Capítulo 15

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-Hay una llave aquí- dijo introduciendo la mano en el macetero y desenterrando un par de ellas.

-¿Por qué las guardas ahí?

-Son de emergencia, por si algún día perdía las mías o pasaba algo- a continuación de decir eso abrió la puerta, y pronto el olor a tabaco y a alcohol los inundó completamente. No había cambiado nada desde la última vez que estuvo ahí.

Pasaron por el salón para subir al piso de arriba, donde se encontraba la habitación de Abby, la cual se sorprendió al no encontrarlos durmiendo encima de la mesa, como siempre. Subieron las escaleras, Ethan se limitó a seguirla hasta llegar a una puerta, la cual la chica abrió.

-Bienvenido a mi cuarto- Ethan observó la habitación, las paredes eran moradas y negras, al igual que la cama y casi todos los muebles que la chica tenía, también había posters pegados en las paredes. 

Ethan se acercó al calendario que colgaba de una chincheta en el corcho. Había una fecha marcada. El veintiocho de abril estaba señalado con un círculo morado y al lado, alguien había escrito el número dieciocho acompañado de un dibujo mal hecho, que el chico supuso que era una carita triste.

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Abby ya había cogido todo lo que necesitaba , que básicamente era ropa y zapatos, también habían cogido algo de comida, de esa forma hoy ya no tendrían que ir a comprar nada.

Estaban a unos pasos de la puerta cuando está se abrió. Entró un hombre y una mujer los cuales no tendrían más de cincuenta y cinco años, aunque, por su aspecto descuidado aparentaban muchos más. Ello se quedaron observando a Abby, la cual se quedó inmóvil.

-Niñata, ¡¿Dónde has estado?!- el hombre se acercó gritando a la chica, quién no respondió.

-Imbécil, tu padre te ha preguntado algo- dijo la mujer.

-¿No piensas responderme o qué?- preguntó agarrándole el pelo para después estirárselo. Ella hizo un mueca de dolor y susurró el nombre del chico. Así que, de repente ellos notaron la presencia de Ethan -¿Acaso tienes tu la culpa de que mi hija no haya venido a casa durante semanas?

-Dudo mucho que cualquier persona quisiese vivir con ustedes- dijo de forma amenazante Ethan, para después referirse a la chica, la cual estaba llorando en el suelo -Vámonos de aquí- dijo mientras le ayudaba a levantarse.

A ella le había dolido mucho la indiferencia de sus padres, puede, y solo puede, que una pequeña parte de Abby se hubiese emocionado al verlos, y quizás, ella había pensado que, su padre al verla le abrazaría y que los tres llorarían de felicidad. Nuevamente se había hecho falsas ilusiones.

Mientras ella pensaba todo eso, el chico le agarró de la muñeca para empujarla hacía la salida.

-Zorra- Ethan soltó a Abby para propinarle un puñetazo al hombre. El chico no permitiría que nadie hablase mal de Abigail, sobre todo cosas que él sabía que no eran ciertas. Aquel puñetazo ayudó a que Ethan desprendiese toda la rabia contenida después de ver y escuchar como insultaban a Abby y le decían de todo.

El hombre después de recuperarse del golpe, empujó contar la pared a Abby, quién gimió de dolor, y él nuevamente sintió rabia, esa escena le recordaba tanto a lo que ocurría en el orfanato, ¿quienes eran ellos para tratarla de sea manera?, no los conocía, pero tenía muy claro que ella no se merecía ese trato.

-¿Te vas a ir?- preguntó el hombre observando las bolsas que contenían todo lo que Abby había cogido. -¿Te vas a ir con él?- preguntó nuevamente ahora señalando al chico, quién tenia los puños apretados intentando contener sus ganas de terminar con ese hombre. Abby asintió. -No me lo puedo creer, resulta que mi hija es una puta- dijo golpeándole en la cara, por lo que el labio de ella comenzó a sangrar. -¿Eso es lo que te hemos enseñado tu madre y yo, a irte con el primero que te preste un poco de atención?, ¿Enserio, Abigail?, yo pensaba que no serías tan fácil- después de giro hacia Ethan. -¿Cuantas veces has utilizado a mi hija para satisfacer tus necesidades?- Él no respondió, si no que le dio una patada al hombre en el costado, mientas ella lo único que podía hacer era llorar, ante esas personas se sentía débil, insegura, indefensa.

-Vámonos- le dijo a la castaña cogiéndole nuevamente de la muñeca.

Se alejaron de esa casa. Durante todo el trayecto estuvieron callados. Se habían cogido de la mano, de esta manera era mucho más fácil para el joven empujar a la chica, ya que ella era incapaz de moverse, y al mismo tiempo, poder sujetar las bolsas en la otra mano, además, que para Abby era muy reconfortante sentir el calor del cuerpo de Ethan el cual se propagaba en su mano, envolviéndola en una sensación cálida, la cual hacía muchos años que ella no sentía.

Llegaron a la entrada del bosque. Él se giró hacia ella, para observarla. Aún tenía los ojos llorosos y las mejillas rojas.

Le abrazó, y entonces fue cuando se dio cuenta.

-¿A-Abichuela?

-¿Si?- preguntó ella envuelta en el abrazo del chico, donde se sentía segura y mas tranquila, pero, de repente los músculos del chico se tensaron.

-E-Estás sangrando.

Amor de psicópatasWhere stories live. Discover now