Máxima nerviosidad

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Si, ya sé que es absurdo ponerse así, y mi reacción pudo ser de lo más exagerada, ¡pero es que es inconcebible! ¿Qué yo le gusto a Alex? ¡No puede ser!

Pasé todo el fin de semana encerrada a piedra y lodo. Computadora apagada y mi celular no iba a prenderlo ni de chiste. Le dije a mis padres que si alguien venía a buscarme le dijeran que no estaba.

Pensé y repensé en el asunto.

¿En qué momento dejó Alex su idilio con Carmina para fijarse en mí?

Supongo que lo sabría si se lo preguntara, pero soy demasiado cobarde para hacerlo.

Por lo tanto, mi fin de semana transcurrió entre quedarme en la cama con la vista en el techo y ver la televisión con papá, aplastados los dos en el sillón.

Desearía llamar a Clara y contarle todo de primera mano, aunque sería muy desagradable recurrir a ella sólo cuando estoy en problemas y encima con un asunto relacionado con un chico. Qué cosa tan desagradable.

―¿Llevas todo?―pregunta mi mamá cuando pongo mi maleta cerca de la puerta y me preparo para ir a la escuela a abordar el autobús que nos llevará a la Convención.

Contesto que si, todavía preguntándome cómo debo hablarle a Alex una vez que lo vea.

No debería ser tan malo que le guste ¿no? ¿qué es lo peor que podría pasar?

¡Y qué tal si me confiesa sus sentimientos! ¡Qué voy a decirle!

Creo que todo se ha precipitado de forma terrible, si hubiera tenido tiempo para pensar o si lo hubiera sabido antes sabría cómo actuar. Pero el señorito tenía que ser tan sutil como para que no me diera cuenta de lo que se traía.Uf.

El autobús aguarda en el estacionamiento de la escuela y chicos de otros salones ya están subidos en él. Es la hora del receso para los estudiantes que no son unos genios como nosotros y que deben quedarse a clases. Algunos curiosos pasan por ahí, y no faltan los que gritan cosas como: "¡Nerds!", pero deben morirse de envidia porque nosotros no estaremos encerrados el resto del día.

A pocos pasos de mí, el profesor Miranda aguarda por Daniel y Vanesa, con su libreta de notas en mano, mientras que Valeria, está absorta en su celular.

―¡Ahí están!―dice el profesor respirando de alivio.

Daniel y Vanesa se acercan tomados de la manos cual si fuera la cosa.

―Buenos días a todos―saluda Vanesa con sus mejillas sonrojadas.

Los dos se ponen a hablar con el profesor, en tanto que yo sigo pensando que todavía es tiempo para abortar la misión para sacarle la vuelta a Alex.

Estoy tan acostumbrada a verlo como un compañero de clase que no había pensado en él de esa manera.

Un momento ¿es eso verdad?

Reconozco que he sentido alguna que otra mariposilla en el estómago y también hemos llegado a entendernos muy bien. Además, la pasamos super cuando estamos juntos, con todo y que no siempre estamos de acuerdo. Pero no sabría decir, tiene razón con que creo que no es mi tipo, sin embargo he llegado a confiar (casi) plenamente en él. Debería hacer una lista de pros y contras para llegar a una conclusión racional de una vez por todas.

Mi hora de continuar sopesando la situación queda concluída cuando lo veo bajar del coche de Gus y cargan entre los dos la pesada maqueta.

Trato de sonreír de la forma más natural posible, aunque no me muevo de lugar. El profesor Miranda verifica que no haya más equipaje en el compartimento donde irá nuestro Santo Grial para acceder a un obeso presupuesto

Si pudiera odiarteWhere stories live. Discover now