Friday Night Live

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Durante toda la semana Alex y yo somos uña y mugre, lo que no deja de causar curiosidad a los compañeros y maestros. Nuestras participaciones en clase empiezan a ser de las mejores, lo mismo que las tareas y los trabajos, incluso en las otras materias donde no somos equipo.

Vanesa y Daniel están gratamente sorprendidos, mientras que Valeria hace berrinches cuando cree que no la vemos. Sólo basta que voltee a mi lugar para que se muerda la lengua y guarde sus comentarios venenosos. Parece que se tomó muy en serio mi amenaza del otro día.

De hecho ha empezado a circular el rumor de que yo también soy una malosa, ¿me pregunto quién habrá podido a esparcir tales comentarios? Lo más gracioso es que nadie entiende realmente nada lo que ocurre conmigo. El otro día en los pasillos escuché a un par de chicas de primero que también son amigas de Valeria decir algo muy gracioso.

―... es una pandillera, fue la que empezó la pelea afuera de la escuela.

―¡Lo sabía!―decía la otra tapándose la boca―.Pero... ¿no es ella y el otro chico los que siempre están haciendo las tareas en el patio?

Las dos se encogen de hombros y proceden a quebrarse la cabeza con tal de no descartar la teoría de que ahora soy una chica problema.

Quizá mi comportamiento poco inofensivo y la ocasional compañía de los amigos de Alex también reafirmen esos rumores, lo cuál no hace sino confirmar mi opinión sobre algino de mis compañeros, respecto a la facilidad con que la que se dejan impresionar.

―Tonterías, Anabel es una buena chica―escuché decir a Daniel cuando dejaba el laboratorio de Biología en otra ocasión―.Deberían dejar de decir mentiras sobre ella.

Por supuesto que casi me siento tentada a recargarme en la pared apretando los cuadernos contra mi corazón y a suspirar soñadoramente. ¡No es cualquier persona defendiendo mi honor! ¡Es el dulce Daniel!

Lo curioso es que no estoy tan emocionada como sé que debería. Me da gusto sí. Y quizá hasta me haya sonrojado un poco, pero es todo. Antes habría dado cabriolas y chocado mis talones en el aire con escuchar sus palabras. No digo que no me encantaría tener una oportunidad con él, tan guapo y lindo como es, pero el hecho de que sea amable, no quiere decir que yo le guste.

¿No es todo maravilloso? Ahora puedo divagar y preocuparme por cosas normales como cualquier chica. Debería agradecer a Chino y a Carmina por complicarlo todo y hacerme valorar las cómodas simplezas de la vida escolar.

En casa canta otro gallo. Mamá entra constantemente a mi habitación mientras hago la tarea y chateo con Alex y Clara al mismo tiempo. La matriarca llega con el pretexto de llevarse mi ropa sucia pero echa miraditas hacia el monitor tanto como puede. Yo tengo que aguantarme el coraje porque si lo demuestro, creerá que le estoy ocultando algo.

¡Estoy harta de las violaciones a mi intimidad! Incluso papá parece haberse enterado apenas de que existo. Pasa de vez en cuando por el pasillo y va silvando o tarareando canciones que indirectamente aluden al amor joven.

Quisiera hacerles una intervención a esos dos y explicarles que: a) Alex no es un drogadicto y tampoco un pandillero (actualmente) y b) que tampoco estoy enamorada de él.

¿Es que un chico y una chica no pueden ser amigos sin que todo mundo asuma que se gustan?

Pues bien, otro viernes en la noche ha llegado y estamos donde siempre en las tardes. Yo metida en la computadora con un cerro de tareas sobre el escritorio, con Clara y Alex en línea.

Clarangel:¿Ya le madaste su besito de buenas noches?

Anabee: No, pero te puedo mandar un golpeador a tí.

Si pudiera odiarteWhere stories live. Discover now