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Lucas preguntó a otro de los empleados por su patrón

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Lucas preguntó a otro de los empleados por su patrón. Respondiendo esté lo mismo que el anterior.

—No sabría decirle señor, hoy no ha venido por esta área —aseguró el muchacho.
Lucas arrugo la frente y miro por enésima vez el reloj de pulsera que llevaba puesto en su muñeca izquierda. No era normal que Raúl desapareciera sin antes anunciar hacía donde iba, ya tenía confirmado que había salido a caballo, la pregunta era ¿Hacía donde? Dio un ligero cabeceó agradeciendo al joven por su respuesta, volvió a mirar el reloj totalmente ansioso.

—¿Y a Diana la has visto? —el muchacho negó con la cabeza y Lucas siguió caminando en busca de una respuesta.

El sonido de los cascos del caballo lo hicieron parar su marcha, levantó la vista y lo vio venir a todo galope. Apuro los pasos para llegar a la caballeriza a el mismo tiempo que el jinete.

Raúl bajó del caballo de un sólo brinco, aún traía el cabello mojado y la camisa pegada al cuerpo.

—Buenos días —saludo, tirando de las riendas del animal jalándole hasta donde lo dejaría para que uno de sus empleados lo desensillará y le diera los cuidados necesarios.

—¿Sabes que hora es? —preguntó Lucas, Raúl frunció el ceño y se giró a mirarlo, extrañado ante el tono utilizado por su colaborador—. ¿Olvidaste la reunión que tenías pendiente hoy?

Raúl se llevó la mano libre a la cabeza. Lo había olvidado por completo, tenía una cita pendiente con el director provincial de ambiente. Un hombre bastante complicado. Aún con todas las influencias que él manejaba se le había hecho difícil concretar dicha cita con él. ¿Cómo había podido ser tan despistado? Eso podría resultar caótico para su proyecto.

—¿Cómo es posible Lucas? ¿Cómo fui a olvidarlo? ¿Qué hora es?

—Las (10:23) AM —señaló.
Raúl se volvió a pasar la mano por su húmedo cabello, la dichosa cita era a las (10:00) AM, en un sitio a más de una hora y treinta minutos de distancia en auto.
—Mande al Licenciado Molina en tú representación. —Raúl sonrió sintiendo que le volvía el alma al cuerpo. Agradeciendo la eficiencia de Lucas. Le dio una palmada en la espalda.

—Eres el mejor —alabó. Lucas sonrió orgulloso del elogio lanzado por Raúl.

Ya casi salían del establo cuando la vieron llegar, montada a caballo con su frondosa cabellera negra suelta. Detuvo el animal y bajo elegantemente. Les dedico una sonrisa coqueta.

—¿Dónde estabas Diana? —Indagó Lucas, desdibujando su alegría.
Hacia un día radiante, el sol dejaba sentir sus calientes rayos sobre el suelo Santalucense. Y Diana al igual que su jefe traía el cabello mojado y ambos regresaron por la misma dirección, no se necesitaba ser un genio para concluir de donde venían. Sintió el ácido recorrer sus venas e instalarse en su estómago. Estaban juntos no había dudas, toda la mañana la pasaron juntos, mientras tanto el movía cielo, mar y tierra para ayudar a Raúl a salvar la bendita reunión, el muy desgraciado se revolcaba con la mujer que él consideraba suya.
—¿Donde estabas?— volvió a preguntar y no logró reconocer su voz.

Una errante Un perdido   (Inefable 2)Where stories live. Discover now