• EPÍLOGO •

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<<El amor que merecemos>>
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¿Acaso no es impredecible la vida?

El matrimonio de Nina y Fred acababa de mudarse a la casa que habían construido, por eso les extrañó mucho cuando Narcissa Malfoy golpeó a su puerta en su nueva residencia. Fred fue quien la recibió, contentando a Nina, pues hace muchos meses que no la veía, había estado de viaje, una forma de paliar el dolor que conllevaba la pérdida de un hijo.

No obstante ninguno estaba preparado para enfrentar las noticias que la bruja traía consigo. Les entregó una carta y con ello solamente creció la sorpresa en sus rostros. Fred y Nina se miraron el uno al otro, las sorpresas llegaban en los momentos inesperados. 


01 de septiembre de 2012.


—¡Mamá, mamá! Ya queremos irnos, el expreso nos va dejar abajo. 

—¡Por Merlín! Todavía quedan dos horas para las once de la mañana, asumo que se encuentran demasiado ansiosos por dejar nuestra casa—señaló Nina acariciando la larga y negra cabellera de la niña a su lado. 

Cassiopeia Amelie Illich Weasley, acababa de cumplir once años y partiría este año a Hogwarts, lo que implicaba que su emoción estaba a flor de piel, sus ansias por llegar al andén estaban completamente desbordadas.

—Dile a tu padre y a tu hermano que se apresuren, yo estoy lista y asumo que tú desde las cuatro de la madrugada.

La niña bufó y echó escaleras arriba, Nina sonrió  negando con la cabeza, guardando algunas cosas en su cartera. Acarició a Irina, quien estaba muy relajada en el sofá, contenta de no tener que volver a viajar en el expreso, su tiempo ya había pasado y ahora no le quedaba más que descansar y retozar en las alfombras de la casa. 

La familia se paró frente a la chimenea y uno a uno entraron en la red flu que los llevaría hasta el Caldero Chorreante, y de allí a Kings Cross. 

Los uniformes radiantes de los estudiantes se daban a notar mientras llegaban al andén. Cassiopeia atravesó de la mano de su hermano mayor, quien yacía ansioso de volver a ver a sus amigos, este era su cuarto año. 

—Te voy a extrañar mamá. 

—Me debes escribir al menos una vez al mes, Scorpius ¿está claro? No te creas muy mayor porque ya estás en cuarto año.

—Mamá, sabes que amo estar en casa, créeme que voy a escribir seguido. Adiós papá—dijo al abrazar a Fred quien sacudió su cabellera rubia.

—Cuida de tu hermana, por favor. No permitas que se meta en problemas. 

—Voy a enviarte un escusado, padre. Tal como tú le decías a la abuela Molly.

Nina sonrió y les abrazó a ambos, fuerte, llenando de besos sus mejillas. 

Scorpius caminó de la mano de su hermana, en busca de asientos para ella. Cassie y Scorp se despidieron de sus padres a través de la ventana. 

Nina sintió una fuerte emoción en su interior, recordando el día en que Scorpius llegó a su vida. 

Era verano, el calor estaba azotando Londres, en sus dedos todavía existía la memoria de la carta que Astoria Greengrass había dejado para ella.

Rememoró las palabras con exactitud en su mente. 

"Querida Nina:

Espero que en estas alturas estés con Fred Weasley, sin duda eran una pareja ideal, estupenda y se amaban mucho. Sé que ya no tenías noticias mías desde hace tiempo, pero cuando la guerra estalló, junto a mi familia nos fuimos de Inglaterra, huyendo hasta Alemania, donde mi madre tenía parientes, ahora ya debes saber el porqué, estaba embarazada de Draco y no era nada fácil cargar con el peso de estar embarazada siendo una adolescente y menos de un mortífago que en esos entonces no podría haberme ofrecido nada. 

Sin embargo con Draco nos amábamos, él sabía de este niño y fue feliz cuando se enteró. A pesar de que éramos menores, los dos queríamos formar una familia cuando la guerra terminara, lamentablemente las cosas no resultaron bien para ninguno de los dos. Draco murió en la guerra y yo moriré. Moriré pronto, no sé si alguna vez te lo conté, pero era portadora de una maldición de nacimiento, en mi sangre y la verdad es que me angustia saber con quién se quedará Scorpius. Mi niño es hermoso y tiene la mirada de su padre, podría estar con sus abuelos o con mi hermana, pero sé que en el fondo de mi corazón, Draco hubiese preferido que tú le criaras. De verdad que añoro que así sea, no me importa si estás o no casada, pero desearía que fueses su madrina y pudieses hablarle de su padre, nadie más podría hacerlo como tú.

Nadie más podría transmitir amor por su padre y contarle las historias de cuando fue un héroe silencioso.  

Es extraño, lo sé. Pero eres la única a quién le confiaría la memoria de Draco para con mi bebé. 

Espero que en el fondo de tu corazón, digas que sí. 

Con amor

Astoria Greengrass"


Desde hace once años que lo tenían junto a ellos, tenía tres cuando llegó a sus vidas. Y desde allí le amaron como si fuera su hijo real, su hijo de sangre, pero era su hijo de corazón. Eran una familia. 

Fred abrazó fuerte a Nina y la besó en la coronilla mientras el tren partía rumbo a Hogwarts. En ese instante la nítida imagen de Draco apareció en el andén y le sonreía, como si le dijera de forma no verbal, gracias. Sabía que nadie más podía verlo, sólo ella. 

Ella cerró los ojos, correspondiendo a su saludo, a su visita. 

—¿Qué nos deparará el futuro, Fred?—dijo ella, acariciando su mano. 

—Amor, mucho amor. El amor que nos merecemos.

Fred tomó a Nina en sus brazos, dejando de observar a las personas que estaban a su alrededor. Acarició su rostro con sus manos y sonrió, dejando sobre sus labios un beso largo, profundo y repleto del más puro amor. 

—Te amo, Fred. 

—Y yo a ti, Nina. 

Nina suspiró y entrelazó sus dedos en los de él. 

Habían marcas dentro de ella que jamás se borrarían, habían dejado amargura. 

Pero habían otras que yacían allí y que sólo eran la prueba del amor, de la lealtad y de la valentía. 

Tan fuertes como un Juramento Inquebrantable. 

Juramento Inquebrantable [Fred Weasley]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz