Capítulo 12

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-¿Qué miras?- dijo él haciendo que la castaña apartase su mirada.
-Nada
A ella le dolió la indiferencia de él. Abby se levantó del suelo ya que se había quedado dormida después de vendarle por quinta vez la herida del hombro,¿y para qué?, ni siquiera había escuchado un miserable "gracias" por parte del chico.
Sin embargo, aunque ella no lo supiese, Ethan estaba muy agradecido. El chico siempre se curaba las heridas sólo y, como era de esperar, muchas se le infectaban, como las de la espalda, a las cuales Echan llegaba con dificultad.
El chico retomo su camino al baño, pero le era bastante complicado andar, así que cuando dió su segundo paso, sé cayó.
Abby lo miró sonriendo. Se dirigió hacia la cocina e ignorandolo se sirvió unos pocos cereales. El paquete se estaba acabando, pronto tendrían que ir a por más.
-¿No piensas ayudarme?
Pero ella siguió comiendo. El joven suspiro.
-Estás en mi casa, ¿te acuerdas?, ¡ven a ayudarme ya!- gritó Ethan golpeando el suelo con su mano. Se estaba enfadando, así que Abby accedió a ayudarle. Le levantó del suelo y juntos se dirigieron al baño.
-Espérame aquí, enseguida salgo, ni se te ocurra moverte- y sin decir nada más entró al baño.
Ethan se vio en el espejo, llevaba la cara hinchada y un ojo morado. Sé quitó las vendas y observó sus heridas. No eran graves, las había tenido peores. Tenía todo el cuerpo lleno de cicatrices, aún se acordaba de la primera, la cual se la hizo al intentar escapar del horfanato cuando a penas tenía once años.
A día de hoy, tendría más de medio centenar de cicatrices repartidas por todo su cuerpo.
Unas eran grandes y otras muchas pequeñas, casi insignificantes. Algunas le recordaban momentos de su vida que prefería olvidar. Tenía varias infectadas y muchas ya cicatrizadas por completo. Pero todas reflejaban la dura vida que había tenido, todo el sufrimiento por el que había pasado.

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-¿Estás bien?- preguntó la chica, la cual se estaba desesperando ya que él había entrado hacía más de media hora. Y no es que Abby se preocupase por Ethan, sino que, después de haberle curado durante varios días, le daría mucha rabia que ahora el chico se hubiese muerto en el baño.
Aunque pensándolo bien,sí él se moría, esa cabaña le pertenecería a ella y eso significaría que podría hacer todo lo que quisiera allí.
Pero entonces el chico salió del baño sin, arruinando todas las ilusiones de Abigail.

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Después de que Abby le hubiese exigido que se quedase en la cama reposando y que no saliese por el momento al exterior, el chico se había tumbado en su cama semidesnudo, mirando el techo,cosa que había estado haciendo durante las últimas dos horas. Aunque en realidad lo único que él estaba intentando hacer, era recordar el nombre de la chica.
Poco después se levantó para escoger entre los pocos alimentos que había en la nevera que cenar, cuando sintió una mano cálida acariciar su espalda.
-¿C-Como t-te hiciste todo esto?- preguntó ella en un susurro detrás suyo.
Se giró, estaban muy cerca, sin embargo ninguno de los dos retrocedió.
Se quedaron así.
Ella podía sentir los latidos del corazón del chico, y él podía escuchar la respiración entrecortada de la chica.
-Es algo que no te importa.
-Date la vuelta- dijo ignorando el comentario del joven.
El chico le hizo caso.
Se giró lentamente, dejandole ver sus cicatrices. No se sentía orgulloso de tenerlas, pero gracias a ellas recordaba su pasado, y recordaba quien había sido y en quién se había convertido. Cada una de ellas tenía una historia, una explicación.
Esa noche ella curó cada cicatriz que había en su cuerpo. Una a una, de manera delicada, casi acariciando la piel del chico.
Pero las cicatrices más difíciles de curar eran las invisibles.
Y por desgracia Ethan tenía muchas de ese tipo.

Amor de psicópatasWhere stories live. Discover now