De dos a tres caídas

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Espero entre el grupo de participantes novatos para que llegue nuestro turno de competir. Muerdo la uña de mi pulgar y golpeo el suelo con mi pie repetidamente.

Sigo pensando en el despido de papá y lo que será de mi familia ahora que seamos todavía más pobres.

Antes de salir de casa, escuché que de la habitación de mis papás provenían murmullos y luego estallidos de pleito.

Pronostico una noche poco agradable para ellos.

Carmina me da un codazo.

―Me estas volviendo loca, ya no te muevas.

―Así es como libero el estrés, perdóname por no estar silbando de felicidad ahora que voy a terminar viviendo en la calle.

Me pone el brazo alrededor de los hombros.

―No te preocupes, si eso pasa, conozco un callejón con las mejores cajas de refrigerador, no vas a encontrar residencias tan elegantes como esas.

La empujo aún lado y ella se ríe de lo lindo.

―¡Novatos, prepárense para la reja!―dice el comentarista―Acérquense, acérquense.

Los demás chicos se adelantan corriendo y yo me voy quedando atrás, avanzo arrastrando los pies.

―Rápido, si quieres ganar ese dinero, tienes que ponerte más lista―me apura Carmina.

Tiene razón, ya que cuando llego, debo ponerme de puntas para ver por encima de los demás.

El comentarista sobresale de un cuadrilátero enrejado hasta el techo.

―No me digas, la reja ¿verdad?―le digo a Carmina.

―Esa misma.

―Bueno niños, aquí la tienen. El juego es bastante simple, el que alcance el costal con el signo de pesos gana. Peeero, hay dos noticias, una buena y una mala ¿cuál quieren primero?

―¡La buena!―gritan a la vez, y una chica a mi lado salta tan entusiasmada que casi me hace caer.

―¡Dentro del costal encontrarán mil pesotes!

Se suelta un murmullo alegre por todo el almacén, mientras que el "caching" de la máquina registradora suena en mi interior, y ahora estiro el cuello para escuchar más instrucciones.

―No está mal―dice Carmina cruzándose de brazos con una sonrisa ganadora.

―La mala noticia...―intenta decir el comentarista, pero un abucheo general lo impide―la mala noticia, muchachos, no sean así..., la mala noticia es que no hay reglas.

Todos hablan entre sí confundidos.

―Oigan, no es tan mala noticia... el dueto que entre tiene que llegar al costal antes que los retadores.

―¿Qué retadores?―le pregunto a Carmina.

―¡Los van a conocer cuando les toque su turno!―dice el muchacho.

Siento la adrenalina correr por mi cuerpo y cuando ya no me queda uña en el dedo sé que es lo que voy a hacer.

―Quiero que vayamos primero―digo volteando hacia Carmina.

―No... tú no te imaginas, cuando veas lo que pasa allá arriba te vas a echar para atrás.

―Ya tomé esa decisión, esos mil pesos se van conmigo a la casa, bueno, quinientos, tenemos que repartirlos.

―La reja siempre es lo más difícil, pensé que la dejarían para el final.

―Pero no es así, rápido, si quieres ganar tienes que ponerte lista―digo imitándola y metiéndome entre la gente.

Si pudiera odiarteWhere stories live. Discover now