• CAPÍTULO 23 •

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23. Atardeceres
en Hogsmeade
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El día sábado se había organizado la primera visita al pueblo de Hogsmeade para los de tercero de ese año. Era toda una tradición que los alumnos salieran a pasear por las calles del lugar los fines de semana.

La nieve tenía todo cubierto, la noche anterior había nevado bastante y ahora un manto blanco cubría el césped y las orillas de las calles y pasajes.

— No quiero quedar sin carrozas ¿Quieres darte prisa? — bufó Draco afuera del baño de mujeres — ¡Todas las chicas son iguales!

Se paseó sobre sus propios pasos, dando vueltas en círculo a la espera de Nina, quien había entrado antes de irse al paseo al pueblo. Él se había quedado a esperarla, ya que Zabini, Crabbe y Goyle habían abordado sin molestarse en esperarlos; el motivo principal era la nueva escoba que había llegado a la tienda de artículos de Quidditch –la Saeta de fuego–.

—  ¿Tanta es la desesperación por ir a ver una escoba? — cuestionó Nina una vez salió del sanitario —No va a moverse del escaparate ¿Si quiera vas a comprarla que tienes tanto apuro?

— No, quiero ver si vale la pena comprarla; aunque dudo que pueda hacerlo si es que aún no salimos del castillo — rebatió molesto — ¿Demonios, qué hacías allí adentro?

Nina caminó tratando de alcanzar los pasos rápidos que daba el rubio y sonrió por la pregunta.

— Pues estaba en el baño ¿Acaso tú no vas al baño?

— Pero no me demoro tanto como tú o las otras chicas que conozco, si es que no se demoran, tienen la manía de ir acompañadas y allí quizás que cosas hacen.

— Te explicaré, ya que al parecer en casa no lo han hecho — respondió la chica —A diferencia de los hombres, las mujeres todos los meses menstruamos —aclaró y al oírlo Draco puso una cara de pánico que le causó demasiada gracia a Nina— Por lo que si no queremos manchar de sangre nuestra ropa debemos ser cuidadosas y cambiarnos el apósito o el tampón cada ciertas horas, creí que tía Cissy o tu padre te lo habían explicado.

— ¡Mierda, Nina! — escupió —No quería detalles, bastaba con que me dijeras que hacías cosas de mujeres.

— Te ví bastante interesado y espero que no seas de esos chicos que creen que somos unas muñecas y que no sufrimos procesos biológicos ¿Sabías que la sangre de la menstruación sirve como fertilizante de las flores y que por eso en ocasiones brotan tan hermosas?— continuó Nina con claras ganas de incomodarlo.

— ¿Vamos a seguir hablando sobre tu período en el viaje y en el resto del paseo? — le preguntó el chico claramente avergonzado.

— No entiendo porqué les incomoda tanto hablar sobre eso, es algo natural. No debiese darte asco o algo así, se supone que te gustan las chicas ¿Crees que no nos crecen vellos o que nuestros desechos huelen a flores?

— Ya entendí tu punto Illich, no sigas ¿Está bien? — dijo terminando el tema.

— Está bien Malfoy, pero escribiré a tu madre para que te explique de la biología femenina, de lo contrario serás un idiota cuando quieras estar con alguna — contestó para emitir una sonora carcajada.

Juramento Inquebrantable [Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora