Capítulo 13

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Hacía ya dos horas desde que Ethan se había marchado. Sus heridas ya estaban comenzando a cicatrizar y él chico se encontraba mucho mejor. Abby abrió sus maletas y sacó un portátil. Esa era una de las cosas que había decidido traer a la cabaña. Lo encendió. En la parte inferior de la pantalla vió la fecha, cuatro de abril.
A penas quedaban dos semanas para su cumpleaños.
Cumpliría dieciocho.
Dieciocho años ya en ese mundo.
Un mundo que Abigail no entendía muy bien.

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Necesitaba matar. Matar a alguien, a cualquiera. Necesitaba sentir la sangre de su víctima gotear por sus dedos. Necesitaba ver como el brillo de los ojos de la otra persona se esfumaba. Escucharlo rogar, suplicar por su vida.
Necesitaba asesinar.
Matar.
Eso era lo único que le llenaba.

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Ethan había entrado en una discoteca. Borrachos disfrutando de la música, bebiendo, besándose con cualquiera.
Era el lugar perfecto.
A altas horas de la noche, todos o por lo menos la mayoría estaban borrachos.
En menos de dos minutos encontró a su víctima.
-Hola- dijo a modo de saludo acercandose a la rubia la cual bailaba en la pista. Era evidente que ella ya había bebido mucho y que el alcohol ya había hecho efecto en su cuerpo.
-Hola guapo- dijo con una sonrisa traviesa. Ella empezó a bailar con él, pasó sus manos alrededor del cuello del chico y este, puso las suyas en la cintura de la rubia. Ambos bailaban al ritmo de la música. Ya llevaban un par de canciones y él se estaba cansando de soportar aquel ambiente de fiesta.
-Acompañame un momento muñeca- le susurró en el oido. Ella asistió y los dos salieron de aquel lugar. Ethan condujo a la rubia al callejón que había detrás de la discoteca. Desde ahí aún se podía escuchar la música, y eso significaba que si ella gritaba nadie la escucharía.
Empezó a desnudarla y ella hizo lo mismo con él. Antes de matarla se divertiría con ella y por lo menos la chica disfrutaría sus últimos minutos de vida. La penetró, y cuando ella estaba a punto de llegar al placer máximo, la apuñalo. Le introdujo todo el filo del cuchillo en el estómago. Vio la cara de dolor de la chica y no pudo sentirse mejor. Disfrutaba tanto cuando cuando veía sufrir a los demás. Sacó el cuchillo del cuerpo de la chica. Había un gran charco de sangre en el suelo junto al cadáver de su víctima. Observó su cuchillo del cual goteaba ese líquido rojo que tanto le gustaba.
¿Cuantas vidas habría arrebatado ya con ese cuchillo?
Ethan ya había perdido perdido la cuenta del número de gente que había matado.
¿Cientos?
¿Miles?
Llevaba asesinando desde hacía mucho tiempo.

Amor de psicópatasWhere stories live. Discover now