Capítulo 31

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Abrieron la puerta de la cabaña entre beso y beso.
-Bueno, entonces, voy a tener q repetirte las normas- dijo mientras besaba el cuello de la chica.
Abby soltó una risita.
-Vuelvemelas a decir, porfa- acarició la espalda de Ethan y empezó a subir la camiseta del chico, aquel trozo de tela le molestaba, impedía que ella sintiera la piel del chico rozar la suya.
-Para empezar, no bebas, a no ser que este yo presente- besó el cuello de la chica-. Después, no vuelvas tan tarde a casa, ¿O es qué quieres que me preocupe? Y por último- le dio otro beso, en este caso en su clavícula-, me perteneces, ¿Te ha quedado claro?
-La última no muy bien- sonrió de manera traviesa ella.
-Eres mía, sólo mía y de nadie más, lo que significa que sólo puedes besarme a mi.
-¿Tuya? ¿Desde cuando? Yo desconocía esa información, nunca me lo has demostrado.
-Mmmm...- le dio otro beso-. Entonces, ¿Debería hacerte mía esta noche?
Ella asintió. Después de muchos besos más se quedaron únicamente con la ropa interior.
-¿Aún quieres continuar?
-Claro que sí Ethan, quiero hacerlo contigo, estoy deseandolo- sin embargo, después de escuchar eso el chico se alejó, poniendo distancia entre ambos-. ¿Qué te pasa?
-Estas muy borracha, ese es el problema.
-¿Qué?- preguntó confusa.
-Qué lo que acabas de decir no lo dirías si estuvieras en un estado normal. Esta no es la Abichuela con la que quiero hacer el amor.
-Que tonterías dices, tanto está Abichuela como la otra te quieren, todas las Abichuelas te quieren, y quieren hacerlo contigo.
-Estas demasiado borracha, debo recordarte que la última vez me dijiste que querías que tu primera vez fuese especial, para poderla recordar siempre.
-Ethan, lo único que quiero es ser tuya- dijo casi suplicandole.
-Lo serás, pero no aquí y no de esta forma. Será especial. Será un día que recordaremos los dos,ñ. Será el día que yo te entregue mi amor y tu a mi el tuyo.
-P-Pero yo...
-Abichuela, duérmete ya, mañana tendrás resaca, así que intenta descansar todo lo que puedas.

********************

Despertó con un terrible dolor de cabeza, todo le daba vueltas, y tenía unas enormes ganas de vomitar. Cuando obtuvo la suficiente fuerza, se levantó de la cama y se acercó a la cocina, dispuesta a prepararse algo que aliviase su mala gana. Nada más entrar vió una bandeja con una nota que decía así:
"Abichuela, te he preparado el desayuno, no soy un gran cocinero, pero por lo menos sé tostar pan, te he dejado también una pastilla para el dolor de cabeza. Se que no es la gran cosa, pero espero que lo disfrutes. Volveré pronto, comete todo, me ha costado hacerlo."
Abby dejó la carta a un lado y observó con atención la bandeja, la cual contenía: dos tostadas con mermelada de fresa, la favorita de Abby, un vaso con zumo que por el color sería de piña, la pastilla y un cuenco con cerezas. También Ethan había esparcido unas cuantas flores a modo de decoración.
Abby sonrió por el detalle. Esas flores las había visto crecer Ferca del puente. Eran preciosas. Después de un cuarto de hora la bandeja estaba vacía, no quedaba ni una miga.

********************

Cuando Ethan volvió, la castaña estaba observando al nido de pájaros que estaba en la rama más cercana a la cabaña. Los polluelos había roto el cascarón hacia poco tiempo y a Abby le encantaba observarlos.
-¿Qué tal?¿Te encuentras mejor?¿Te ha gustado?
-Si, gracias- respondió aún con la vista fija en la ventana-. Pero, ¿Por qué?
Ni siquiera ella sabía porque estaba haciendo esa pregunta, aunque muy en el fondo si que se imaginaba una razón, y es que deseaba que el chico le dijese que era porque la quería, se preocupaba por ella o cualquier cosa que provocas dentro de Abby un caos.
-¿A qué te refieres?
-¿Por qué me has preparado el desayuno?, no hacia falta.
-Bueno- dijo mientras se quitaba el abrigo-, tu siempre preparas la comida- se sentó en el sofá junto a ella para observarla mejor-. Además me he imaginado que te levantara con mala gana.
-Ya, pero no era necesario.
-En serio, Abichuela, ¿Por qué le das tantas vueltas? No es para tanto, lo único que he hecho ha sido meter el pan en la tostadora.
-¿Y qué me dices de las flores?- Abby seguía insistiendo, aferrada a la idea de que él pudiese decir en algún momento algo bonito.
-¿Las flores, que pasa con ellas?- preguntó confuso.
-Crecen a más de cinco minutos de aquí, ¿Has ido de propio?
El chico asintió.
-¿Así que, no vas a decir nada más?
Él la miro sin entender a que se refería.
-¿Qué pasa, qué he hecho?
Ese era el problema, que al parecer lo había hecho sin ningún tipo de motivo, sin ninguna razón, sólo por hacerlo. Y aunque ella sabía que no tenía derecho a desilusionarse porque el chico realmente no había hecho nada malo, no pudo evitarlo.
-Simplemente no puedo entender como pasas de ser un cretino a ser adorable, y viceversa.
-Abigail, sólo te he preparado el desayuno, no he hecho nada más.
-Si, pero...
-No sé que te pasa ni porque estas tan a la defensiva, pero tienes razón, no debería haberte hecho el desayuno, tan sólo eres mi sirvienta, ¿Te acuerdas? Yo te daba techo y comida y tu a cambio me ayudabas. Perdona por habertelo preparado, ha sido una tremenda estupidez por mi parte- dijo él enfadado, aunque después al ver cuanto le habían dolido sus palabras a la chica se arrepintió de haberlas pronunciado.
-Tal vez ese es el problema- respondió ella-. Al principio si que te ayudaba, pero ahora ya no hago nada, si sólo soy una simple sirvienta para ti y no realizo mi función ¿Por qué aún no me has matado? Es decir, al principio tenías intención de hacerlo, y ahora que no hago nada, no género dinero, no ayudó y tampoco me utilizas para satisfacer tus necesidades, ¿Por qué me sigues manteniendo con vida? ¿Para qué me necesitas?
Ni siquiera él lo sabía, es decir, al principio cuando había aceptado que ella se quedase allí lo había hecho con la intención de utilizarla como una especie de esclava, alguien que pudiese limpiar la sangre de la ropa, afilar las herramientas, preparar la comida y encargarse de la cabaña y si todo eso no funcionaba simplemente la mataría, pero poco a poco, aunque le costase admitirlo se había encariñado con ella. Pero aún así, ¿Por qué no la mataba? Abigail suponía demasiados problemas. Aunque claro él también sabía la respuesta a eso, matarla suponía tenerse que despedir de momentos que le encantaban, como cuando llegaba a la cabaña y lo primero que veía era la radiante sonrisa de ella, también se terminarían los platos que ella preparaba, las conversaciones, los besos, los enfados, matarla suponía no volverla a ver, no volver a ver esas mejillas sonrosadas, esos labios, esas curvas, en definitiva, acabar con la vida de Abby suponía también acabar con su vida. También empezaba a ser consciente de que tenía sentimientos por ella y que estaba empezando a ocupar su corazón. Y aún así, él podía comportarse como un verdadero imbécil, hiriendola. Y a pesar de que era común que él terminase dañandola, lo que ella no sabía es que todos los pensamientos que tenía Ethan durante todo el día se debían a ella y a como hacerla feliz. Aunque claro, Ethan nunca había sido bueno expresando sus sentimientos así que nunca lo lograba.

********************

No se hablaron en toda la tarde, ella estaba dolida por que él la consideran tan sólo una sirvienta. Y él no sabía cómo comenzar una conversación después de haberla herido y de no haber respondido nada cuando ella preguntaba la razón por la que seguía con vida.
-Abigail-, prepárate, iremos al apartamento. Aquí ya no queda comida y tampoco tengo ropa limpia.
Ella sólo asintió. Se vistió y salió de la cabaña para ir hasta donde se encontraba Ethan esperandola con la moto. Se pusieron el casco y se montaron. Ninguno abrió la boca en todo el camino. Entraron al piso en silencio hasta que el habló:
-Me voy a duchar.
Ella sólo asintió y observó como se alejaba por el pasillo hasta que entró al cuarto de baño.
Media hora más tarde sono el timbre. Abby se levantó del sofá, apago la tele y abrió la puerta, llevándose un susto al ver a la persona que se encontraba allí.
-Abigail, ¿Quién es?- preguntó Ethan que al no obtener repuesta se acercó a Abby y asomó su cara por la puerta extrañandose al ver a ese hombre en la puerta.
¿Qué estaba haciendo esa persona en su casa?

Amor de psicópatasWhere stories live. Discover now