Lágrimas

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En dos de los momentos más tristes de su vida había sido Ryoken quien lo consoló.

El primero fue cuando su padre lo corrió de casa por ser un Omega.

La noche que su padre lo corrió de casa tal vez fue la misma noche de cuando se dio cuenta que estaba enamorado de Ryoken. Su padre era un Alfa, su madre una Beta, su padre odiaba a los Omega más que a nada en el mundo, así que cuando se enteró que su único hijo era un Omega lo rechazó por completo.

Tal vez no lo corrió de casa de inmediato, paso un tiempo hasta que llegó ebrio a casa y lo insulto. Le grito como los Omega solo eran sucias zorras que para lo único que servían era para abrir las piernas a cualquiera que los pusiera mantener, que eran un desperdicio en la sociedad, que él ni siquiera debería existir... Yusaku se había cansado de eso, esa noche se puso de pie y enfrentó a su padre, se sobrepuso incluso cuando su padre utilizaba su voz.

No recordaba bien esa noche, solo recordó como su padre le había sujetado del cabello y, aún ante lo ojos de su madre, que no hizo nada por ayudarlo, lo había arrojado a la calle sin nada más que lo que llevaba en los bolsillos. Para su mala suerte era una fría noche de invierno, necesitaba encontrar un refugio o moriría ahí fuera.

Fue al primer lugar que se le vino a la mente. La casa de Ryoken.

Tenía algo de dinero en sus bolsillos que había olvidado sacar de la última vez que utilizo aquel pantalón, lo suficiente para pagar un taxi, los billetes estaban arrugados y un poco maltratados, pero eran útiles para su propósito. Así que tomó el primer taxi que encontró y le dio la dirección de la casa de los Kogami.

Casi de inmediato después de tocar el timbre se arrepintió. Pero no tuvo tiempo de escapar porque Ryoken había abierto la puerta.

- Yusaku ¿Qué sucede? ¿Te sientes bien?

- Ryoken...

Sin entender porque, al ver a Ryoken no pudo soportarlo más y se desmoronó. Abrazó al Alfa y, entre lágrimas, le dijo lo que había sucedido... le contó todo, como su padre le había llamado una "sucia zorra", como lo había golpeado y corrido de casa, como su madre sólo observaba sin decir nada... todo...

- ¿Estas mejor? - le preguntó después de un rato. Había dejado a Yusaku solo en la sala de estar con una manta para que entrara en calor y había ido a la cocina a preparar algo de chocolate caliente.

- Supongo... perdona por venir de esta forma...

- Esta bien, para eso están los amigos - susurró pasando una mano por los hombros de Yusaku - puedes quedarte el tiempo que sea necesario...

- No quisiera molestarte a ti o a tu padre...

- No lo haces... Primero: puedes quedarte el tiempo que necesites, mientras consigues un trabajo y el dinero para un apartamento, no te abandonaré ahora que me necesitas. Segundo: mi padre me mataría si sabe que te paso algo porque yo no insistí en que te quedaras aquí y, conociendo lo cabezota que eres, sé que tendré que insistir. Y tercero... Tu compañía es divertida.

- Eres el único que considera mi compañía divertida - sonrió Yusaku - Esta bien... Acepto, me quedare.

Esa noche se quedaron juntos en el cuarto de Ryoken, como Kogami tenia una cama tamaño matrimonial no hubo problema con que se quedaran juntos en esa cama. Después de conversar un poco evitando el tema del padre del Omega de ojos verdes se recortaron en la cama dispuestos a dormir.

Paso menos de una hora antes que Ryoken escuchara a Yusaku sollozando, el secreto era que Ryoken ya estaba enamorado de Yusaku desde hace mucho. Se giró a abrazar al otro y susurrar palabras de ánimo a este, Yusaku simplemente abrazo a Ryoken y se desahogo hasta quedarse dormido. Esa fue la primera vez que el aroma de Ryoken lo tranquilizó... Saber que él estaba a su lado le hizo feliz.

Together (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora