Atrapada con él

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Es la broma más cruel del destino, el profesor Miranda formó los equipos de trabajo como se le pegó la gana

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Es la broma más cruel del destino, el profesor Miranda formó los equipos de trabajo como se le pegó la gana. Y en lugar de ponerme con mi amiga del alma Clara, lo hizo con ese monstruoso de Alex.

Se llama Alejandro en realidad, pero quiere hacerse el interesante porque odia su nombre.


Clara, la muy boba faltó a clases, y a pesar de mis súplicas al profesor y por más que le explico que nosotras dos siempre hacemos equipo en todas las clases, sigue diciendo que no. Y yo sigo convencida de que lo ha hecho a propósito porque me odia.


Escucho las risitas en todo el salón. Todo el mundo sabe que Alex es un malviviente, hace payasadas y cuando no, es un bravucón.


No sólo es el hecho de que llegue golpeado a la escuela, o que se ofenda cuando le dicen miedoso (igualito que Marty McFly cuando lo llaman gallina),sino que además escupe en el suelo y sus eructos resuenan por toda la plaza cívica.En pocas palabras no es un príncipe azul.


De acuerdo, sé que no existen, pero una chica puede soñar ¿no lo hacemos todas?


Recuerdo que al pasar al segundo año, como sobreviviente del más horroroso primer año de secundaria jamás vivido por nadie, estaba segura de que tarde o temprano me tocaría hacer equipo con Daniel, probablemente el chico más guapo del mundo.


Sería mi oportunidad perfecta para hablar con él y que viera en mi interior y descubriera que yo era su alma gemela.


Parece extremo pero era la única manera. No iba a llegar a hablarle de la nada cuando nunca habíamos cruzado palabra ¿verdad? Seguro que se burlaban de mi y quizá el me miraría como si me hubiera equivocado de persona o algo así. Era un riesgo que no podía correr. Y aún ahora, el encuentro de nuestras almas está cada vez más lejano.


¡Claro que el profesor Miranda no podía ponerme con Daniel, tenía que ser el adefesio mal hecho de Alex!


Es la clase de cosas a las que estoy acostumbrada.


Por ejemplo si voy por un pasillo, junto con digamos otras diez chicas alrededor y un grupo de chicos juega con un balón, yo soy la que ruega que por todos los cielos no me vaya a golpear. Y siempre soy justamente la unica a la que golpea, en el trasero o la cabeza, donde sea más humillante.


Si al maestro se le ocurre preguntar qué vimos la clase anterior, el primer nombre que escoge de la lista es el mío, y por su puesto aunque yo haya estado presente, me quedo completamente en blanco.


También soy la última a la que escogen en los equipos de baloncesto, pero supongo que eso no es por mala suerte, sino porque soy pésima en deportes. Qué se le va a hacer.


A estas alturas ya quedó claro que no soy la dicha y la felicidad andando. No como Vanesa la reina de la fortuna.


Tiene que serlo, porque si no no se explica que su cabello siempre huele a lavanda aún después de un día caluroso y por su puesto ni un sólo pelo está fuera de lugar. Su cara sigue perfectamente lisa y maquillada de forma sutil para el final de las clases, mientras que yo termino sudada como cerdo y luchando por acomodar mi peinado. Además tengo esta cara de susto perpetuo.


Pero no sólo es su apariencia, válgame tampoco soy tan superficial. Me refiero a que su vida parece una comedia musical. Saca buenas calificaciones sin esforzarse, le cae bien a todos y hasta los maestros la adoran. Cuando cumple años su papito querido le envía flores y globos al salón, y todos la alaban por ello.

―"Ay, Vanesa qué lindo arreglo."

―"Eres la reina de tu casa."

Si eso me pasara a mí seguro que los demás me tacharían de mimada.

Claro que no tengo qué preocuparme. Mi papá sólo se da cuenta de que existo cuando saco malas calificaciones o cuando derramo algo en la mesa.

―Cuando quieras Anabel...―dice el profe, esperando que yo vaya junto a Alex o Alex junto a mí para seguir formando los equipos.



No me puedo mover.Comprendo que las esperanzas de que sea un error se han esfumado. Escucho el chirrido de la banca de Alex al fondo del salón y conforme se dirige hacia mi lugar vuelven a oírse las risitas tontas.


Quisiera poder echarme a llorar porque esto no es justo. Ahora nunca podré hablar con Daniel ni se fijará en mí. Ya no verá quien soy yo realmente.


*****

¡Holaa! Bienvenidos a Si Pudiera Odiarte, #SiPO para los amigos. Espero de verdad que disfrutes de esta aventura romántico-escolar. 

Volví a subir esta novela y le agregué algunos dibujitos hechos por mí.

Editado 25/May/2019 : Escribí esta novela en 2013/ 2014 mi intención es reescribirla, pero mientras les dejo la versión original.


Recuerden dejar su voto y comentario sobre lo que les gustó.

¡Gracias por su apoyo a mis escritos!






Si pudiera odiarteWhere stories live. Discover now