Crazy like a fool

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Recuerdo cuando todo esto se trataba de un proyecto de ciencias.

Alex conduce el auto viejo y abollado de Gus. Vamos despacio ya que no quiere llamar la atención de algún policía. Como no tiene licencia para conducir prefiere ahorrarse la molestia de ser confundido por un ladrón. Aunque imagino que el robo a coches no le es del todo ajeno.

Envío un mensaje de texto a Clara para dormir en su casa, y a continuación llamo a mi madre. Es la coartada perfecta.

―¿Qué vamos a hacer?―pregunto después de un lapso largo de silencio―¿Hay alguien con quien podamos acusar a Chino para evitar que nos mate?

―Esto no es el jardín de niños, no puedes ir con su mamá y esperar que lo castiguen.

―Si hablamos con la policía...

―¿Sabes cuánta gente sale de la cárcel en tan sólo unas horas por delitos comprobados? Ya puedes hacerte una idea.

―Okay, todavía está la opción de escapar.

―Chino no irá a buscarnos a la escuela, eso te lo aseguro. Y para que te encuentre fuera de tu casa será un tanto difícil.

―Ey, también tengo una vida social―protesto.

―Cómo digas, difícilmente irá a los mismos lugares que tú, seguro que no te vio bien en la oscuridad, y si lo hizo tampoco recuerda tu cara.

―Ser común y corriente tiene sus ventajas por primera vez en la vida.

Llegamos a un semáforo en rojo, y se pasa la mano por el cabello.

―¿Común y corriente tú? Por lo que he visto, tienes una percepción muy equivocada de tí misma.

―Es posible―sonrío.

―Tampoco te emociones. Lo que digo es que te falta un tornillo.

―Ya no me vas a molestar con eso. Si no fuera por mi acto impulsivo quizá estarías muerto. Pero claro, yo no soy una chica ruda como tu amiguita del vecindario.

―Carmina sabe lo que quiere, eso no la hace ruda―dice pronunciando la última palabra imitando mi voz.

―Ah porque te quiere a tí, ugh.

El semáforo se pone en verde.

―¿Ella lo dijo... tal cuál?

―Nop, pero me dejó bastante claro que no me quería cerca de tí―digo en tono burlesco―.Hasta las chicas más rudas son celosas cuando se trata de lo chicos que les gustan.

―Te estás confundiendo, ella no es del tipo celoso.Lo dijo por tu bien.

―Si, el bienestar de las personas se ve que le preocupa bastante.

―Mejor que sea una paranoica.

―Alto con los insultos―digo amenazándolo con ponerle toda la mano en la cara.

Gira el volante y el auto se mueve de forma violenta.

―¡No juegues con eso! ¡Podríamos chocar! Diablos contigo―masculla.

Suelto una carcajada y luego recargo la barbilla en la ventana, sintiendo el viento despeinarme. La noche está tranquila excepto por el tráfico, y han pasado demasiadas cosas, sin embargo me permito abrazar el momento. Mi pasado es una maraña de errores y descontento y el futuro es difuso y amenazador, sólo me pertenece este instante y decido ser feliz en el.

Y fue lo que duró, un minúsculo instante, porque más tarde nos encontramos afuera de la casa de Clara. Sus padres ya estaban dormidos, así que Clara, usando una muleta, me esperaba en la puerta con la pijama puesta. Corrí a abrazarla y casi me suelto a llorar.

Si pudiera odiarteOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz