Plan maestro

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Sería mucho más sencillo si pudiera calificarme en cualquier grupo. Mi tío Ben dice que en sus tiempos los nerds eran bichos raros; según él, ahora son socialmente aceptados y hasta considerados cool.

Pero sucede que no lo soy. Tampoco soy la peor alumna, lo cuál no es un halago.

Quizá soy un poco friki, aunque no una experta. No enloquezco por todos los programas y mucho menos los sé de memoria. Salvo unas cuantas series y libros.

En resumidas cuentas, no destaco por nada particular.

Ya en casa y encerrada en mi habitación, Clara no contesta mis llamadas. Saturo su bandeja de mensajes de voz, pero considero que uno más no le hará daño.

Doy vueltas entre las cuatro paredes mirando los pósters de El Caliz y la Espada. Mi novela fantástica favorita.

Finalmente me derrumbo en mi cama e intento pensar claramente. Marco una vez más con la vista fija en el techo escuchando el tono de marcado. Ya sin esperanzas.

―¿Quieres calmarte mujer?―dice una voz del otro lado de la línea. Me toma una fracción de segundo percatarme de que es ella―.Tengo el presentimiento de que no se pueden atender llamadas telefónicas mientras te hacen radiografías.

―Perdona Clara, me hubiera esperado si no fuera una auténtica emergencia.

―Mi tobillo está bien muchas gracias.

El fin de semana pasado Clara estrenaba sus nuevos pasos de baile para impresionar a todos en la fiesta del muelle. Sin embargo calculó mál y terminó con un tobillo roto y un esguince.En lo que respecta a llamar la atención fue misión cumplida, ya que sus gritos llamaron la atención de los alrededores. Para cuando los paramédicos llegaron, apenas podían abrirse paso entre los curiosos. Me parece que la audiencia estaba un tanto decepcionada de un simple tobillo fracturado.

―Cielos santo, olvidé preguntarte ¿no es cierto? Soy la peor amiga del mundo.

―Ya estoy acostumbrada, pero suéltalo ya. Dime a qué viene tanto drama.

Le conté todo, a lo que ella escuchó en completo silencio.

―Es un ser asqueroso, Clara. No quiero trabajar con él―dije mordiéndome las uñas―.Creo que estaré atrapada hasta el fin de semestre con ese si no se me ocurre algo bueno.

Escucho cómo Clara sube al auto de su madre. Aún se encuentran en el estacionamiento del hospital.Forcejea con el cinturón de seguridad y lucha por dónde poner su pie enyesado.

―¿En serio te parece tan horrible? No es tan mal parecido si lo miras bien.

―Ese no es el punto. Es un patán. Se supone que tienes que estar de mi lado.

―Bien, el asunto es que no puedes escaparte de trabajar con él. El profesor Miranda te hará la vida imposible si repruebas el semestre.

―Reprobar no es una opción, si bajo la calificación me cuelgan.

―Entonces sólo te queda presionar para que los separen, si lo piensas es probable que Alex tampoco esté contento con tenerte como compañera de equipo.

―Vaya que no.

― Tiene una mala reputación que cuidar.

Tenía pleno sentido. Él era un tipo duro, yo un común denominador. En todo caso la balanza estaba equilibrada.

―Entonces estará de acuerdo con el plan―le dije.

―¿Cuál plan? ¿No me hablabas para pedir ayuda?

Si pudiera odiarteDove le storie prendono vita. Scoprilo ora