Capítulo 5

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Stiles se encontraba entrando a la oficina de su padre luego de un día normal de escuela, la verdad él esperaba que ese año en particular fuese mejor que los anteriores, pero por los momentos no parecía ser así.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó el Sheriff, pues no esperaba que Stiles viniese.

—No quería ir a casa y tener que soportar al idiota que decidiste llevar.

—Derek no está en casa... ya le busqué un trabajo. —Ante tal comentario la expresión un poco sorpresiva de Stiles fue difícil de ocultar. —Y sí, sé que no te agrada la idea, pero ya verás como con el pasar del tiempo Derek va a cambiar.

—No lo creo. Lo único que veré es como intentará escapar y acabará trás las rejas.

—Hay muchos jóvenes allá afuera que solamente necesitan apoyo y alguien que los lleve por el buen camino. Tú podrías ser uno de ellos.

—Pero no lo soy. Y no confío en él.

Como siempre Stiles se encontraba viendo hacia todos lados, su lado curioso nunca permanecía quieto por más que lo intentara, de hecho, lo hacía por inercia. Fue entonces cuando notó una carpeta amarilla con un nombre al frente "Derek Hale" y podía notar como una foto del pelinegro sobresalía del mismo; sin dudarlo lo tomó y comenzó a ojearlo.

Tenía toda la información sobre él. Su nombre, su edad, las veces que fue arrestado y todo lo referente a su historia, con unos fragmentos de las noticias del incendio.

Entonces ¿Él era uno de esos chicos que había sobrevivido a aquel incendio? Eso él no lo sabía. Ahora se sentía un poco mal por aquel chico. Colocó el expediente sobre la mesa y se levantó rápidamente. —Ya me voy.

***

Malditos clientes. Maldito trabajo. Maldito policía que no dejaba de seguirlo a todos lados. Trabajar en una cafetería era el peor trabajo de todos, no solamente por los clientes y todas sus estúpidas exigencias, sino por el hecho que no lo dejaban tomar café, o comerse las donas, o los cupcakes.

Además de eso siempre le pedían que sonriera más y que usara un tono de voz más apacible ¿Quién creía que era? ¿Bob Esponja vendiendo cangreburgers? Si pudiese demolería el lugar.

Derek finalmente había llegado a la casa donde se estaba quedando, pero no por mucho, según él. Caminó sin duda alguna hasta la cocina para acercarse al refrigerador y abrir el mismo, sacando una de las latas de soda que había para beberla.

Lo único bueno de estar en esa casa es que siempre habían cosas buenas en el refrigerador. Se acercó hasta el living y escuchó como alguien bajaba las escaleras.

—Así que un trabajo ¿No? —Mencionó Stiles para buscar algo de que hablar.

—¿Que te importa?

Stiles soltó un leve suspiro. —¿De que se trata?

—Es una cafetería. —Respondió mientras se lanzaba al sofá.

—Oh, eso no está tan mal. Podría ser un peor trabajo ¿Sabes? —Habló mientas caminaba para estar frente a él.

—De acuerdo ¿De que va todo esto? —Preguntó dejando la lata a un lado y levantándose. —¿Por qué te importa lo que haga? Tú y yo no vamos a ser amigos.

—Sólo intentaba ser amable, después de todo vivirás aquí por un tiempo. Pero está bien, no seremos amigos.

—¿Ser amable? No intentaste eso en la madrugada, o esta mañana.

—Porque tú fuiste todo amor y caricias cuando llegaste. —Mencionó con un claro sarcasmo y vio como Derek encogía los hombros. —Yo iba a darte una oportunidad, sé por lo que pasaste y bueno... No pudo ser nada fácil.

—Ja. Así que tu padre te contó sobre mi... Eso no significa que me conozcas, no tienes ni idea por lo que he pasado.

—No, no me contó, yo lo leí. Y tienes razón, no sé por lo que pasaste, pero estoy seguro de que nada de lo que pudo haberte pasado te da derecho a actuar como un idiota.

—Actúo como la vida me ha hecho. Y no necesito que sientas lástima por mi.

—No es lástima, perdiste a tu familia, debe ser muy difícil... Y siempre es bueno poder contar con alguien y tener quien te apoye.

—Cállate. Y no menciones a mi familia.

—Escucha, sé que quieres ser fuerte, pero está bien sentirse triste por eso, sin importar el tiempo que haya pasado.

—Te dije que te calles.

—Pero debes madurar y saber que ninguna de las demás personas tiene la culpa.

—¡Que te calles! —Gritó el pelinegro mientras llevaba su puño con rapidez hacia la mejilla de Stiles, haciendo caer al castaño una vez más al suelo. —Cuando llegue el Sheriff le dices que renunciaré. —Sin decir nada más agarró la soda y subió la escaleras.

Derek iba a pagar el doble por eso, y tenía suerte de que su padre tuviese turno nocturno.

Living with a stranger || SterekWhere stories live. Discover now