¿Tú otra vez?

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Sin celular e internet las horas son largas y la tarde eterna.

Mamá me advirtió que debía portarme bien, así quizá los maestros no fueran contra mí también.

Dentro de tres días Alex, yo y nuestros padres debemos ir de nuevo con el director a escuchar el veredicto de la comisión revisora, algo que sellará nuestro destino escolar.

Sin embargo, me temo que Alex no se dejará ver por ahí. Es como si se hubiera esfumado de la faz de la tierra.

Marco a su celular y cuando me da tono no contesta, otras veces la operadora dice que se encuentra apagado o fuera del área de servicio. Ha borrado su perfil de Facebook, según averigüé con Clara, y sus amigos dicen no tener idea de dónde está.

Me imagino que lo está pasando bastante mal, y la muerte de su amigo debe estrle pegando fuerte.

Ahora entiendo que ser un fichado es lo peor que podría pasarte. Hay un alboroto y todos apuntan al culpable más evidente.

Me muerdo las uñas, deseando que el pequeño plan que Clara y yo fraguamos se pueda hacer. Todo depende de su poder de convencimiento.

―Alístate―irrumpe mamá.

―¿Por qué?―pregunto disimulando la emoción. ¡Clara lo logró!

―Tu amiga quiere que la acompañes a medirse vestidos para la graduación, veamos si viéndola te entran ganas de graduarte.

―¿Me van a comprar un vestido?―digo corriendo a la ducha.

Mamá suelta una carcajada.

―Como si pudiéramos pagarlo. Agradece si te pasan de año.

A la velocidad del rayo me alisto. Vamos a ir de compras es un hecho, pero luego nos escaparemos para buscar a Alex en su casa.

Por desgracia, antes de que pudiera disfrutar el pequeño triunfo mamá toma su bolso y las llaves del coche.

―Yo las llevo, así te vigilo de cerca.

Dejo caer los hombros, escabullirme de mamá será imposible.

Ya en la tienda departamental, al menos se toma el detalle de dejarnos a Clara y a mí a solas escogiendo su vestido, mientras que ella echa un ojo a la sección de ropa interior de algodón.

La veo de soslayo atenta a cada movimiento, sobre todo, cuando desaparece entre los mostradores, pero mis ilusiones se desvanecen cuando su cabeza vuelve a emerger.

―Olvídalo, por más rápido que corrar, nunca llegarías a la casa de Alex―dice tomando un bonito y sencillo vestido color lavanda.

―No ¿verdad?

―Habrá que pensar en otra cosa, se hace tarde para que vaya a buscarlo yo sola...―dice encaminándose al probador.

―Y aunque lo hicieras―digo cargando un par de vestidos que nos gustaron―.Quién sabe si Alex te escuchará.

―Oh, él sólo escuchará a su amorcito―y desde el probador truena los labios produciendo un ruido semejante a un beso.

―Si fuera verdad eso.

Entonces, la causante de una parte de mis problemas aparece ante mí, llevando un vestido todavía con el gancho sobre su hombro.

―Alicia, mira nada más a donde nos venimos a encontrar―dice Carmina.

―¡¿Tú?!―brama Clara saliendo del probador con el cierre abierto y sujetándose la pechera para no revelar su sostén―.Largo de aquí, arruinadora.

Si pudiera odiarteWhere stories live. Discover now