c u a t r o

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Taehyung era un verdadero parlanchin, eso pensaba Yon Seon mientras lo veía bajar hablando con emoción mientras Jungkook simplemente sonreía y asentía, a ella le encantaba esa sonrisa, tan radiante, tan llena de alegría, no era común verlo sonreír de esa manera, solo lo había visto un par de veces cuando hablaba con Jisoo y esa mañana cuando lo había visto pasar por los pasillos con Yugyeom, viendo como ambos chicos estallaban en carcajadas y sonreían alegres.

Ahora estaba ahí su hermano, tan alegre como siempre, pero Jungkook lucía feliz y relajado, no podía evitar sentirse un poco celosa y tenerle un poco de envidia a su hermano mayor, porque siempre que ella se acercaba al castaño, este simplemente la ignoraba, o contestaba secamente, ¿por qué ella no había logrado acercarse así a él?

Lo había observado desde que era una niña de cinco año y había conocido a Jisoo, desde ese entonces, no había apartado su mirada de él, y aunque siempre había intentado acercarse a él, era incluso más tímido de lo que podía serlo Jisoo, o eso pensaba, porque no entendía como era que todo el odio de ambos chicos se había esfumado de un momento para otro, Yon Seon había escuchado directamente, de los labios de Jungkook, lo mucho que odiaba a su hermano, lo desesperante que era y lo perfecto que pedía ser, al igual que de Taehyung, solo había escuchado cosas insultantes, ¿aquello no era doble moral o incluso hipocresía? Porque se odiaban, porque hablaban mal uno del otro, y ahí estaban, riendo juntos, como si de amigos de hace años se tratará.

Su corazón se sentía lastimado, pero seguía sin entender el porque, ¿por qué su hermano en cuestión de horas habia logrado lo que ella en once años no?

Suspiró, concentrando su atención en el televisor, escuchando los temas principales de sus idols, concentrando todo su amor a Minhyuk y su preciosa sonrisa. Pero no tan preciosa como la de aquel que había robado su corazón.

Jisso notó la molestia de Yon Seon, y cuando escuchó las risas a su espalda supo de que se trataba, de verdad le molestaba ver a su mejor amiga aferrarse a lo imposible, porque su hermano era imposible, ninguna chica lograría llegar a él con esa clase de intenciones; pero no podía hablar, no podía hacerlo, porque se lo había prometido y no pensaba fallarle a su hermano.

~un año atrás~

Cerró la puerta con cuidado, había llegado bastante tarde y ella sola, sin avisar siquiera, no quería imaginar el regaño que se llevaría por parte de sus padres y de Jungkook, pero al llegar a la cocina, con intenciones de pedir disculpas, se encontró con una nota pegada en el refrigerador.

"Regresamos hasta el martes por la noche, por favor vallan a casa de la abuela a comer"

Suspiró aliviada, al menos se había librado del regaño de sus padres, pero restaba Jungkook, por lo que veía el mayor ya se encontraba en casa y en compañía de Yugyeom, sus zapatos y mochilas se encontraban en la entrada, así que subió con intención de preguntar que cenarian, porque lo más probable es que ahora a ese par les dieran por pedir comida a domicilio a cocinar algo.

Cuando estuvo a punto de tocar la puerta, que se encontraba entre abierta, escuchó un par de risas casi inaudibles, seguido de unos ruidos extraños. Su curiosidad fue ganadora y abrió la puerta con cuidado de que esta no rechinara y fuera descubierta. Cuando hubo espacio suficiente para asomar su cabeza y echar un vistazo, probablmente quedo en algún tipo de trance.

La curiosidad mató al gato.

Recordó las palabras de su abuela cuando era niña, bien, lo curiosa jamás se le quitaría.

c h e r r y    l i p s  [kth + jjk] Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang