47- Desgracia

1.2K 98 18
                                    

~Levi~

-¿Cuántas noches se quedará el señor? -preguntó la señora que estaba tras el mostrador.

Me encontraba en una posada, donde no podrían encontrarme fácilmente. Sobre todo porque es en un barrio bastante pobre del muro Rose.

En mi mente, no estaba centrado en lo que la señora me preguntaba, o en la posibilidad de que la policía militar pudiera encontrarme aquí... sino en mi pequeña. Confío en Hanji y en que no la encuentren nunca. Pero tengo un mal presentimiento...

Después de todo, estamos hablando del gobierno central y no de una pequeña guardia de policías.

La señora me llamó la atención, al parecer me había quedado en mi mente más tiempo del que creía. Pensé una vez más en la pregunta que me hizo. Realmente no lo sé...

-Posiblemente esté más tiempo del que cree, mi señora -le dije intentando ser amable y cambiando el tono de mi voz para que no pudiera reconocerme. Eso es algo esencial.

A parte de "cambiar" mi voz, llevaba una capa que tapaba mi ropa de la legión.

-En ese caso, no hay problema, puede quedarse cuanto desee, tendré en cuenta las noches -me sonrió amablemente.

Le miré de reojo, pero no mostré ninguna sonrisa. Poco después me entregó las llaves de mi habitación. Se lo agradecí y subí escaleras arriba.

El sitio era un estercolero. No literalmente, pero sí a mis ojos estaba bastante sucio. Por esa razón, no toqué la barandilla que acompañaba a las escaleras de madera.

Al menos la habitación estaba un poco más "decente"... La cama parecía cómoda y, por suerte, había una pequeña cocina. Me ahorro el tener que ir a restaurantes, eso es bueno.

Recordé que no tenia muda, así que tendría que salir a comprar algo... Vaya.

Antes de nada, me duché. Durante la ducha, mi mente viajó hacia (T/N), que posiblemente esté preocupada por mí...

-No deberías preocuparte por mí, pequeña... Debes pensar en ti misma y sobrevivir hasta que vuelva -dije en voz alta, aunque en un susurro.

Ojalá estuviera en la cama, esperándome, como cada noche, para poder descansar en mi pecho y afrontar el día siguiente, lleno de problemas típicos de la Legión.

Sin embargo, al salir del baño, en la cama no había nadie. No estaba ella.

Suspiré con un aire de tristeza.

Lo peor: no sabía cuándo iba a volver a verla.

Los días pasaron y cada uno de ellos peor que el anterior. Estuve siempre en el mismo sitio, es arriesgado pues me buscan, pero no tengo otra opción.

La última carta que recibí de Hanji llegó hace una semana. Estoy preocupado... ¿Cómo estará mi pequeña?

Por lo que me decía, se lo tuvo que contar a Erwin. También me dijo que había despertado a la mañana siguiente de aquello.

Suspiré. No podía haberla dejado morir... Pero haberle hecho eso, es algo que no podría perdonarme.

De repente, alguien tocó a mí puerta.
Me levanté de la cama a desgana y la abrí. La recepcionista del pequeño edificio (muy maja ella), me dio una carta con una sonrisa en la boca. Lo miré con ilusión, por fin esa estúpida me había respondido. Le di las gracias a la dueña de la posada y cerré la puerta cuando se fue.

Corrí hasta el cajón, encontrando una pequeña navaja, con la que abrí el sobre.

Leí la carta lentamente. La pequeña sonrisa que se me había formado fue desapareciendo a cada palabra que leía.

-¿Qué...? -pude susurrar.

El trozo de papel se deslizó entre mis dedos, cayendo al suelo con lentitud. Ahora todo iba a cámara lenta.

~Narradora~

Dos semanas atrás.

~Hanji~

Estaba escribiendo algunos apuntes sobre mis nuevos experimentos: había descubierto que (T/N) podía controlar poderes increíbles que le permitían transformarse y tener cualidades especiales, como dureza en cualquier parte de su cuerpo. Pero lo malo es que, a parte de que se negaba a transformarse muy seguido, le costaba mucho trabajo y acababa agotada.

La chica se encontraba en la camilla, que ahora era su cama. De repente, unos pasos me sacaron de mis pensamientos. En seguida levanté la cabeza, esperando a que Erwin abriera la puerta de mi laboratorio. Pero en vez de eso, empezaron a escucharse muchos más pasos de los que una persona podría hacer. Extrañada, caminé a la puerta y de repente, silencio.

Me quedé mirando a la puerta con la mirada perdida, confusa. Pero, a los pocos segundos, alguien aporreó la puerta con fuerza, haciéndome dar un salto de sorpresa hacia atrás. Normalmente, Erwin no golpeaba la puerta con violencia...

La voz ronca de un hombre traspasó la madera y mis tímpanos, retumbando por todo mi laboratorio de forma penetrante.

(T/N) se levantó sobresaltada, mirando por todas partes a ver si encontraba la causa por la que se había despertado, pero lo único que vio fue mi cara de no entender nada. Le dije que se escondiera por si acaso, no era normal lo que pasaba.

Cuando estuvo a salvo, abrí la puerta, el escudo de la policía militar fue lo que vi, delante de mis narices. Pero no eran unos policías normales, eran policías militares del gobierno central. La sangre se me heló y me puse pálida, sabiendo lo que querían... Pero... ¿Cómo nos han podido encontrar...?

-Hanji Zoe, se nos ha informado que mantienes bajo tu cuidado a un titán cambiante, dinos dónde está y no le haremos nada a usted -dijo con frialdad, mirándome de forma aprensiva.

No pude decir nada al respecto, mirándole. Sacudí la cabeza y le miré con la misma frialdad.

-No está aquí, tendrás que buscar en otra parte -respondí, cerrando la puerta, pero él puso el pie delante, haciendo que no se cerrara del todo.

Se abrió paso con fuerza, haciéndose paso y entrando con todos sus compañeros a mi lugar.

-¡Hey!, ¡cuidado con las cosas, es todo muy delicado y juro que como se rompa algo me limpiaréis el suelo con la le-! -me cortaron de un rodillazo en el estómago, dejándome de rodillas en el suelo.

Empezaron a revolver todos los lugares de mi laboratorio, tirándolo todo a su paso. Todos los frascos encima de las mesas fueron esparcidos por el suelo en mil pedazos, con todo su contenido en el mismo sitio.

Poco tiempo después escuché el grito ahogado de (T/N). Intenté incorporarme para ir a ayudarla, pero cuando lo hice ya la estaban escoltando a la puerta, sacándola de allí.

Erwin apareció unos momentos después, corriendo a socorrerme, pues sólo había conseguido incorporarme.

-He visto que se han llevado a (T/N)... -dijo en un susurro, dolido.

-Tenemos que avisar a Levi, le van a matar -tosí.

Me llevé una mano a la boca y después me miré, encontrando sangre. La escondí rápidamente.

Tomé papel y pluma de una mesa que tenía todo tirado y empecé a escribir, lo más rápido posible.

Bajo tu cuidado [LevixReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora