Capítulo 33

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-Ethan, me voy- dijo Abby a modo de despedida.
-Espera, espera- se levantó de la cama de un salto.- ¿Dónde vas?
Mientras intentaba buscar una excusa, no puedo evitar mirar hacia abajo. Ethan llevaba un pijama de conejitos, con el q según él se veía sexy aunque lo único que provocaba en Abigail eran unas cuantas risas.
-He quedado con Tania, vamos a ir a una fiesta.
La mirada de Ethan le incomodaba.
-¿Que tipo de fiesta?
-No sé, es mi primera vez en una.- Contestó ella.- Supongo que habrá música, comida, también...
-¿Habrá gente?- preguntó interrumpiendola.
¿En serio Ethan le había preguntado eso?¿Él que iba a discotecas le estaba preguntando si en una fiesta había gente?
-No, en realidad la fiesta la celebran unos muebles- contestó sarcásticamente- va a haber sillas, mesas, armarios, y Tania y yo somos las invitadas especiales.
-Muy graciosa- dijo él- Me refería a que si va a haber...
-¿Va a haber...?
-Chicos.
Abby se rió.
-¿A caso estas celoso?
-No- contestó él sonando seguro
-¿No te matan los celos?- preguntó nuevamente con una sonrisita en su cara.
-Para nada- respondió mientras ella miraba su reloj.
-Me ha encantado la charla- dijo abriendo la puerta.- pero me tengo que ir, si no llegaré tarde.
Ethan se quedó ahí, plantado, sin moverse, sorprendido de ver cómo la castaña había evitado contestar sus preguntas y se había ido sin despedirse de él.

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Abigail se encontraba en el portal de la casa de su amiga, dudando si había hecho lo correcto. El tema de la fiesta seguía sin emocionarle y se sentía culpable por haber hecho que Samuel tuvieses que organizar una fiesta el solo. Sin pensárselo más por si acaso se arrepentía y salía huyendo, decidió tocar el timbre de una vez por todas. Sólo tuvo que esperar tres segundos hasta que Tania le abrió la puerta.
-Adelante, pasa.- le invito su amiga nada más abrir la puerta y cerrándola cuando esta entro a su casa.- Vamos a mi cuarto. Dijo mientras comenzó a subir los escalones de dos en dos.
La casa se encontraba en pleno silencio, muy tranquila, por lo que Abby intuyó que se encontraban las dos solas. Nada más llegar al cuarto, Abby se sento en la cama para, segundos más tarde, tumbarse.
-¿Se puede saber que haces? Apenas tenemos tiempo.
-¡Que dices!, Si aún quedan más de tres horas.
-Pero aún nos tenemos que preparar,¿O es que a caso pensabas ir así?
-Si- respondió ella mirando su conjunto sin encontrar ningún fallo. - Va a ser una noche agotadora y prefiero estar cómoda- dicho esto se volvió a tumbar en la cama, ahora tapándose con la manta.
-De eso nada.- Tania buscó un vestido apropiado para Abby en su armario. - Más vale que vengas aquí y me ayudes a encontrar algo para ti.

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-No me convence- dijo Abby mientras miraba su reflejo. Notaba que estaba demasiado maquillada, se sentía incómoda con los tacones que tenía puestos y pensaba que el vestido y el pelo liso no le favorecían.
-Por favor, si estás preciosa, tanto chicas como chicos se morirán por tenerte está noche.
-No lo sé, Tania, no es muy cómodo y...- se volvió a mirar al espejo. El vestido no era feo, todo lo contrario, era negro, de los que se ciñen al cuerpo, tal vez esa era la razón por la que Abby no estaba agusto, acostumbrada a llevar siempre sudaderas dos o tres tallas más grandes, ese vestido le hacía sentir insegura.
-Bueno, ya sabes lo que dicen, para presumir hay que sufrir.
-Lo que tú digas, ¿Estas ya?, Tengo ganas de marcharme.- preguntó observando a Tania quien se había puesto un vestido blanco que resaltaba su piel morena.
-Si-, ya nos podemos ir.

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-¿Pero qué es esto?- preguntó Tania quien se encontraba a varios pasos de Abby, quien debido a sus tacones no podía ir al mismo ritmo que su amiga.
Tania tocó el timbre esperando que las recibieran un grupo de jóvenes con latas en sus manos, bailando al ritmo de la música y con ganas de divertirse, sin embargo, y para su sorpresa, el que abrió la puerta fue Lucas, que sí que llevaba una lata en su mano pero no mostraba ningún signo de estar en una fiesta. Y es que así era, no había ni rastro de la supuesta fiesta en la casa de Samuel.
-¡¿Se puede saber qué pasa aquí?!- gritó Tania enfurecida llamando la atención de todos los chicos. -He tardado dos malditas horas en arreglarme y no pienso arruinar mi esfuerzo.- dijo muy enfadada.- Quiero que alguien me dé una explicación ya de porque aquí no se está celebrando la fiesta.
-¿Que esperabas que hiciesemos?, Nos has dado solo un par de horas para prepararlo, no teníamos bebida ni música, sin contar que hoy es martes, y la gente se queda en casa.- Contestó Logan, el chico con pinta de surfero.
-¡Samuel!- gritó ella- ¿Cómo has podido hacer esto? ¿Eres consciente de que mi vecina, la señora de los cincuenta gatos, montaría mejores fiestas que tú?- argumentó ella elevando más la voz si es que eso era posible.- Como ya he dicho no pienso arruinar el tiempo que he empleado en lucir tan bien, así q vámonos a una discoteca, así por lo menos aprovecharemos la noche.
-¿Una discoteca?- susurro Abby.
Aquella idea le atemorizaba más que la fiesta en casa de Samuel.
-¡Si!- Lucas levantó sus dos manos eufórico pero enseguida bajo una para llevarse la lata de cerveza a la boca.
-¿Qué hacemos con este?- preguntó Leo.- Está demasiado borracho.
-Creo que lo mejor sería dejarlo aquí, ya ha tenido suficiente fiesta por hoy.
Mientras Logan y Leo llevaban a Lucas hasta el sofá y Tania se reía de la situación, Samuel aprovechó para ir donde estaba Abby.
-Estas preciosa- le susurró haciendo que ella se pusiese roja y que su corazón latiese rápidamente, aunque no pudo evitar pensar en si Ethan también creería que estaba hermosa esa noche.

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Nada más entrar en la discoteca, Abby sintió que ese ambiente no era el suyo. Tania intentó sacarla a bailar para animarla, pero después de que varios chicos le hubiesen tocado sus caderas, se volvió a sentar. Samuel llegó segundos más tarde con dos latas de  Coca-Cola en la mano
-Todo esto no es tu rollo, ¿Verdad?- le ofreció una de las latas mientras Abby hacia un gesto con la cabeza. -Me lo imaginaba.
Abby abrió su refresco y le dió un sorbo.
-Si te soy sincero pensaba que si no organizaba ninguna fiesta en mi casa podría ahórrate un mal trago, sé que hubieses estado incómoda, pero Tania es muy cabezota, y al final nos ha hecho venir hasta aquí. Lo siento.
A Abby sentía sus latidos por todo el cuerpo, ¿Por qué le parecía tan tierno que se disculpase? ¿Desde cuando se sentía así por él?, Es decir, tampoco lo conociese tan bien, solo habían hablado unas cuantas veces, pero, según Abby, tampoco tantas como para que ella se hubiese enamorado de él.
-En realidad me gustaría salir de aquí, creo que ya he tenido suficiente por hoy- Abby de levantó y se recoloco bien el vestido. -B-Bueno, ya nos veremos- dijo a modo de despedida.
No quiera pasar más tiempo con el chico, se sentía culpable por sentirse así, por estar tan confundida, por no saber que hacer cuando se acercaba él, se sentía culpable por estar pensando en Samuel en vez de Ethan.
-Espera, Abby,- dijo sujetándole de la muñeca para que la chica retrocediera y estuviese cerca para decírselo al oído y que ella le pudiese escuchar bien- te acompaño.
-No, no hace falta. - respondió ella pensando en que si el chico le acompañaba descubriría la cabaña.
-Estas loca si piensas que voy a dejarte andar sola por la calle a estas horas.
-Gracias, Samuel, de verdad, pero no es necesario,sé cuidar de mí misma.
-Digas lo que digas te voy a acompañar.
Y entonces Abby se dio cuenta de que no le asustaba la idea de que el chico viese la cabaña, lo que le asustaba era que Ethan los viese juntos, sobre todo porque estaba segura de que si seguía pasando mucho tiempo con él, no dudaría en besarlo.
Y lo que pudiese pensar Ethan al ver eso era lo que verdaderamente le atormentaba.

Amor de psicópatasWhere stories live. Discover now