Capítulo 5

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Describir a Bill emocionalmente es imposible

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Describir a Bill emocionalmente es imposible. Describirlo físicamente es poco eficaz pero servirá; sus profundos y hermosos ojos azules eran como un océano inigualable, su pálida pero perfecta piel se lucía cuando sea y donde sea (hiciese frío o calor), su cabello era castaño oscuro, el cual siempre llevaba alborotado (pero aun así se veía increíble al percibir cuanta rebeldía reflejaba), sus labios carnosos y de un color rojizo eran apetecibles al primer vistazo que le dan, su rostro en sí es toda una obra de arte de mucho esmero y dedicación, pero todo ello quedaba atrás al definir su cuerpo; todo un monumento esculpido por el mejor, fornido y alto, cada parte de él se marcaba, su ancha espalda y sus oblicuos muy bien definidos al final del abdomen, era gustoso de ver, con medidas perfectas y una voz que al escucharla te hacía temblar de repente (posiblemente de miedo o de emoción); todo un adonis que en tiempos actuales sería considerado como un «playboy».

Lucifer era un ángel precioso que se convirtió en un demonio muy astuto. Bill nunca fue un ángel, pero siempre sería un demonio seductor.

Por esas razones todas las chicas estaban a sus pies, Rex posiblemente también se hubiese fijado en su perfecto físico, pero incluso con toda esa belleza su corazón optó por notar sus casi nulos sentimientos, optó por ver ese inexistente lado bueno y no quiso dejarse llevar por lo que decían todas esas lenguas injuriosas. No lo veía como los demás, él lo veía con sinceridad.

Eso era hasta hoy...

Ahora se encontraba caminando con dificultad de regreso a casa, el efecto de los analgésicos ya estaba desapareciendo de su sistema, así que le volvía a doler la cadera, le ardía la piel y sentía que algo mojaba sus vaqueros: ¿Sangre? O ¿Semen? Cualquier cosa podía ser, después de ese trágico encuentro con Bill, sabía que había rotó algo más que su corazón y su ropa interior. Aunque él pintara a Bill como bueno hoy todo había tomado un giro bastante brusco. Se sentía usado, se sentía sucio.

Sin presentirlo, había vuelto a casa con más heridas de las que tenía.

En cierta parte él deseaba dejar su castidad a merced de Bill, pero no deseó que se la arrebatara en un sucio y húmedo cubículo de baño escolar. Era repugnante que su primera vez haya sido prácticamente una violación.

Sus pensamientos se esfumaron al notar que ya estaba frente a la puerta de la casa, sacó la llave de su bolsillo izquierdo dispuesto a abrir la puerta. Eran las cuatro de la tarde y suponía que su madre estaría en casa. Hoy era lunes y su padre regresaría hasta las ocho a casa así que no lo vería por cuatro horas más.

<<Actúa natural Rex...>>. Se dijo a sí mismo mientras miraba la llave plateada que tenía en mano como si fuese la octava maravilla del mundo, tembloroso la introdujo en la cerradura y la puerta se abrió. Suspiró pesadamente y entró a paso lento, trataba de ocultar su muy notorio cojeo.

Al entrar en la casa vio que su madre había ido a recibirle, su expresión era relajada y hasta parecía que su mal humor desapareció por completo. Sonrió con esperanza. Pero todo se vino abajo cuando abrió la boca.

Drugs and love© [Corrigiendo]Where stories live. Discover now