Capítulo 33

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Bill observaba a Rex con aquella frialdad contenida en sus bellos iris azulados, el ángel no podía evitar sentir esa sensación de impasibilidad que mantenía su cuerpo al contemplar esa bella mirada que evocaba a los icebergs

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Bill observaba a Rex con aquella frialdad contenida en sus bellos iris azulados, el ángel no podía evitar sentir esa sensación de impasibilidad que mantenía su cuerpo al contemplar esa bella mirada que evocaba a los icebergs. No era su culpa el temblar tanto sino la de su amado, que no podía desviar la mirada de sus ojos verdosos. Rex entonces pensó en como quitar esa paralizante actitud que poseía en ese momento, rozó las yemas de sus dedos con la mano de Bill, él al instante reaccionó dando un escandaloso respingo.

El ángel no se lo guardó, ni procuro hacerlo, soltó una risa que Bill denotó como burlescas. Con la nula empatía que poseía decidió darle un golpe en la cabeza a su pequeño por ser un socarrón.

- ¡Auch! -se quejó Rex sobando su cabeza. Bill rodó los ojos con hastío.

-No hagas eso. -ordenó Bill acariciando su mano derecha con la izquierda, quitando su paralizante mirada de Rex por fin-. Odio que intentes cosas que aborrezco.

- ¿Odias que te coja de la mano? Pero eso es tan... -Rex fue callado por la mano de Bill posada sobre sus labios, dejando sus palabras al aire.

-Cursi, demasiado para mí. -Bill terminó la frase, dejando a Rex con el ceño fruncido, entonces aquel pequeño enojo fue apagado al tener esa mirada nuevamente sobre sí-. Y creo que ya te lo había dicho, no sé porque insistes.

-Porque me gustaría que algún día fuésemos más que... lo que sea que seamos. -Rex miró a Bill, quien se encogió de hombros-. Todo sería diferente si hubieses aceptado esa vez.

-Claro que no, todo sería igual. -el ángel lo meditó, y tenía razón, cambiar la manera de ser de aquel demonio era casi imposible-. Pero bien, olvidemos eso y mejor salgamos de aquí, que aún debo darte tu último regalo.

Al pequeño por unos segundos le brillaron los ojos, mostrando ese precioso aire infantil que provocaba las bajas paciones del demonio, sus hormonas sentía el sobrecalentarse, y eso era alarmante para Rex, pero claro, él no se daba cuenta de lo que provocaba con esos bellos ojos que poseía.

-¿Qué es? -preguntó el pequeño, Bill frunció el ceño indicándole con la mirada lo irritado que estaba ante esa pregunta-. Vale, sólo es mera curiosidad, por favor no me veas así.

-Entonces cierra la boca y sígueme. -Bill extendió su mano, hasta coger la muñeca de Rex con esa tosca actitud que tenía.

Pero su seriedad fue interrumpida al escuchar unas risitas, cogió bastante aire al apreciar que sus amigos le veían con una sonrisa burlona, exceptuando a Will, quien estaba recostado sobre Vincent, ambos dormidos. Tal pareciese andaban ebrios. Quitando eso, los amigos de Bill (Luke, Madeline, Jack y Meredith) sabían a la perfección lo que haría con el pequeño pedazo de cielo.

-Malditos... -susurró Bill con su típica sonrisa de maniaco, Rex enarcó una ceja pero decidió no cuestionarle ese comportamiento.

- ¿Los vamos a dejar aquí? -preguntó Rex señalando a todos, quienes estaban metidos en lo suyo. Bill asintió apretando su muñeca-. Lo que planeas me pone nervioso.

Drugs and love© [Corrigiendo]Where stories live. Discover now