Capítulo 1

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-Entonces

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-Entonces..., ¿irás? -preguntó Jane a la vez que bebía un sorbo de su amargo café.

Rex le quitó la taza de la mano y miró su contenido: un oscuro líquido, quería robarle un sorbo, cosa que Jane no le dejaría hacer.

-Lo estoy pensando, aunque lo más seguro es que no asista. -respondió Rex mirando la invitación que estaba sobre la mesa, la cual ya había visto como por cincuenta veces desde que la recibió.

La chica en un movimiento rápido le arrebató la taza de café, procurando ser precisa y así no derramarlo. Dejó la taza a su lado, fuera del alcance de Rex.

-Vamos Rex, ¡toda la clase estará allí! -exclamó Jane. Ella lo cogió de los hombros y comenzó a zarandearlo brutalmente.

-Con más razón no iré. -espetó algo atontado por la tremenda sacudida que le estaban dando-. Sabes perfectamente que no me gustan los lugares populosos. Además, mis padres no me dejarán ir ni porque fuese una tarea.

Jane quedó en silencio, con tal argumento no se podía seguir discutiendo, pues bien sabía que los padres de Rex eran muy estrictos, por obviedad no dejarían ir a su adorado e inocente hijo a una fiesta donde habría nada más que alcohol, posiblemente sexo y drogas. La chica estaba por tirar la toalla, pero recordó algo que haría que Rex quisiera ir sí o sí.

Ella cruzó las piernas, cogió la taza con delicadeza, portándose como toda una «fina dama» (tal y como le había enseñado su querida abuela), notó como Rex cogió la botella de agua que había pedido unos minutos atrás. Cuando Rex comenzó a beber el agua y sólo así, Jane prosiguió con su siguiente argumento, el cual ya desde el vamos le aseguraba la victoria.

Además, ella quería ver su cara de sorpresa y claro, molestarle un poco. Aunque muy en el fondo rogaba que no fuese a escupirle el agua a ella.

- ¡Entérate! La fiesta es en casa de Bill Foster. ¿Qué me dices ahora? -dijo por fin con sorna. Rex al escucharla no tuvo la desventura de escupir el agua; sólo abrió la boca dejando que ésta cayese sobre la mesa, como una pequeña cascada. Jane sonrió y siguió bebiendo su café con una enorme sonrisa en los labios.

Ella sabía de sobra que Rex estaba profundamente enamorado de Bill, con lo antes dicho le daría ánimos para ir. Era una de los síntomas de estar enamorado: «Hacer cualquier cosa para verlo a él».

Rex le miró fijamente, con algo de desconfianza se fijó en la invitación que Jane le había dado, buscó la dirección de la fiesta para verificar la veracidad de sus palabras. No quería creer que sería en la casa del chico que tanto le gustaba, pero con la mala suerte que se cargaba, sí, era allí. De todos los recónditos lugares de la ciudad debía ser en la casa de él. El universo conspiraba en su contra, de nueva cuenta.

-No sabes cuánto te odio. -aquello lo había dicho entre dientes, a la vez que arrugaba la invitación entre sus manos, convirtiendo la hoja de papel en una pequeña bola de papel.

Drugs and love© [Corrigiendo]Where stories live. Discover now