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La claridad llego dejando atrás una noche memorable, un derroche de pasión que aún cosquilleaba por toda su piel

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La claridad llego dejando atrás una noche memorable, un derroche de pasión que aún cosquilleaba por toda su piel. Marissa despertó al sentir un movimiento a su lado, abrió los ojos desmesuradamente al verlo casi encima de ella sentado de medio lado, prácticamente aspirando el aire que ella exhalaba, él la observaba con una mirada indescriptible una extraña mezcla de deseo y ternura que logro hacerla sentir desnuda. ¡Rayos! Estaba desnuda, totalmente desnuda bajo una delgada sabana que solo la cubría de la cintura para abajo, tiro del trapo hacia arriba intentado ocultar su desnudez, mientras los recuerdos se aglomeraban uno tras otro en su mente. Raúl no pudo contener las gana de reír al verla tan púdica, soltó una pequeña carcajada, consiguiendo con ello un golpe en el hombro.

Raúl tomó la mano con la que ella lo golpeo y la beso sobre los nudillos, un simple beso, una traviesa chispa fue suficiente para volver a desencadenar un devastador incendio de dos cuerpos unidos, chocando al ritmo del deleite, dejándose llevar por el primitivo deseo del placer.

Únicamente las necesidades fisiológicas les hizo salir de ese paraíso encantador en el que se había convertido esa habitación.

El día se volvió corto, tomando en cuenta que ya casi daba medio día cuando salieron del apartamento de Marissa para el hospital, ella tenía una cita en un par de horas con uno de los especialista que evaluaba el caso de su padre y aún no habían comido nada, habían pasado toda la mañana dándose cariño. Y su cuerpo entero se lo reprochaba, se sentía famélica, adolorida y a su vez enardecía.

La sonrisa pintada en el rostro de Raúl lo delataba, se sentía satisfecho, amado y pleno... aunque de no ser porque se quedaron sin provisiones para evitar procrear tal vez aún estarían dentro de esas cuatro paredes. Definitivamente la vida no estaba para perder el tiempo en enamoramientos tontos. Tenia mucho tiempo de no disfrutar de aquella manera, es más, no recordaba haber tenido antes una noche tan gratificante, no recordaba una piel tan deliciosa al tacto, un aroma tan embriagador, unos gemidos tan excitantes, movimientos tan sincronizados a los suyos o haberse corrido tan placenteramente en alguna ocasión anterior, lo que había vivido en aquellas horas compartidas con Marissa merecía la pena volver a ser repetido una y mil veces más.

La miro mientras conducía, ella pidió conducir, argumentando conocer mejor las calle de la ciudad que él y asegurando que conseguirá reducir el tiempo perdido en carretera. Tenían el reloj en contra. Él aprovechó para devolver varias llamadas que encontró pendientes en su teléfono móvil, el cual había quedado en el auto. Y mejor así de lo contrario habrían interrumpido su faena matutina. Ella era linda pero ese día le parecía más aún. Quería ser práctico recibir todo lo que ella estaba dispuesta a dar y entregarse sin medidas, sin remordimientos, sin mañanas, olvidando el futuro...

Después de almorzar fueron al hospital, Marissa se quedó allí junto a Luisa y él fue a visitar a Aneth. Tan pronto como llegó se encontró con Alicia quién le cuestionó su visita a la capital, Alicia se mantenía al tanto de lo que pasaba en la pequeña oficina que tenían en la cuidad como enlace a la hacienda, después de su divorcio se autoimpuso sobre sus hombros una gran cantidad de responsabilidades, entre ellas ser el filtro entre la cuidad y él. Cuando se lo propuso él aceptó, puesto que el tener que viajar seguido a la capital le estaba restando tiempo importante, tiempo que él necesitaba para invertir en el levantamiento de TAVHOR S.A.
Alicia le detallo los pormenores de cada situación que se dio en los últimos días en su entorno, y cuando menciono a Ángel, él recordó que tenía una reunión pendiente con su sobrino. "Al mal paso dadle prisa". Pensó.

—¿Crees que Ángel pueda hacer un espacio en su agenda para reunirse conmigo hoy? —Preguntó de pronto, haciendo que Alicia girara para mirarlo extrañada.

—No creo, su padre esta hoy en la ciudad. —dijo dibujando una mueca de desagrado.

—¿Y qué tiene que ver una cosa con la otra?

—Todo, el señor Castillo vino a concretar unas reuniones importantes relacionadas con la empresa, sea como sea él aún debe hacerse cargo de algunas cosas —afirmó.
Raúl rio disimuladamente al escucharla referirse a su exesposo como "el señor Castillo". Movió la cabeza en señal de negación al pensar que Alicia seguramente le estaba haciendo la vida de cuadros a su excuñado. No podía asegurarlo, pero conociendo a su hermana no dudaba que las dichosas reuniones que ella mencionó tal vez eran fraguadas por la propia Alicia solo para hacer al padre sus hijos tomar un vuelo de Canadá a Panamá por el puro placer de mortificarlo.

Alicia le entregó un trago de whisky que muy amable se ofreció a servir, y siguió parloteando de lo excelente que le estaba yendo a su hijo en el negocio, Raúl se limitó a escucharla, Aneth no estaba en la casa, había ido al club donde se reunía esporádicamente con un grupo de señoras de edades similares para discutir temas de interés nacional y ponerse al corriente de todas las novedades que circulan entorno a su círculo social. Él no aviso que iría a la capital, esa era una de sus malas costumbres, llegar a casa de su madre sin anunciarse. Aunque si se había contactado con Alicia para pedirle le enviara un auto al aeropuerto, dando por hecho que ella le diría su madre que él estaba por arribar a la cuidad, pero al parecer no lo hizo.

Raúl escuchaba por partes las tantas cosas que Alicia explicaba con detalles minuciosos, en ocasiones no lograba llevarle el hilo a la conversación, su mente divagaba entre la voz de su hermana y la incomoda espera de que su teléfono celular sonará anunciando la llamada de Marissa. Pero la tarde se le fue en la espera, Aneth llego acompañada de su eterna sombra, su dama de compañía, seguidas por el chofer. Al verlo corrió a darle de mimos, así él fuera un hombre de mas de treinta años Aneth lo seguía consintiendo como si tuviese cinco años, hizo su clásico interrogatorio, desde preguntarle cómo estaba todo por la hacienda, hasta si había estado comiendo y descansando como era debido, para concluir con una observación.

—De algo si estoy segura, has estado haciendo algo que te hace bien, si te vieras mi amor, te ves tan lleno de vida, ese brillo en tu rostro te sienta de maravilla...

Raúl sonrió apenado ante el cúmulo de halagos lanzados por su madre, y de solo recordar las cosas que había estado haciendo. Movió la cabeza negando mientras reía y pasaba una mano por su cabello.

—Sí luces como enamorado —soltó Alicia y Raúl cambio la expresión.

¿Él enamorado? No. Él no tenía permitido enamorarse, al menos no antes de tener la plena certeza de ser correspondido a igual magnitud.

Su corazón aún no estaba preparado para sufrir otro revés. Marissa era su novia, una novia igual a las que existieron antes de Melanie. Una mujer para compartir afectos, para no sentirse solo, de esas con las que disfrutaba los placeres de la vida, de esas que son lo suficientemente inteligentes para comprender que lo ellos seria hasta que durase la existencia.
El teléfono vibró entre sus manos sacándole una sonrisa al ver que era ella quien le llamaba.

—Permiso —dijo, levantándose de prisa, para perderse por un largo pasillo a grandes zancadas.

—¿Lo ves? —señaló Alicia refiriéndose a la actitud de su hermano.

—Lo veo —aseguró Aneth sonriendo soñadora.

—¿Quién será ahora? —murmuró asqueada. Tenía malas referencia de los hombres de su familia, tenían gustos demasiado corrientes a su parecer.

—Si es la chica que conocí en la hacienda, me temo que no te va a agradar —Alicia arrugo la nariz y levanto la cabeza con altivez. —Pero es una chica hermosa físicamente, una morena de esas que cautivan a todos a su pasó, de no haber sido veterinaria podría perfectamente haber optado por el modelaje...

—Solo eso nos faltaba, alguien negro en la familia —exclamó en tono molesto.

Aneth la miró con reproche pero Alicia siguió lanzando reproches en contra de los malos gustos a la hora de elegir pareja de su familia.

Raúl clavo los pies en el césped, deteniendo sus pasos al oírla decir que no se volverían a ver por ese día, que ya había decidido pasar la noche en el apartamento de su madre y que mejor se reunieran por la mañana para regresar a Santa Lucía.

—Yo estaré en el aeropuerto unos veinte minutos antes de las 7 AM —aseguró.

—Pero podemos al menos cenar juntos —pidió él sin entender el cambio de actitud de ella.

—No puedo, le prometí a Roberto cenar con él...

—¿De verdad Marissa? —bufo al otro lado de la línea.

—Bueno el nos invito, Ana también irá...

—De acuerdo —soltó cortante.

Sentía la garganta seca, la decepción se instaló en su rostro. Él creía que ella deseaba tanto como él volver a pasar la noche juntos, pero claramente estaba equivocado.

Cenaron, aunque a decir verdad él comió poco, consiguiendo con ello un par de regaños de su madre. Intento mantener la atención en la conversación que se llevaba en aquella mesa, pero le resultó imposible. En su mente solo se reproducían las constantes imágenes de Roberto con la mano de Marissa entre la suya, tal como los vio aquella noche en Bambús restaurant.

Tan pronto como pudo se retiró a su dormitorio y allí busco su celular y escribió un texto. "Te extraño" y dio enviar.
Recibiendo inmediatamente una respuesta. "Y yo a ti" sonrió al sentir el alivio recorrer su cuerpo. Con la sonrisa en sus labios se durmió porque algo dentro de él le aseguraba que esas cuatro palabras eran tan sinceras como las dos que el envío.

Marissa despertó con el teléfono pegado al pecho y con el cuello adolorido, esa noche decidió quedarse a hacerle compañía a su padre, Anabel necesitaba descansar y la única manera de que Luisa durmiera tranquila era sabiendo que su esposo estaba acompañado, ella se ofreció para darles un respiro, total ella no creía poder dormir esa noche. Le había mentido a Raúl y eso la atormentaba, era cierto que vería a Roberto, pero no era verdad que él la invitó a cenar, simplemente había decidido que no quería pasar la noche con Raúl, no porque no lo deseara; sino porque no quería volver a despertar a su lado dos noches seguidas. Era conocedora de sus puntos débiles, después de una segunda noche anhelaría una tercera, una cuarta, una quinta y todas las noches y mañanas siguientes del resto de su vida, y sabía que todo aquello era un sueño, una ilusión encapsulada en una burbuja que en cualquier momento estallaría, dejándola devastada sintiéndose vacía, errante.

Al encontrarse en el aeropuerto, Raúl la miró extrañado, ella llevaba puesta las mismas ropas que el día anterior. Marissa se encogió de hombros, al verlo escudriñar su vestuario.

—Me quede a cuidar a papá, no tuve tiempo de ir a casa a darme un baño, bien de malas pude hacer mi higiene bucal —explicó sonriente.

Raúl siguió con la ceja levantada dándole a ver que no entendía.

—¿Y cómo estuvo la cena anoche?

—No hubo tal cena —se sincero —Roberto fue al hospital y charlamos un rato, fuimos a la cafetería del hospital junto a mamá y Anabel, comimos algo liviano y después de conseguir que me permitirán quedarme con papá ellas se retiraron en compañía de Roberto.

Raúl paso la mano por detrás de la cintura de ella y caminaron hasta subir a la avioneta que esperaba por ellos. Ya se habían besado con frenesí al encontrarse aquella mañana, pero antes de tomar su respectivo asiento volvieron a compartir otro prometedor beso. Marissa durmió prácticamente durante todo el viaje, dejando claro que traía sueño y cansancio acumulado.

Carlos emprendido viaje esa misma tarde dejando una estela de desilusión con su partida.

Entre Raúl y Marissa todo siguió el ritmo de un noviazgo normal, al menos mientras estaban solos lo eran, en el hospital se volvió frecuente ver a Raúl llegar a buscar a la doctora Horly a la hora de almuerzo al menos un par de veces a la semana.

Carlos volvió casi tres meses después de su repentino viaje, en todo ese tiempo se mantuvo en contacto con ellos, sin dar detalles del motivo de su tardanza para regresar, y cuando ya habían perdido las esperanzas de que volviera, regreso trayendo consigo una sorpresa para todos.



Pronto subiré el próximo cap...


Una errante Un perdido   (Inefable 2)Where stories live. Discover now