• CAPÍTULO 1 •

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Cuando la magia comenzó.
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Una niña de once años se balanceaba en un columpio de la plaza que estaba frente a su casa. En París, la capital francesa había un día de sol perfecto –a pesar de ser agosto –el otoño estaba en curso pero los rayos de sol no daban tregua. La pequeña usaba un vestido de color blanco con un cinto azul, además de llevar dos coletas en el cabello, sujetando su largo cabello negro.

Le hacía compañía su mejor amigo, quien había sido su vecino desde que tenía memoria, de pronto el chico rubio de ojos azules dejó de columpiarse y la observó con algo de tristeza.

— Nina ¿Por qué debes de irte a Londres? — le interrogó en un francés fluido. — Primero dejaste la escuela, ahora dejas París.

La pequeña hizo contacto visual en él, fijando sus intensos ojos negros en los azules de su amigo.

— Philipe, ya te lo explique, mis padres han conseguido un trabajo muy importante en Inglaterra, por lo tanto debo irme con ellos. — declaró la pequeña, dejando de balancearse también.

— ¡Pues puedes quedarte a vivir en mi casa! Mis padres estarían encantados de recibirte, sabes que te quieren mucho. — agregó el muchacho en un intento por hacer que su amiga se quedara, más ese intento sería frustrado.

— Philipe, sabes que mis padres no me dejarían quedarme aunque quisiera. — rió la pequeña.

— ¿Osea que tu también quieres irte? — le acusó el menor — ¿Qué tiene Londres que no tenga París? ¡Además cómo lo harás con las clases de ballet! ¡No puedes irte ves!

— No es que quiera irme por gusto, pero debo y quiero estar con mis padres, la única manera en que pudiera quedarme en Francia, sería en casa de mis abuelos. — comentó la niña. — Y respondiendo a tu otra inquietud, puedo buscar otro estudio de danza en Londres, mis padres me lo han prometido.

— ¿Y eso qué tiene de malo? ¡Podríamos seguir en contacto!

— ¡No! La verdad es que mi abuela no me cae muy bien, es algo malhumorada y muy engreída. — respondió frunciendo el ceño.— Me iré a Inglaterra con mis padres, además ¿Quién te dijo que perderíamos el contacto?

— Sucederá tarde o temprano, te harás amigos ingleses en tu nueva escuela y me olvidarás. — dijo Philipe echándole en cara.

— ¿Cómo podría olvidar al chico que hace tortas de barro conmigo? ¿Al chico que se comía los insectos? ¡Jamás podría olvidarte! — le sonrió la niña de oreja a oreja.

El pequeño Philipe hizo una mueca, ya que no había cumplido su cometido de lograr que su amiga de la infancia se quedara junto a él.

— ¿Te vas hoy? — le preguntó algo apenado, resignado.

— Sí, viajaremos en la noche.

El niño se acercó a abrazarla y ella correspondió a su abrazo, eran años de amistad que no se borrarían fácilmente. Sacó de su bolsillo una bolsa de papel.

— Ten, para que jamás olvides Francia Nina. — comentó dándole un pequeño presente. La chica abrió la bolsa arrugada y de adentro sacó una postal, aún más arrugada, en ella se veía la Rue Eiffel, barrio donde ellos habían crecido, en el centro de París.

Juramento Inquebrantable [Fred Weasley]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz