d o s

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d o s

Taehyung corría por el pasillo mientras escuchaba a Jimin pedir que parará, pero no quería escucharlo. Por más presión y falta de tiempo que tuviera debido a la directiva, le gustaba, realmente le gustaba estar ahí y charlar con los demás miembros cuando las juntas terminaban y todos se preparaban para ir a casa, molestando a la presidenta estudiantil y riendo. Definitivamente ese cambio le molestaba, que inportaba el estrés y el quedarse calvo por culpa de este, pero no quería dejar ese lugar.

Antes de llegar a la puerta, se encontró con alguien más frente a está, con la respiración igual de agitada que él, pareciera que tuviera un debate mental sobre si era bueno abrir o no la puerta, y a Taehyung le sorprendió esa imagen, porque de todos los miembros de la directiva, era él a quien menos esperaba encontrarse ahí; porque la mayoría de las juntas estaba dormido o haciendo garabatos en su cuaderno; muy pocas veces lo escuchaba participar más era una persona responsable al fin y al cabo, que a pesar de estar durmiendo, preguntaba acerca de la reunión y siempre le hacía llegar las ideas de sus compañeros de clases a Taehyung o a la presidenta incluso con antes de tiempo.

Incluso después de ocho años, Tae seguía sin comprender en lo más mínimo la personalidad de Jungkook.

Adelantándose al chico, que aun no podía decidirse, abrió la puerta, encontrándose con las luces apagadas, buscando a tientas el interruptor, encendió las luces. Puede que nadie haya llegado aún. Pensó él antes de presionarlo, pero soltó el grito más masculino de su vida cuando un estallido lo asustó, seguido por el grito de los demás.

—¡SORPRESA! — Él se arrodilló cerrando su puño sobre su pecho, sintiendo los latidos alterados de este.

—¡Dos por uno!— escuchó exclamar a Chanyeol desde alguna parte de la habitación y solo pudo alzar la vista para encontrarse con las sonrisas burlonas de todos los presentes y con la risa de Jimin y Jungkook de fondo.

Se sentía bastante humillado.

—¿Qué esta pasando?— logró preguntar por fin, Yoo Jung se acercó a él ayudandolo a levantarse y él agradeció con una sonrisa, para luego ver como la menor bajaba la mirada con las mejillas sonrojadas, aun era muy timida después de todo.

—Hay buenas noticias para ti y para Jungkook.—Irene, una delegada de ahora segundo año giró verlos a todos.

_Bienvenidos Presidente y Vicepresidente.— escuchó al fondo de la sala, pero no pudo prestar atención a las felicitaciones a su alrededor, se giro buscando una explicación de alguien más, pero Jungkook solo estaba igual o peor que él y Jimin, bueno, sonreía y aplaudía feliz por su mejor amigo.

—¿Qué diablos?—murmuró Jungkook e Irene se acercó a él para adentrarlo a la sala y posicionarlo junto a Taehyung.- No entiendo nada.

—La presidenta antes de graduarse preguntó que si queríamos un nuevo presidente seleccionado por los profesores o...si estábamos de acuerdo en que le traspasara el puesto a Tae.— Explicó Bin, y Tae aun no podía creerlo.—También votamos en que Jungkook fuera el vicepresidente.

Tae miró a Jungkook a su lado, que observaba al menor con el ceño fruncido, intentado descubrir si estaba molesto, confundido, o qué, ¿qué pasaba por la mente del chico? Segundos más tarde una sonrisa se asomó en él, una sonrisa de genuina felicidad, una sonrisa que dejó en trance a Tae, porque hacía años que no veía esa sonrisa a menos que estuviera con su mejor amigo.

Un extraño sentimiento se depositó en su pecho, y lo ignoró, porque no quería pensar en ello, porque se sentía extraño simpatizando con el chico de sonrisa con complejo de conejito.

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