un ojo.

—Vale —asiento.

Kyle toma el teléfono y llama para pedir las órdenes, lo miro atentamente por unos segundos hasta que me pilla, ganándome una sonrisa burlona de su parte. Es extraño como me siento cómodo estando completamente desnudo a su lado mientras él habla por teléfono. Me acerco y beso su cuello obteniendo un pellizco en el abdomen y una mirada de advertencia, pero con una sonrisa en su cara.

Le saco la lengua y me acuesto sobre mi pecho. Kyle me acaricia la espalda mientras dice que pagará con efectivo, sus dedos sobre mi piel logran darme escalofríos y cierro mis ojos disfrutando de la sensación.

─ ¿Irás a la fiesta de hoy? —pregunto cuando termina la llamada.

─Claro que sí —responde, para luego ponerse los calzoncillos y prender un cigarrillo. ─Tengo que correr.

— ¿En serio? —frunzo el ceño. Según yo, hoy corrían otros chicos y no él.

—Sí, solo Jack y yo. Él muy estúpido sigue perdiendo el puto dinero.

— ¿Jack? —pregunto. Me suena familiar pero no lo recuerdo del todo bien.

—Es un hijo de puta que me odia, siempre intenta ganarme, pero nunca lo logra —se encoge de hombros frunciendo los labios.

—Espero que ganes ─le ánimo, mientras me acomodo el cabello hacia un lado.

—Yo siempre gano —me guiña el ojo para luego botar el humo en su boca.

—No siempre —niego con una sonrisa. Me pongo de lado para tomar su mano que sostiene el cigarro y llevármelo a la boca para inhalar un poco. No soy un fumador, pero de vez en cuando me fumo uno.

—Tuviste suerte, es todo —dice y vuelve a fumar. Suelto una risa burlona por su afán de seguir diciendo esa estupidez. ¿Cuál es el problema con admitir que le gané?