Capítulo 37

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Abby estaba obsesionada. No podía dejar de pensar en los mismo. "¿Por qué Tania había quedado con Ethan?". "¿Por qué Ethan había quedado con Tania?". La misma pregunta, todo el rato. Y por más que pensase no veía una respuesta clara. ¿Estaba molesta? No, realmente no, se sentía curiosa pero no estaba enfadada. Tampoco tenía celos. O eso era lo que pensaba, porque, después de todo, confiaba en ellos ¿O no? Era su amiga, la más cercana que había tenido en su vida, y era Ethan, el chico que le gustaba. Tenía que confiar en ellos. Debía confiar en ellos. No tenia que preocuparse por eso. Y aun así era en lo único en lo que podía pensar.

Ethan y Tania habían estado sentados en esa mesa hasta que la cafetería cerró pasadas las 20:00h. Ethan se había quedado esperándola mientras ella barría, limpiaba la cafetera y dejaba las sillas colocadas encima de las mesas. Después de asegurarse de haber dejado todo en perfectas condiciones para el día siguiente se dirigió a Ethan para preguntarle acerca de su amiga, y el chico sin darle mayor importancia le dijo que era algo de lo que no se se tenía que preocupar, que carecía de relevancia.

Cuando, después de trabajar llegó al apartamento del chico, vio como él estaba plegando pantalones y camisas y cómo los introducía en una maleta. Cuando se percató de la llegada de la chica dijo algo que dejó incluso más confusa a Abby:

-Prepara las maletas.

-¿Qué?

-Las maletas- dijo él señalando la suya- ,que las hagas.

-¿Por qué? ¿Van a venir a por ti? ¿Te han descubierto? ¿Nos vamos a mudar?

-¿Qué? No, no, nada de eso. Tú simplemente hazlas, te he dejado una de las mías encima de tu cama- y añadió- Ah, si, se me olvidaba, llévate lo justo y necesario, no vamos a estar muchos días.

Pasada media hora, ahí seguía ella, enfrente de su maleta, sin ni siquiera haberla abierto. ¿Qué se supone que se tenía que llevar? Ethan no le había dicho nada. Tampoco era como si tuviese mucha ropa entre la que decidir, pero la simple situación le ponía histérica. ¿Qué pasaba si iban al monte y ella no se cogía calzado cómodo? ¿O, por si el contrario, iba a un sitio calurosos con playa? Intentó meter un poco de todo. Camisetas de tirantes y polares, unas deportivas y un sin fin de cosas más, entre ellas un vestido, el único que recordaba tener. Era precioso, aunque ni siquiera sabía si le seguía valiendo. Cuando creyó tener todo listo se tumbó en el sofá para ver la tele mientras Ethan iba a buscar el coche. Porque, al parecer no solo tenía moto, si no que  poseía varios vehículos.

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Se despertó con un fuerte dolor de cuello. Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz se asustó. Estaba en un coche, pero no recordaba haber llegado ahí.

-Eh, eh, tranquila- dijo Ethan al volante- llevabas varios días durmiendo mal así que no quise despertarte. Por cierto, no queda nada para llegar.

-Gracias.- contestó observando el paisaje por la montaña. Sólo se veían árboles y prados, ninguna señal o cartel que le permitiese saber donde se encontraba.

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-Ya hemos llegado.- informó mientras aparcaba y apagaba el motor del coche.

Abby suspiró, aliviada, necesitaba estirar las piernas y sentir el aire en su cara, llevaban demasiadas horas metidos en ese coche.

-Pero, Ethan, si aquí no hay absolutamente nada- dijo observando los pequeños arbustos que destacaban en un paisaje desolador, sin apenas vegetación y con una gran escasa cantidad de flores o cualquier otro ser vivo como animales.

Amor de psicópatasWhere stories live. Discover now