Krakatoa Especial

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Faltan unos pocos metros de que el Alcalde y el profesor se acerquen.

Si las cosas no salen mal ahora, nunca lo harán. Los nervios se me ponen de punta y creo que ya todo terminó.

En eso, llega Alex con algo envuelto en un trapo.

―Esto tiene que servir―dice enseñándome el contenido a discreción.

―¿Sulfuro de qué? ¿Nitrato de qué? ¡Robaste el laboratorio de química!

―Es una emergencia. Hacemos la explosión controlada y me largo de aquí―dice vaciando los tubos de ensayo en el cráter.

―Si sabías qué los químicos eran mejores ¿por qué no los usaste desde el principio?

―¿Qué? Yo no sé si funcionan.

―¿No... no sabes?

Miro con terror la maqueta que ahora se ha encendido. En un parpadeo, ocurre la explosión que esperábamos pero...

Retrocedemos justo a tiempo. Una llamarada se eleva, prendiendo nuestra carpa.

Es bueno, es lo que queríamos, un fuego amenzador pero controlable.

Ya no lo es tanto cuando se propaga a la siguiente carpa y a la que sigue y a la que sigue.

―Diablos―murmura Alex agarrándose la cabeza, yo sólo me tapo la boca.

Por toda la explanada se escuchan ya los gritos.

―¡Fuego, fuego!

Alumnos y maestros corren en círculos.

El fuego alcanza la maqueta giratoria de ADN y su motor fuera de control la hace ir demasiado rápido y malvaviscos en llamas salen disparados por todos lados.

Acribillan a una víctima desafortunada, el profesor Miranda, que cae al suelo en posición fetal y soporta los impactos suplicando clemencia.

El Director protege al Alcalde y lo pone en un sitio seguro.

Ahora toda la feria arde en llamas. En mi imaginación el desastre era inofensivo.

Carmina se muere de risa debajo de un árbol y de allí llama a Alex para que se le una.

Yo no sé qué hacer, reír o llorar, huír o deshacerme de la evidencia.

Las crisis nerviosas están a la orden del día. Incluso Daniel y Vanesa parecen muy asustados. Valeria llora abrazándose a él, mientras Vanesa la consuela.

Gus y los amigos de Alex (sin Alex) están sentados en el borde de la banqueta de la dirección intercambiando chistes.

Rojas toma video desde el centro de la explanada para no perder detalle.

―Profe ¿cómo se siente?―dice Rojas al ver al profesor Miranda cubierto de una pasta de malvaviscos multicolor, aún debajo del impermeable.

―¿Qué parece? Otra de sus preguntas brillantes Rojas ¡Basta ustedes!―exige cuando por enésima vez, un chico le toma una fotografía.

No me decido entre ocultar el volcán o dejar lo que queda de él y no dejo de pasearme alrededor de nuestro stand que ya casi se consume todo.

Un camión de bomberos se estaciona frente a la escuela, y pronto una decena de uniformados se van hacia los sitios donde el fuego aún está vivo.

―Este era el punto de todo el plan, ¿quieres por favor calmarte?―dice Alex tratando de hacerse oír por encima del alboroto.

―¡Yo quería que pareciera un accidente!

―Es tarde para que aprendas lecciones de la mafia hollywoodense, ahora afronta las consecuencias.

―Y creí que a lo mucho me suspenderían, no que iría a la cárcel.

―Lo hecho hecho está, ahora hay que esperar a que nos acusen.

―Lo dices sólo por irte con carmina.

―Otra vez con eso ¿y qué? Te guste o no me voy con ella.

―Lo único que quiere es ver hasta donde eres capaz de llegar por ella y eso tiene un nombre de donde yo vengo.

―Mira, los dos estábamos en este plan, pero si quieres me echo yo la culpa con tal de largarme―dice marchándose.

―Te equivocas de persona ¡yo no soy la quiere verte en problemas!

Un rato más tarde, toda la plaza está siendo acordonada con un listón amarillo de "No pasar".

***

―Es por eso que no deberian hacer experimentos en la escuela―dice mamá durante el desayuno.

Leyó la noticia en la primera plana del periódico local esta mañana, aunque yo le conté algo.

―No sabía que te inscribimos en una escuela para delicuentes potenciales Ana―dice mi padre que devora la noticia junto con su desayuno.

Levanta la cara y veo un dejo de preocupación en sus ojos, algo no muy común en él.

―Espero que encuentren al delicuente responsable y lo hagan pagar―agrega.

―Yo también lo espero―respondo llevándome la cuchara a la boca.

―Y trata de que el estrés no te afecte demasiado, ya sabes cómo te pones.

Ah, mi madre es una santa. Si supiera que estoy más allá de mis límites.

***

Alrededor del listón amarillo se congregan alumnos que quieren hacerse fotos con las maquetas, stands derretidos y el paisaje general de destrucción.

En el salón encuentro a menos de la mitad de compañeros y todos tienen sus propias teorías de qué fue lo que pasó. Hay algunas versiones exageradas, pero era de esperarse. Y Alex no está.

―Quiero que sepan―empieza el profesor Miranda que hoy trae un gorro―.Que el incendio de ayer fue muy grave y el culpable será castigado severamente.

Considero que es lo justo, en tanto desintegren mi equipo puedo con el resto. Voy a llevar esto hasta el final, soportaré lo que sea.

―Yo mismo me encargaré de supervisar al culpable, si es que no lo expulsan. El resto del semestre, veré que sea un infierno para él o ella.

Lanza una mirada fulminante en general y luego me mira a mí fíjamente.

―El Director ha decidido que los alumnos que me resultan sospechosos sean interrogados primero.

―¿Interrogados?―dice Vanesa―¿No deberían estar los padres presentes?

―Ni que fuera una corte. Señorita, para su tranquilidad son peguntas de rutina, y usted no está en mi lista.

―Oh, bueno, qué bien―dice chocándola con Valeria.

―¡Rojas usted irá primero! Y luego... Anabel―dice con voz sombría.

Tranqula, no hay nada qué temer. Todo lo que hay qué hacer es mantener la historia.

¿Seré capaz? ¡Espero no arruinarlo!

 Ahora todo irá por mi cuenta.

****Continuará***

Gracias por leer. Sus votos y comentarios me ayudan mucho. 



Si pudiera odiarteWhere stories live. Discover now