Cuaderno de cuentos

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     Tenían casa llena, por así decirlo. Jackson y Mark habían llegado con la intención de disfrutar de una parrillada en el jardín de la familia Kim, así que las carcajadas que provocaban sus bromas se escuchaban por toda la casa, en especial las de Jin cuando hacía referencia a la poca habilidad culinaria de Namjoon.

Eso pasaba en planta baja. En el piso superior también había algo de escándalo. Jungkook había invitado a Yugeyom a su casa, por lo que estaban pegados a la computadora jugando, sin reprimir los reclamos por una mala jugada, gritos de victoria y risas por errores cometidos. Jimin, Taehyung y Hoseok estaban jugando también con ellos, aumentando el ruido, mientras Yoongi solo intentaba darse una relajante ducha. Poco pasó para percatarse de que aquello no pasaría.

Disfrutaba de bañarse escuchando música de su lista de reproducción, hacía el momento más relajante, pero con los gritos de sus hermanos y de su tío Jackson eso era imposible. Cerró la llave del agua manteniendo su ceño fruncido, queriendo pedir silencio pero sabiendo que sería ignorado por todos. Mientras se secaba envidió a Jungkook por el baño en su habitación, su hermanito tenía baño propio así que podía salir de él con calma hacia su habitación.

La idea de ir en bata hasta su cuarto no le avergonzaba, pero tampoco le era tan atractiva, sin embargo tenía que hacerlo sí o sí. Odiaba cambiarse en el baño, así que luego de abrocharse el cinto de la bata negra, salió con el cabello todavía goteando sobre sus hombros –¡Hyung! –gritó Tae con una sonrisa al verle pasar por donde ellos jugaban en la computadora.

La mirada que le dedicó no fue tan amable, pero Tae siguió hablando sin sentirse intimidado » ¿Viene a jugar? ¡Puede ser de mi equipo!

-No, gracias –contestó avanzando hasta su habitación, para empujar la puerta y entrar. Suspiró al encontrarse con Shooky acostado bajo su escritorio, y le miró serio-. Comprendo que no quieras estar afuera con ellos, pero este es mi cuarto. Abajo está el de Jungkook –le señaló, con el perro observándole sin moverse de su lugar. Suspiró, y tronó los dedos provocando que el can levantase la cabeza, fijándose en si no tenía comida en sus manos-. Fuera Shooky.

Obedeció, saliéndose del cuarto como si nada, y Yoongi cerró la puerta para de alguna manera dejar de escuchar a su tío Mark quejándose de lo miedoso que era Jackson. El peli negro comenzó a tomar la ropa que se pondría, y una vez vestido, se dedicó a secarse el cabello con su toalla. Se sentó en la cama sintiendo pereza de colocarse calcetines, y luego de un suspiro, se fijó en su piano eléctrico.

No quería salir de su habitación, pero tampoco encontró algo que le entretuviese allí más que su piano, aquel lleno de calcomanías que un día pegaron sus hermanos. Ya había pasado el festival, ya se había presentado así que no había porque practicar, y tampoco se le ocurría qué tocar. De igual forma, se sentó frente a él.

Lo encendió, comenzando a tocar con uno solo de sus dedos, jugando. Se sentía en blanco, ninguna canción venía a su mente así que frustrado, se levantó. Golpeó su rodilla contra el teclado, y junto a una maldición por el dolor, se tambaleó chocando contra su escritorio. Varias cosas temblaron y se cayeron, por lo que en seguida se puso a acomodarlas tratando de ignorar el dolor en su rodilla.

Terminó guardado varias cosas que no deberían estar en el escritorio, entre ellas algunos de sus cuadernos. Hizo espacio entre sus libros para dejarlos ahí, y sus ojos se fijaron en ese cuaderno. Sonrió tomándolo, admirando las decoraciones y la portada, estaba encuadernado con cuero, con figuras que le hacían ver como si fuese escrito hace cientos de años cuando en realidad tenía poco más de una década. El libro que le regalo su abuelo. El difunto padre de Namjoon.

Cosas De Adolescentes - NamjinWhere stories live. Discover now