v e i n t i d o s

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Todos caminaban de aquí para allá detrás del escenario, preparando utilería, vestuarios y escenografías para la próxima obra a iniciar en aquel teatro escolar, Jennie sentía su estomago revolverse a causa de los nervios y de la ansiedad que poco a poco comenzaban a acabar con ella, los cuales se habían acumulado poco a poco en las últimas dos semanas de preparación, intentaba tranquilizarse un poco preguntado si podía ayudar en algo o si a ciertos equipos les hacía falta cosas que pudieran ayudarles, más sus compañeros intentaban alejarla del teatro para que despejara un poco su mente y así se tranquilizara, hasta que apareció Hoseok y se la llevo de ahí ofreciéndose a ir por unas bebidas. La obra saldría bien, de eso no tenía la más mínima duda, los ensayos generales que habían tenido se habían concluido con éxito, pero había una cuestión en común que no solo atormentaba a Jennie, sino a la directiva completa y a los otros grupos ayudantes, ¿cómo se lo tomaría el publico en general? Era una obra que tocaba temas sensibles para la sociedad en la que aun vivían, sabiendo que residían en un país que aun era bastante conservador, el temor de recibir abucheos aquella tarde fresca de otoño, junto con el odio de los espectadores, que no solo eran alumnos de aquella institución, sino también familias completas, ¿aquella obra le daría un mal nombre al colegio? El estomago de Jennie se encogió aun más tan solo en pesar eso.

Con sus labios bastante maltratados debido a su nerviosismo y unas manos inquietas, Rose luchaba para mantener tranquilo a Taehyung y este no colapsara en sus propios nervios y su frustración. Terminando de arreglar su cabello, no dejaba de pensar en lo que sucedería al concluir aquella tarde después de todo aquello, no solo el hecho de besar a Jungkook frente a un publico que no fuera la directiva, quienes habían formado en la organización de todo aquello, sino frente a un gran publico, sus nervios habían empeorado aquella mañana cuando su madre le anunció que asistiría aquella tarde, su padre diciendo que había hecho un hueco en sus agenda para ver a su hijo actuar, sabía que no solo estaban implicados en aquella lista sus padres y sus hermanos menores, sino que incluso los creía capaz de ir por su abuelo a su granja, y aquello le revolvió el estomago nuevamente, interrumpiendo a Rose de su trabajo para correr nuevamente al baño. A excepción de su madre, nadie más en su familia sabía de su sexualidad, estaba aterrado por confesar, debido a que aun eran esa clase de familia conservadora y tradicional, en la que su abuelo aun esperaba que se casara con una hermosa mujer y tener esos cinco niños que Taehyung visualizaba en su futuro, aunque de pronto unos hermosos orbes oscuros y brillantes como las estrellas en una oscura noche de verano, acompañados de una adorable sonrisa y labios rosados, llegó a su mente, con un bebé en sus brazos, ¿y por qué de pronto Jeon Jungkook apareció en aquella visión? ¿Qué significaban aquellos extraños pensamientos?

Quiso darse un par de bofetadas por pensar en el menor de aquella manera, pero fue interrumpido por Rose, quien en cuanto salio del baño lo tomó del brazo para terminar su trabajo y retocar su maquillaje, el cual había arruinado después de lavarse la cara, siendo esta la tercera vez que la  menos lo hacía. No sabía que decirle a ambos chicos, porque desde que se habían adentrado a los camerinos ninguno había dicho algo, sumidos en sus propias lagunas mentales.

—Queda media hora.— Anunció Bin asomándose por la puerta y ambos tragaron duro al escucharlo. Rose asintió, regalandoles una ligera sonrisa a ambos chicos y saliendo del camerino para darles su espacio a solas. 

—Suerte.— Pronunciaron ambos, lo que causo esa adorable sonrisa en Jungkook, aquella de las fantasías de Tae, lo que lo sonrojo con potencia al recordarlo, una timida sonrisa apareció en él mientras desviaba su mirada de los brillantes ojos de Jungkook.— Te ves...lindo, extraño pero lindo. Ah, nunca imaginé que te verías tan bien vestido de mujer.

—Supongo que...¿gracias?

Ambos rieron mientras saliena de los vestuarios.

Fueera en el escenario, la narración había comenzado y él respiro profundo para concentrarse en su papel y que todo saliera bien y no en las terribles consecuencias que aquello traería consigo y que nadie había contemplado mientras organizaban todo en su totalidad. Quién diría que una simple obra teatral  ocasionaría tanto conflicto mental en él.

c h e r r y    l i p s  [kth + jjk] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora