Capítulo 18

7.6K 447 441
                                    

Los minutos pasaban lentamente, entre besos y fuertes embestidas al cuerpo de Rex, él aún se hallaba temblando bajo el imponente y soberbio cuerpo de Bill, quien parecía no decaer en lo más mínimo, seguía proporcionando vigorosas embestidas al peq...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Los minutos pasaban lentamente, entre besos y fuertes embestidas al cuerpo de Rex, él aún se hallaba temblando bajo el imponente y soberbio cuerpo de Bill, quien parecía no decaer en lo más mínimo, seguía proporcionando vigorosas embestidas al pequeño ángel que a su contacto le era inevitable mantenerse quieto. Rex pedía piedad ante la inclemencia del demonio, pero él se negaba rotundo, pues en ese momento podía sentir todo de aquel pequeño ángel, sentía hasta el olor de su sangre y el placer que podía despedir de sus poros abiertos. Rex entonces, viendo que él se hacía a oídos sordos, se aferró a su ancha espalda, intentando que sus uñas se encajarán en su piel, el joven demonio dio un bramido muy placentero, porque experimentó como las uñas del pequeño se deslizaron por toda la longitud de su espalda, dejando a su paso heridas abiertas, que al sólo contacto visual provocaban cierta grima. Tal vez eran cosas tan ligeras, pero de cierta forma le era como una especie de estimulante a sus mórbidos deseos de carne e inocencia.

Rex estaba confundido, pues entre el dolor y el placer, volvió a sentir como sus entrañas eran llenadas por el cálido y espeso semen del joven demonio, dio un último gemido, aunque pareció una queja por el dolor que ya se apersonaba en su cadera al sentir como Bill salió de su interior. El pequeño ángel se deslizó, con la espalda pegada a la pared, al suelo, quedando sentado con las piernas cerradas. Bill enarcó una ceja al ver a su pequeño juguete de esa forma, una sonrisa maliciosa se formó al observar lo hermoso que se veía con aquel brillo de inocencia volviendo a su ser, cosa que le hacía ver estrellas y le daba unas estresantes ganas de volver a follarselo, aún más fuerte.

—B... Billy, m... me due... duele. —se quejó entre el indescriptible dolor de su cadera, el resquemor era tal que se abrazó a si mismo alejándose un poco del joven de mirada penetrante, ya que en aquella frialdad, se escondía un deseo inconmensurable, dándole a entender que Bill quería una quinta ronda. Rex negó con la cabeza—. N... no ma... más, por... por favor.

Bill se mordió el labio inferior al ver a su pequeño muñeco tan indefenso, tan herido, y tan angelical volvía a su sumisión.

— ¿Qué? No te haré nada, tranquilo, Dino. —Bill de acercó hasta su rostro, depositando un brusco beso en los delicados labios de Rex, éste no puso objeción y se dejó llevar por las mordidas y el delicioso sabor a menta de sus labios, el cual estaba adjunto con el leve sabor de alcohol y tabaco.

Bill volvió a sentir el calor en su pecho, eso le molestó. Fue dando besos por las mejillas de Rex, hasta bajar aquel deseo hasta su cuello, mordiendo y dejando marcas en éste, era delicado y a la vez feroz, una mezcla que le gustaba al pequeño ángel; Rex gemía al sentir los dientes y la lengua del otro pasar por su piel, pero algo arruinó aquel momento, y debía decírselo a Bill.

—Bi... Bill, ¿po... podríamos irnos ya? Tenemos clase... —murmuró Rex, a lo que Bill le proporcionó una feroz mordida en su clavícula izquierda.

Pero al escucharlo y pensar bien lo que había dicho Rex, paró y levantó la mirada con cierta gracia, lo lindo que podía llegar a ser le era inhumano, le resultaba todo un regalo venido del cielo. En verdad parecía ser la rencarnación de un ángel demasiado ingenuo.

Drugs and love© [Corrigiendo]Where stories live. Discover now