Veneno

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―¿Hola?

―Te felicito, tú si que sabes cómo aprovechar el tiempo―me dice.

―No sé de qué estás...

―Ahórrate el teatrito, sé lo que pasa contigo y con Alex.

Me pongo el celular entre el cuello y la oreja y saco varias toallitas del dispensador para secarme las manos.

―¿Tú me vas a reclamar a mí? No has hecho más que ponerme trampas todo el tiempo, tú me diste la espalda durante todos los juegos esperando que me pasara algo horrible. ¡Eso si es traición!

―La última vez no te abandoné grandísima tonta, me llevaron a una comandancia, gracias por averiguar qué había sido de mí ¿eh?

Observo la cara de furia en mi reflejo.

―No tenía idea, y...tampoco sabía que tenía qué correr a buscarte. No es como si tú hubieras sido muy solidaria conmigo.

―Hice lo que tenía qué hacer.

―¿Qué cosa? ¿Quitar a la competencia del camino?

―¿Competencia, tú?

―No voy a tener un pleito por el mismo chico, ¿oíste? Si quieres explicaciones pídeselas a él.

―Eso es para chiquillas novatas, ¿crees que es la primera vez que va detrás de otra chica mientras está conmigo?

¿Otras chicas? Me rehúso a creerle, pero mis piernas se van aflojando a medida que sigue esparciendo veneno a través de sus palabras.

―Eres una total aficionada tratándose de Alex, así es, como tú ha habido otras chicas y a todas las ha despachado tarde o temprano para regresar conmigo.

―Qué mentirosa, no creo que aguantes eso...

―Si quieres vivir en el engaño allá tú. Te estoy ahorrando el tiempo y las lágrimas, está jugando contigo, como ha jugado antes. ¿Crees que me cambiaría después de que lo conozco desde hace años por alguien como tú? Yo sé lo que quiere, y lo que necesita. Puedes comprobarlo jugando a la noviecita con él y ver qué pasa.

―Estás muy segura ¿no? Si dijeras la verdad ¿por qué tienes la necesidad de meterme dudas? ¿no disfrutarías más verme sufrir?

―Aunque no me creas. No me caes tan mal Alicia, por eso te lo advierto. Alex y yo tenemos una relación a la que no se le pueden poner etiquetas, vamos y venimos por un tiempo con otras personas, pero al final siempre somos él y yo. No te gustará ser otra que está en medio de lo nuestro, vas a salir raspada.

En un santiamén, Carmina ya había colgado y yo todavía sostenía el celular junto a mi oreja.

Sabía que no era una blanca paloma y que no le costaría nada usar toda su perversidad para alejarme de Alex, pero entonces recordé algo innegable. Alex y Carmina de verdad tenían algo y no fue sino hasta que hice el trato con Chino y usé todas mis estrategias para alejarlos. Puedo alegar que mi intención era evitar que Chino le partiera la cara a Alex, o que buscaba una buena calificación para mí, incluso que lo hice por el bien de Alex. Y aunque todo es cierto, puede que muy muy en el fondo lo quisiera acaparar. Y con todas las buenas intenciones que yo haya podido tener, no fue algo muy legal que digamos.

Recargo las manos en los lavabos, sintiendo un vacío en el estómago.

Además de que mentí, también quise controlar las acciones de Alex. Si hubiera confiado de verdad en él, le habría dado la opción de elegir entre seguir adelante con el proyecto o hacer las cosas a su manera. Si su elección iba a ser meterse en problemas con Chino y Carmina ¿por qué no lo dejé? ¿no tomé muy a la ligera mis acciones manipuladoras?

Si pudiera odiarteWhere stories live. Discover now