•CAPÍTULO 69•

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69. La frágil felicidad.
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—No puedo creer que te vayas a Francia, justo ahora que vienen las vacaciones de navidad —se quejó Fred una vez que Nina salió del traslador que la dejó en el sótano de Sortilegios Weasley —, eres malvada —siseó mientras sus brazos se enrollaban en su cuerpo una vez que apareció.

—Pero ya estoy aquí. A pesar de que según las normas de la escuela, no puedo  rebasar los límites de Hogsmeade.

—Y lo agradezco —sonrió, volviendo a besarla —. Qué alegría que estés aquí, preciosa.

Comenzaron a besarse entre medio de las cajas que colmaban ese despacho. La puerta se abrió y George entró, al verlos sonrió con gesto pícaro y se tapó los ojos.

—Diablos, Fred. Tienes tu propia casa y tu propio cuarto unos pisos más arriba, no es necesario que cojas con tu novia aquí —le molestó.

—Es un gusto verte, George. Pero te informo que no vengo a cojer nada más —respondió consiguiendo que este se sonrojara un poco.

Fred tomó su mano y comenzaron a subir las escaleras hacia la tienda y el departamento de los chicos. Nina se sorprendió al notar que la tienda estaba cerrada y con las persianas sin abrir, se deshizo de la caricia del pelirrojo y habló con preocupación.

—¿Por qué está cerrado? ¿Tuvieron algún problema?

Fred sonrió de manera cansina y fingiendo despreocupación.

—La verdad es que nosotros no hemos tenido problemas, cada vez que abrimos la tienda se llena sin inconvenientes —explicó —, pero el otro día vino mamá a vernos y sintió que alguien la siguió hasta la entrada —explicó.

Nina levantó las cejas, sintiéndose de pronto sumamente intranquila. Esas cosas no eran comunes dentro del mundo mágico, no pasaban todos los días.

¿O acaso desde el retorno del señor tenebroso había que cuidar de la espalda de cada mago y bruja?

— ¿Ella está bien?

—No, pero enloqueció. Dice que debemos volver a Devon, que aquí en medio de la capital estamos expuestos a los ataques de posibles mortífagos —comentó —. La verdad de las cosas es que no sabemos a qué nos enfrentamos desde que el señor tenebroso ha retornado, si siguieron a mi madre, pueden ser capaces de cualquier cosa. Chilló y mencionó que debíamos mantener la tienda cerrada durante un tiempo, lo hacemos para que se mantenga tranquila, no obstante no tenemos ningún miedo de enfrentar lo que sea si llega a ser necesario.

—¿Crees que sea una buena idea volver a la madriguera? —preguntó, inquieta.

—No, nosotros ya tenemos este lugar, pienso moverme de aquí solamente después de que tu salgas de la escuela.

—¿Y eso?

—Pues asumo que cuando te gradues, podremos ir a donde queramos. O al menos eso me gustaría.

Nina sonrió debido a la simplicidad con la que Fred hablaba. Era un joven sin superficialidad, sin avaricia y sin ansias de poder. Disfrutaba de las cosas simples de la vida, como una conversación en medio de una tienda cerrada y con la luz de mediodía.

—¿Qué te gustaría que hiciéramos? —preguntó con inquietud.

—Una vez conversamos sobre lo mucho que te atraían distintos países en el mundo, Europa del este y la zona escandinava —murmuró —. Si decides tomarte un respiro y no comenzar con tu entrenamiento como auror de inmediato, podríamos irnos a viajar por el mundo, después de todo ya serías una mujer graduada —mostró los dientes al sonreír de manera amplia.

Juramento Inquebrantable [Fred Weasley]Where stories live. Discover now