Ca... ca... cambios

2.4K 176 15
                                    

Alex suelta una carcajada echándose para atrás. El cielo azul brilla intenso sobre nuestras cabezas y el viento me despeina.

―Ja-Ja qué gracioso―protesto quitándome el cabello de la cara.

Estamos sentados en la azotea de uno de los almacenes de la escuela y la maqueta de volcán está casi terminada entre nosotros.

―De verdad...―dice agarrándose el estómago y moviendo una mano pidiendo por tiempo antes de continuar―.Deberías escuchar a la sicóloga y aceptar esa evaluación de salud mental.

―No se me ocurrió que más decir ¿sí?―respondo añadiendo un trozo de plastilina al cuerpo del volcán y aplanándola demasiado.

―Pero ¿tenías que describir el paquete completo?―dijo soltado una última risilla de satisfacción.

Creo que no tengo más remedio que explicarlo.La orientadora escolar me dirigió diréctamente hacia la sicóloga, que me hizo toda clase de preguntas. Aparentemente mi nivel de ansiedad y estrés le pareció tan elevado que me sugirió visitarla una vez por semana.

Perfecto, es la vela en el pastel de una semana horrenda. Lo peor estaba por venir. Como de verdad, de verdad quería saber la razón por la que le eché encima mi café al Profesor Miranda tuve qué inventar algo. Y lo primero que se me ocurrió decir es que había un pervertido exhibicionista rondando la escuela desde hace días. Una cosa llevó a la otra y dije que le había visto la entrapierna, la cuál describí con pelos y señales, literalmente.

Ahora, sé que exageré en el tamaño de ciertas partes, ya que la sicóloga, asqueada y avergonzada, consideró que el hombre quizá tenía alguna clase de gigantismo. Si, fue estúpido y en mi defensa puedo decir que estaba desesperada.

―¡Precioso!―prosigue Alex aplaudiendo―.Si pudiera te felcitaría con un apretón de manos.

―Ya no sigas―digo levantándome, me sacudo el polvo del trasero y luego me recargo en la media pared que bordea la azotea.

―Al menos pondrán un guardia de seguridad en la entrada―dice Alex pintando una palmera―. Podemos dejar de preocuparnos de que Chino venga a buscarnos.

―Es un alivio si...―digo mirando hacia abajo, el terreno que bordea el almacén está lleno de árboles y los salones quedan a varios metros, es hipnótico ver a los demás alumnos moverse como hormigas―. El problema es que el Profesor Miranda está furioso, cree que lo hice a propósito. Te lo digo, me odia.

―A todo el mundo.

―¿Por qué a nadie más parece importarle? No quiero ser la alumna favorita, pero no me gusta que me odie. Se siente feo.

―A nadie le gusta que lo odien―dice Alex, que ahora pinta la siguiente palmera con todo detalle.

―¿No?

―Pues no. Sólo que algunos deciden superarlo y otros se obsesionan y se quejan constantemente.

―Tal vez si fuera rica, bonita y popular no me importaría.

―¿Cuántas chicas así hay en esta escuela? ¡En el mundo! Y además tú no quieres ser popular, eres una anti social de primera.

―Okay, tienes razón con eso, en cuanto a lo demás...

―Sólo supéralo. La gente no está obligada a que le agrades, y si te tratan como basura es porque son unos cretinos ¿de verdad querrías caerle bien a un montón de cretinos?

―Claro que no.

Alex se acerca y se sube al borde de la media barda.

―Nadie tiene derecho a tratar de pisotearte, a ninguno de nosotros. Está bien que te opongas, pero dale menos importancia de la que merece.

―Si pierdes el equilibrio no te podré agarrar―le advierto.

―Y si sigo dándote consejos me convertiré en tu terapeuta―dice caminando por el delgado filo de la barda haciendo malabares.

―Ojalá pudiera ser una amante del peligro como tú y tus amigos―comento sientiendo una gran admiración por él en ese momento, no por su acto equilibrista sino por su actitud en general.

―Escúchame este es el peor consejo, así que no lo sigas ¿de acuerdo? ¿de-a-cuer-do?

―¡Bien!―respondo entornando los ojos―.Lo prometo, no lo seguiré.

―Si vas a hacer algo estúpido es mejor que lo disfrutes.

―En definitiva, no lo haré.

―Mejor, porque creo que el conserje ya nos vió así que vámonos.

Recogemos la maqueta y echamos los materiales sobrantes en una bolsa y bajamos corriendo por la escalera de emergencia antes de que nos atrapen.

El timbre que marca el final del receso suena y corremos a clase. Los pasillos están llenos y no podemos dejar de reír y jadear.

¿Hace cuanto que no me río de verdad?

Sólo me perdí la primera mitad de las clases, así que anticipo que las horas siguientes no me quedará más que soportar algunas burlas y preguntas maliciosas. Nada nuevo.

Alex abre la puerta para que pueda pasar con el volcán y encontramos a todos los del salón hablando entusiasmados alrededor de Valeria. Ella no está nada contenta y veo porqué, hay chicos de otros salones pidéndole la foto que tomó de mí.

―¡Podrían pasársela entre ustedes!―reniega, separa los dedos como si acabara de aplicarse esmalte de uñas.

―Mejor―dice un chico, se ponen de acuerdo y en un santiamén,ellos y un grupo de chicas se paran en la puerta con sus celulares en mano.

―Y yo pensé que no pasaría a mayores―murmuro.

―¡Es ella!―grita una chica―.Es la que bañó al profesor Miranda.

Justo cuando voy a defenderme, suena un aplauso atronador y esta vez los silbidos y los gritos no son para burlarse de mí.

Vanesa aplaude tan rápido que no se le ven las manos y a su lado Daniel me asiente con una sonrisa.

―Oh, no deberían―digo con voz apenas audible.

―Este es tu momento―dice Alex poniendo los brazos para que le de a él el volcán.

Nerviosa, me aliso la ropa y luego él me da un empujón con la maqueta.

―Ahora sí sigue mi consejo.

Y creo que lo hago.

Hice algo estúpido, si, y esta celebración es más estúpida aún, pero creo que de algún modo me gusta creer que les he dado algo de esperanza. La bañada a profesor Miranda es equivalente al derribamiento de cualquier estatua o monumento eregido a un dictador.

Rojas aparece de la nada y me levanta en sus hombros gigantescos

―¡Bañadora de café! ¡Bañadora de café!―grita la multitud y casi puedo escuchar música triunfal.

Valeria hace un puchero y Alex levanta un puño en señal de victoria.

 Quizá todo mejore de ahora en adelante ¿o no?

****continuará...

¡Hola! Espero que estén disfrutando de esta historia que estoy subiendo de nuevo por aquí.

Si les gustó no olviden votarla y dejarme un comentario... chao!!

Mañana subiré una pequeña sorpresa por ser fin de semana casual!

Si pudiera odiarteWhere stories live. Discover now