Capítulo 49

2.2K 244 196
                                    

El libertino observaba la puerta frente a sus ojos, la tentación de ponerse de pie y caminar hasta estar fuera de aquella tortuosa habitación se hacía cada vez más fuerte, el deseo de libertad aún moraba su rincones mentales y el anhelo de aquel f...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El libertino observaba la puerta frente a sus ojos, la tentación de ponerse de pie y caminar hasta estar fuera de aquella tortuosa habitación se hacía cada vez más fuerte, el deseo de libertad aún moraba su rincones mentales y el anhelo de aquel fantasioso final feliz de cuento de hadas solo rondaba su pecho, apuñalando a cualquier desidia que quisiese dar, porque lo único provechoso de vivir en aquella maldita familia eran sus valores y sus emotivos pensamientos acerca de la tormentosa existencia humana, entonces vino a él aquel lema que Harry le mencionaba mucho cuando él sólo tenía seis años: «Nacimos para ganar, no para rendirnos». Aquello golpeaba a su decaimiento y le daba cierto aliento para levantarse de esa deprimente camilla e ir tras el amor de su vida para cumplir su promesa.

Bill retiró las sábanas de encima de sus piernas, miró a todos lados y se quedó en silencio, esperando que nadie se aproximase a su habitación, al ver que nadie podía acercarse, intentó levantarse con el pie derecho, apoyando este en el frío suelo de la habitación, todo andaba bien hasta ese punto, pero lo malo vino cuando se puso sobre su pie izquierdo, el cual desistió y lo dejó caer sin ningún tipo de aviso. El demonio adolescente no pudo entonar palabra alguna, sólo un grito tan doloroso que bien pudo llamar la atención de alguna persona fuera.

—Mierda... —murmuró apretando la mandíbula, sintiendo ligeramente el dolor punzante en su tobillo izquierdo—. ¿Estará roto? —se preguntó a sí mismo en la soledad en la que estaba.

Apoyó su mano en la camilla (dejando la enyesada pegada a su pecho), intentando ponerse de pie, pero fue inútil, pues cogió las sábanas por accidente, aquellas se deslizaron y le volvieron a dejar en el suelo. Pero lo había dicho, darse por vencido no era una opción tangible en esos momentos en los cuales debía actuar con velocidad. De nueva cuenta se intentó erigir, y esta vez lo logró.

Intentó caminar con un sólo pie, apoyando su peso en la camilla (aunque el yeso en su brazo le creaba algo de dificultad), al principio pensó que iba a funcionar, de forma inconsciente colocó el pie izquierdo para sostenerse, cayendo de lleno al suelo, soltó un gruñido, que al intentar levantarse de nueva cuenta se convirtió en un gritillo de dolor sumamente agudo. Bill quería gritar miles de maldiciones por ser tan estúpido, pero el ruido de las bisagras de la puerta interrumpieron el cumulo de maldiciones que se estaba formulando en su cabeza.

Elevó la mirada, topándose con aquel ser que en esos instantes era tan desagradable y repugnante que verle le causa náuseas. Pero no dijo nada, ya que Patrick lanzó lo que portaba en sus manos y corrió a ayudarle, tal parecía que se estaba preocupando genuinamente. Hubiera sido plausible en su momento, pero viendo que ese hombre le había causado fracturas y hematomas, mostrar preocupación e interés era lo mínimo que podía hacer para ser digno de la redención.

— ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño? —preguntó intentando cargar a su sobrino sobre sus brazos—. Billy, respóndeme, por favor.

El hombre con todas sus fuerzas logró mover al joven hasta la camilla de nueva cuenta, provocando la ira interna en Bill, él simplemente quería escapar de ese lugar y correr hacia la libertad al lado de su amado ángel, quien seguramente le estaba esperando con ansias por poder cumplir su objetivo.

Drugs and love© [Corrigiendo]Where stories live. Discover now