Capítulo 24

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Travis Lewis no pasaba los mejores días, él tampoco se libraba del infierno que los seres humanos vivimos en la tierra

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Travis Lewis no pasaba los mejores días, él tampoco se libraba del infierno que los seres humanos vivimos en la tierra. La verdad, su calendario mental le gritaba que ya había pasado diez años sin tener un buen día en casa con su familia de revista. Falsa y con felicidad de plástico. Sin embargo; la calle y sus amigos del instituto eran su única salvación de su tediosa existencia siendo el hijo «invisible», él era el niño ignorado de toda su familia, bueno, casi toda, la excepción, aunque pequeña, era la única persona en su familia que no le trataba como alguien pintado en la pared, esa persona contaba con un año y medio, su hermanita, Leyla.

—Buenos días, princesa. —susurró Travis viendo a Leyla dormir plácidamente en su cuna rosa—. Ya me voy al instituto, vendré más tarde para darte de comer, pero no te preocupes, juro volver pronto.

Travis se erigió y se dio media vuelta para salir de la habitación de la pequeña bebé. Pero sin presentirlo, la pequeña comenzó a quejarse y a removerse en su cuna. El adolescente corrió a ver que le sucedía y observó con detenimiento que pasaba.

—Avis... Avis... —murmuró entre sueños la pequeña. Travis sonrió con ternura y acarició la mejilla de la niña con el dorso de su dedo, para así calmarla.

—Tranquila, estaré bien, y ya te he prometido que volveré pronto, bebé. —respondió el joven viendo como la bebé hacia un tierno puchero y con delicadeza fruncía el ceño mostrándose en desacuerdo con él.

Travis depositó un beso sobre su frente, la cubrió con una pequeña manta blanca y de puntillas salió de la habitación de su hermanita, cerró la puerta con delicadeza, no quería despertar muy temprano a la bebita. Ya fuera de peligro, se dio la vuelta con alegría, pues ver a su hermana era como una especie de regodeo que se le inyectaba, dándole la locura que tenía día a día. Tenía cerrados los ojos con una sonrisa en los labios, pero al abrirlos, se llevó un terrible susto, sobresaltándose con sorpresa, frente a él estaba su hermano mayor, recargándose sobre la pared, observándole con desdén a la vez que comía una manzana.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó dándole una mordida a la manzana que tenía en las manos. Travis escuchó el desagradable ruido que hacían los dientes de su hermano encajarse en la fruta, cortando una parte de ella. Apretó los ojos con brusquedad y respondió.

— ¿Te interesa, Jared? Lo dudo mucho, nunca les he importado y creo que jamás lo haré, así que quítate. —espetó con enojo en su voz, caminó pasando de él, dándole un leve empujón con el hombro.

—A veces estas muy equivocado, Travis. —el nombrado miró por sobre su hombro a su hermano, quien mantenía un contacto visual constante—. Me importas, soy tu hermano mayor y quiero cuidar de los tres...

— ¿Qué te ha picado, Jared? Que yo sepa a ninguno le importo.

—Corrección, tú jamás quieres estar con nosotros, sólo con tus amigos y Lyl. Así que no digas eso.

Drugs and love© [Corrigiendo]Where stories live. Discover now