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~Levi~

-¿Cómo te encuentras?, ¿te duele? -(T/N) por fin había despertado, me sentía muy aliviado.

La abracé con fuerza contra mi pecho.

-Levi me estás ahogando... -me abrazó también, acurrucandose contra mí.

-No te veo quejarte -sonreí con picardía y la separé un poco para verla.

Tenía el ceño levemente fruncido y un tono rosado cubría sus mejillas. En la derecha, tenía un corte que al menos ya no se veía.

Pasé con cuidado el dedo pulgar sobre dicha cicatriz. No mostraba queja alguna... Al menos no le dolía.

-Sí... Estoy mejor -me miró a los ojos– ¿Cuándo podré volver con mi escuadrón?

–Cuando te encuentres mejor, Canija –Hanji me arrebató las palabras de la boca. Le fulminé con la mirada.

(T/N) se empezó a reír a carcajadas por la situación. Chasquee la lengua.

–Siempre igual, estúpida –puse los ojos en blanco.

–Oyeeee~ no lo hice a posta –la cuatro ojos me puso morritos.

Cuando se acercó demasiado a mi espacio personal, le di con la palma de la mano en la cara, echándola hacia atrás.

–¡Eso duele, enano! –se puso las manos en la cara.

–¡NO ME LLAMES ASÍ! –grité y le golpeé en el estómago.

Se sostuvo el estómago durante un tiempo mientras tosía.

–Eres.... Un....bruto... –dijo respirando con dificultad.

–Tsk –me giré para ver a (T/N).

No estaba en la cama.

–¿¡MOCOSA!? –me alarme al no verla por ninguna parte de aquella habitación.

Salí corriendo de allí y cuando llegué a la puerta, me choqué con algo... Más bien alguien.

–Mocosa, ¿por qué has salido del laboratorio? –la abracé con fuerza, cogiéndola de la cintura.

–Estabais ocupados... –correspondió a mi abrazo– y quiero ir a cambiarme, llevo por lo menos dos días con la misma ropa...

La solté con cuidado y la miré.

Cierto, llevaba el mismo camisón desde que Hanji la acogió con ella. Daba asco.

–Sí, yo me encargo de limpiarlo... –puse una mueca de asco, sonrió.

–Ahora te lo traigo, ¿te espero en tu despacho? –sonrió.

Asentí.

~Petra~

Los brazos se me regeneraron a los pocos minutos y sonreí.

–Bueno, ya no me queda nada que hacer aquí, hice lo que pude con la niñata esa e hice sufrir a Levi... Mi trabajo aquí ha terminado –caminé hasta los barrotes de hierro y poniendo toda la fuerza que pude sobre mis brazos, abrí los barrotes.

–Hasta nunca, idiotas... –pensé un momento– voy a llevarme a ese traicionero y me lo comeré.

Salí por la ventana, mordiendome el antebrazo, haciendo que sangrara.

La misma luz amarilla que había con Jack, salió de mi cuerpo. Sentí como me envolvía en mi misma, convirtiéndome en titán.

Caminé pisando fuerte hasta la habitación donde dormía Jack.

Bajo tu cuidado [LevixReader]Where stories live. Discover now