Capítulo 29.

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La puerta de la casa de Astrid sonó. Tuvo suerte de estar en el living viendo la televisión porque si hubiese estado en su cuarto no hubiese sentido la puerta debido al ruido de la lluvia. Se apresura a abrir y cuando lo hace puede ver a Jack, no muy mojado gracias a que él conducía su camioneta.

- Jack...

El joven entro a la casa y sintió un calorcito bastante agradable. La calefacción estaba encendida y la atmosfera era muy agradable.

- ¿Qué sucede? ¿Por qué viniste? —dijo acercándose a él.

- Sabes porque vine.

- Y sabes que no lo haré.

- ¡Hipo, despertó! ¿Qué eso no te motiva en nada? Tú siempre eras la primera en verlo bien, en que se recuperara y ahora que lo hace tú ni siquiera tienes la decencia de ir a verlo.

- Ya te dije que no puedo, le prometí...

- Le prometiste —dijo interrumpiéndola—. Le prometiste una reverenda tontería.

- ¡Claro que no! El que se hubiera puesto bien denota que él me escucho y que cumplió su parte del trato. Yo solo tengo que cumplir la mía también.

- Tú le prometiste no molestarle más cuando despertara. El problema contigo es que él aún seguía en el hospital y tú ni siquiera te aparecías.

- Solo quería que le quedara claro que en verdad estaba dispuesta a cumplir mi promesa Además... después de todo lo que le dije no podía seguir yendo. Era demasiado para mí.

- Pues en el día de hoy te verás obligada a romper con esa promesa.

- Creí que ya habíamos hablado de este tema.

- Sí, lo sé. Yo era el que lo pedía... pero esta vez no soy yo el que te lo pide... sino que lo hace Hipo.

La joven frunció el ceño. ¿A qué se refería? ¿Cómo que Hipo?

- ¿De qué hablas?

- Él quiere verte. Y no es una broma, es verdad. Él mismo me lo dijo.

- Estas mintiendo.

- ¿Por qué lo haría? Él quiere verte y punto. Tienes que ir.

- No... no, no lo haré —se cruzó de brazos y adopto una pose firme.

- ¿Qué? ¡Él mismo te lo está pidiendo, ¡¿y tú te niegas?!

- En primera, no confió en ti. Y en segunda, si es verdad... lo más probable es que sea para insultarme porque no logré quitar la orden de arresto contra Elsa.

- ¡Estás loca! ¡Estás siendo egoísta, necia, terca y estúpida! —grito Jack enojado. Astrid se sorprendió, él nunca le había hablado de esa manera. Tenia que estar muy enojado para hacerlo.

- Jack... —dio un paso atrás. La asusto un poco.

- Perdón —Jack paso una mano sobre su cabello, estaba desesperado. ¿Cómo podía Astrid ser así?—. Créeme que Hipo no te insultará ni nada por el estilo, ¡solo ve y habla con él!

- ¡No quiero hacerlo! ¿Qué parte no entiendes? ¡NO QUIERO!

- ¿Sabes que es lo que entiendo?

- ¿Qué?

- Que te importa una mierda lo que pase con Hipo.

Los ojos de la joven se abrieron exageradamente. ¿Cómo se atrevía a decir eso? A ella le importaba y mucho lo que sucediera con Hiccup. Había pasado por una crisis de depresión por su culpa y Jack se atrevía a decirle, ¿Qué no le importaba Hiccup? ¡Él era el mal amigo! Él no entendía la importancia de la promesa que había hecho.
Nadie podía sacarle de la cabeza que Hiccup aún seguía bajo la manipulación de Elsa y que por ello él la odiaba con toda su alma. El problema es que Jack tenía que haberle aclarado que Hiccup había sido el mismo de antes, pero con aquella conversación le quedó claro que ella no le hubiese creído porque estaba muy convencida de que Hiccup nunca podría llegar a ser el mismo.

Manipulado » Hiccstrid [Adap]Where stories live. Discover now