Manipulado » Hiccstrid [Adap]

Capítulo 55

Tres meses pasaron desde que Jack e Hiccup entraron a la universidad.

Astrid, poco sabía de cómo les iba ya que no tenían mucho tiempo para escribir y de lo poco que se enteraba era a través de internet. 

El ver las fotos que Jack subía con sus nuevos amigos y amigas era algo simplemente maravilloso. Definitivamente le sacaba una sonrisa a Astrid. Le gustaba verlo feliz.

En cuanto a Hiccup, poco le importaba. O más o menos eso era lo que ella decía.
La psicóloga le había recomendado que no negara las cosas. Eso ya lo había hecho y todo había terminado completamente mal. Así que al final tuvo que admitir que sí le importaba lo que hacía Hiccup pero poco sabía ya que él no subía muchas fotos.

De vez en cuando se enteraba que llamaba a sus padres, gracias a que el primo de él y un amigo cercano a la familia se lo contaban. Ellos eran muy buenos con ella y el tiempo que pasan en casa con sus padres, lo empleaban en ir a pasear con Astrid para que ésta no pasara tanto tiempo sola.

Ellos ya sabían por lo que ella estaba pasando y sentía que tenían que hacer algo para ayudarla.

Los tíos de ella también intentaban hacer todo lo posible para ayudarla. Los días en los que no trabajan o tenían tiempo libre o lo que fuese, lo empleaban en tratar de salir y disfrutar un poco del aire fresco.

Es más, hubo una ocasión en la que Valka y Estoico la invitaron a ella y a su familia a pasar un fin de semana a su casa en los viñedos de Rumanía. Fue una experiencia completamente alucinante. Hacía mucho tiempo que ella no visitaba esa casa y estaba ansiosa por ir. También porque le gustaban los largos paseos que daba a lo largo de los viñedos. 

En circunstancias anteriores, ella realizaría ese paseo en compañía de Hiccup como siempre lo habían hecho…, pero como él no se encontraba tuvo que hacerlo sola.

Podría haber ido acompañada pero prefirió no ir con nadie para tener un tiempo para pensar. Le hubiese gustado mucho que Jack estuviese en aquellos momentos porque sería agradable conversar con él. Después de todo él la entendía y todo resultaría mucho más fácil. 

Se preguntaba cuanto tiempo demoraría en llegar las vacaciones de invierno. Ya no aguantaba más, quería ver a su amigo ya. Pero para ello faltaban aún dos meses, y eso en su mundo era una eternidad.

Puede que hasta el momento todo lo que haya pasado en su vida ha sido alegría y diversión… pero detrás de todo eso aún persistía el dolor y sufrimiento.

Hacía cuatro meses que ella asistía al psicólogo para tratar un poco lo que sentía. Daba gracias a Dios que la psicóloga de Hiccup es una buena persona y dejó que ella asistiera todos los días —menos los fines de semana—, una hora por día a su ‘consultorio’ para tratarla.

Obviamente, la psicóloga lo hacía porque después de todas las cosas que Hiccup le había contado sobre ella sentía que ya la conocía y que en cierta forma debía ayudarla. Sabía todas las cosas por las que el chico la había hecho pasar y ella ahora estaba asistiendo por esas cosas. No podía decirle que no.

En cierta forma, lo que a Astrid le sucedió fue que todos los sentimientos que ella había reprimido, salieron a la superficie con tanta fuerza que le fue imposible controlarlos y sufrió una especie de depresión.

La mayoría del dolor que ella sentía era a causa de Hiccup. Todas las cosas que él le había hecho estaban siendo tratadas por la psicóloga. Era como si todo lo que ella había sufrido no había sido la realidad, era tan sólo la punta del iceberg. Lo peor estaba debajo y por alguna razón ella no lo había dejado salir. No entendía cómo había podido suceder eso pero ya no le importaba, solo quería sentirse bien consigo misma y poder disfrutar de la vida sin tener que pensar en el pasado.
Para esta altura ya se encontraba bastante bien. Había solucionado la mayoría de sus problemas pero aún le quedaba uno en especial. Y ese especial era lo que había sucedido el día del juicio. Podía haber superado el resto de las otras cosas porque se dió cuenta de la verdad y volvió a razonar que el Hiccup que le decía esas cosas era el Hiccup manipulado…, pero la persona que le dijo que ya no quería saber más nada de ella había sido el verdadero Hiccup y eso era lo que más le dolía.