Extra #4

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"Escucha"

     El día estaba muy soleado, hermoso, brillante a los ojos del pequeño niño que observaba todo con emoción, deseando que el reloj se moviera más rápido para poder marcharse de esa oficina aburrida. No podía decir que odiara estar ahí, claro que no, estaba con su padre y le gustaba estar con él, era mejor que ir con sus abuelos, o con sus tíos, que también se divertía con ellos pero su padre era mejor que todos ellos. No importaba dónde estuviera con él, en casa, en el parque o incluso en el trabajo de él, siempre tenía tiempo para jugar un rato.

Pero ese día su padre le dijo que no podrían jugar, al menos no en el trabajo. Podía verle frustrado en su pequeño escritorio, con Hoseok sentado al lado de su silla sobre un tapete y sus juguetes, levantando de vez en cuando la vista para ver desde abajo a su padre, algunas veces tirando de su pantalón para que volteara a verle y le hiciera una cara graciosa que le sacaba carcajadas, eso cuando no le daban algo de miedo.

-Appa –le llamó esa vez luego de fijarse que el cielo estaba hermoso desde la ventana que abarcaba toda la pared de ese piso. Tyrone solo hizo un ruido con la garganta, acariciando el tabique de su nariz esperando que el dolor de cabeza no se hiciera más fuerte-, ¿Omma?

Al escuchar esa pregunta, el hombre comprendió que eso significaba si ya iban a ver a la madre del pequeño de dos años, aunque probablemente también significaba que se quería ir a casa. Tyrone miró el reloj, maldiciéndose a sí mismo por tener a su hijo ahí consigo cuando claramente no era un lugar para pequeños, pero no podía aprovecharse de sus padres ni de los de su esposa, tampoco ella podía cuidarlo a diario ya que ella también trabajaba así que entre los dos estaban de acuerdo con que unos días fuera con su padre, y otros con su madre. Aunque su hijo no se quejara en voz alta, notaba que se aburría muy rápido, y que sus siestas no duraban ni la mitad de lo que duraban cuando estaba en casa, cómodamente recostado en su cuna.

Suspiró poniéndose de pie para cargar a su hijo, quien ya había levantado los brazos y ampliado su sonrisa -¿Tienes hambre, Hoseok? –asintió recargando su cabeza sobre el hombro de su padre luego de rodear con sus brazos su cuello- Y por lo que veo también sueño, ¿Qué te parece si duermes y te prometo que para cuándo despiertes, estaremos en casa? Omma, tú y yo, ¿Eh?

Sonrió feliz el menor cerrando sus ojos sintiendo las caricias en su espalda, adormeciéndolo en seguida y rápidamente. Al notar que se encontraba dormido, volvió a maldecirse pues obviamente su pequeño estaba cansado y aburrido, cayendo apenas tuvo la oportunidad. Sin soltarlo, lo llevó consigo hasta la silla de su escritorio, sentándose con sumo cuidado y acomodando al pequeño cuerpo, sosteniéndolo con una mano y forzándose a trabajar con la otra para cumplir esa promesa, quería que para cuando abriera los ojos Hoseok, pudieran estar en casa.

Faltaba poco y podrían regresar.

Y así fue, para cuando Hoseok abrió sus ojos estaba en su cuna. El pequeño se sentó desorientado, mirando a su alrededor en busca de sus padres, pero no los vio, sin embargo les escuchó.

-¿Omma? –preguntó primero, poniéndose de pie sin atreverse a moverse de ahí-, ¿Appa?

Las voces pararon, como si se estuvieran asegurando de que escucharon algo. Hoseok se quejó, no quería estar solo, por lo que sus labios se pararon en una trompita, esperando a que llegaran los adultos.

No pasó demasiado cuando la mujer apareció luciendo verdaderamente preocupada, extendiendo sus brazos al mismo tiempo que el niño para abrazarse -¿Tienes mucho rato despierto? –cuestionó meciéndolo- Tranquilo Hobi, todo está bien.

El niño se acercó y recargó su cabeza en el hombro, respirando del cabello de su madre y relajándose, sobre todo cuando percibió a su padre acercarse sonriente, pellizándole suavemente la mejilla para hacerle sonreír –Ya despertó el solecito, ¿Tienes hambre? ¡Claro que sí! Anda, ven.

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