Como siempre

1.4K 145 8
                                    

―¡Y con ustedes, los ganadores del Concurso Nacional de maquetas, la gran sorpresa de este año: Anabel y Alex! Pasen al frente por favor, querido público ¡Les pido un fuerte aplauso!

Todos se ponen de pie mientras los dos vamos a recoger nuestros reconocimientos.

Al final, la discusión no ha sido mas que un malentendido y no sólo Alex y yo nos arreglamos, sino que las escuelas de todo el estado son testigos de nuestro triunfo.

¿No es maravillosa la vida?

En un momento todo parece irse al diablo y al siguiente las bendiciones caen a cántaros.

Una profesora me entrega una placa con mi nombre y el nombre de la escuela.

―Muchas felicidades―me dice muy sonriente.

―Gracias, fue difícil pero lo logramos―digo y al voltear hacia Alex lo descubro mirándome con orgullo.

―Y dígame señorita ¿cree que en la convención nos gustan las bromas?

―¿Eh?

―Porque sucede que no. ¡Esto no es una función de payasos! ¡Y eso fue exacto en lo que la convirtieron! ¡Y por eso deben morir!

-¡Nooo!

Parpadeo y me descubro soñando despierta en una oficina del hotel designada para la organizadora del evento. En la silla contigua está el profesor Miranda sudando y enseguida de él Alex, que todo despatarrado, escucha la reprimenda con cara de fastidio.

Me reacomodo en mi sitio tratando de adivinar si la pena de muerte fue un sueño o no.

―Estoy sorprendida con usted profesor Miranda―dice la organizadora―.Estos son los estudiantes más problemáticos y mediocres de su clase, no entiendo cómo pudo confiar en ellos.

―¡No somos mediocres!―protesto―.En las últimas unidades nuestras calificaciones han subido, pregúntele a cualquier maestro.

Pero el profesor Miranda no parece dispuesto a apoyar mi defensa, en lugar de eso me desaprueba con la mirada.

―Y supongo que la influencia del alcalde tampoco tiene que ver.

―Me temo que no―contesta el profesor.

―La gente habla, y los expedientes más. Es imposible que quieran hacerme creer que estos estudiantes estan a la altura de nuestro evento.

El profesor nos mira a los dos, y puedo jurar que va a decir que está de acuerdo con ella, que confesará. El alcalde nos salvó una vez, pero no lo hará de nuevo. Eso se ve.

―La comisión revisora investigará, claro que investigará, y tan pronto como tengamos los resultados, le notificaremos la sanción a su escuela.

―¡Pero eso no es justo!―vuelvo a intervenir―.Nosotros no hicimos nada, esta vez―digo para mí―¿Por qué van a tratarnos como culpables si...

―Casi se quema el centro de convenciones, fue un milagro que los bomberos llegaran tan rápido.

―¡Hicimos todo bien!

La organizadora me mira.

―No me cabe duda de que ustedes dos no son los más brillantes de la escuela, y su actitud sólo confirma mis sospechas señorita. Su repentino interés en los estudios me parece dudoso, lo mismo que sus calificaciones. Pero no me extrañaría que el mal ejemplo que recibe de sus profesores y directivos corruptos tuviera algo que ver.

―¡Nosotros no...!―volteo hacia Alex―¿No vas a decir nada?

Alex se encoge de hombros.

―Ya decidió que somos culpables, nada la va a hacer cambiar de opinión―dice levantándose.

―No le he dicho que puede retirarse.

―Que se queden los tontos a escuchar, yo me largo―dice, azotando la puerta.

La mujer molesta, pero satisfecha de tener más puntos contra nosotros suspira.

―El típico problemático, todos son iguales...

―Si al menos dejaran de llamarlo así, quizá el sería diferente. Alex no es lo que todos creen, no le quiten la oportunidad de demostrar lo que puede hacer. Se lo ruego―y les reitero― Somos inocentes.

El profesor Miranda se dirige a mí.

―Retírese también. Ya le diré qué medidas voy a tomar con ustedes dos.

Quiero hacer un último intento por interceder por nuestra inocencia, pero esperan que me vaya y el profesor Miranda no se contendra de estrangularme esta vez.

Cuando salgo, Alex ya no está en el pasillo.

Empaco mis cosas en silencio y Vanesa y Valeria hablan en susurros. A pesar de que ganaron en sus respectivas categorías están preocupadas por lo que pasó.

―¿No vas a hablar con él?―dice Vanesa frotándome un hombro―.Sería mejor un último intento antes de que nos vayamos.

Muevo la cabeza.

―Es inútil, el tampoco intenta hablar conmigo. No voy a rogarle.

Valeria me arroja una almohada.

―Jugar a la orgullosa no te va a servir de nada.

―¿Y qué le voy a decir? ¿Dime tu secreto o nunca voy a tenerte confianza?

―Intenta con una frase parecida.

―La confianza es importante―dice Vanesa―.Tendrás que pensar muy bien, si estás dispuesta a entregar tu corazón a ciegas. Y si no puedes, no te sientas mal. No te hace una mala persona.

El problema es que, creo que es la única vez que he tenido tantos deseos de saltar al vacío, de no pensar en las consecuencias y sólo disfrutar el momento que a Alex y a mí nos toque, compartir hasta que la magia se acabe. Hasta que los problemas y el miedo nos alcancen.

¿No nos habrán alcanzado ya?

¿Todo lo que pasamos antes no sería nuestro momento y ya ha terminado?

Como dije, un beso con alguien que te gusta no es lo mismo que una relación.

Quizá lo que parecía el principio no haya sido sino el fin.

El tema de la explosión era el único que dominaba las pláticas,y otros tópicos como nuestro grado de culpabilidad, nuestra poca inteligencia y variables como experiencias cercanas a la muerte por parte de distintos asistentes que clamaban haber estado a centímetros del fuego.

Si, fue una erupción de leyenda, pero en términos de desastre nada se compara al incendio de la feria de ciencias de la escuela.

Los competidores resentidos me miraban con odio por haber provocado que sus maquetas se quemaran. Era imposible disculparme con todos, en especial cuando no fuí responsable.

Nuestro volcán fue de nuevo retenido para su investigación, y para cuando el autobús nos esperaba en el estacionamiento, todavía se oían versiones exageradas de lo sucedido en el lobby.

Para cuando Vanesa, Valeria y yo abordamos, Alex ya ocupaba un lugar. Estaba hasta el fondo con otro chico, al que ignoraba mientras tomaba una siesta. Asumo que falsa.

Bien, está cerrando todas las puertas. Entendido.

Así que Valeria y yo nos vamos juntas, pero permanece entre nosotras una conversación de retazos, no me encuentro muy platicadora que digamos.

El autobús arranca y a medida que va saliendo de la capital mi corazón se oprime.

Las cosas estaban saliendo tan bien. Una vida nueva empezaba y ahora, estamos justo donde comenzó todo: Alex y yo siendo unos extraños, menospreciados y apunto de recibir el castigo de nuestras vidas.

No habría sido tan malo si no hubiéramos conocido el otro lado.

Pero hora que nos fue arrebatado el paraíso sabemos exactamente qué nos estaremos perdiendo.

¿Será esa la más grande tragedia?

Si tan sólo fuera fácil confiar.

***

¡Nos vemos en el siguiente capítulo no olviden darle like si les gustó!

Si pudiera odiarteWhere stories live. Discover now