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—Mamá está misteriosa ¿Lo has notado?

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—Mamá está misteriosa ¿Lo has notado?

—¿Lo dices por la llamada que recibió? —preguntó Marissa mirando en la dirección donde se encontraba su madre, quien en ese momento hablaba por teléfono apartada de todos y sonreía risueña.

—Sí. Lleva varios días en ese plan. —susurró Anabel.

—De ser así, entonces sí me resulta extraño. —analizó.

Luisa sonreía atontada mientras hablaba en un tono lo suficientemente bajo como para no ser escuchada por los demás.
Todo estaba listo para la cena que celebrarían, ya solo faltaba que ellas se arreglarán para recibir a los invitados, quienes estarían llegando después de la seis de la noche, la hora dada para el ameno evento, aunque una de las características de la gente de ese pueblo era la puntualidad, en muchas ocasiones llegaban hasta media hora antes de lo pactado con tal de no llegar tarde.

Raúl optó por una chaqueta color azul oscuro a juego con el pantalón de vestir, se paso la mano por la incipiente barba, se aplicó perfume, solo eso le hacia faltaba para estar listo. Asistiría a la cena que ofrecía la familia Horly. Se volvió a mirar en el espejo, no sabía la razón pero quería lucir impecable. Bueno, si sabía el porqué, solo que se negaba a admitirlo. "La mujer de hermosos ojos de búho", le dijo el subconsciente, y la imagen de esos ojos grises hipnotizando todo a su paso se reprodujo en su memoria. Se descubrió sonriendo lelo ante su reflejo y se odio a si mismo. Era experto en contradecirse, entre más se repetía que no debía hacer algo más se terminaba por encaprichar con ello. Subió a su auto intentado apagar sus pensamientos.

— ¿Y si anuncia que se va a casar con el pelirrojo? —pronunció en voz alta, dando un frenazo, ante su propia idea. Se mantuvo un rato largo estacionado en medio de la nada, hasta que por fin decidió seguir. Total Marissa sólo era un capricho, un antojito que tenía deseos de darse. Esa mujer era tentación pura, un bocado que él tenía ganas de volver a degustar, su entrepierna pulso y consciente de lo que aquello significaba soltó una carcajada. La bendita abstinencia que llevaba le estaba pasando factura. Piso el acelerador hasta el fondo, ya iba tarde y de seguro ya los demás invitados estaban allí.

Las damas Horly se repartieron estratégicamente para atender a sus invitados, Luisa en la entrada daba la bienvenida, Anabel y Marissa asegurándose que se sintieran cómodos daban vueltas por el área puesta para recibir a los asistentes. Roberto seguía a Marissa como su sombra, había intentado hacer platica con Augusto, pero este aunque se mostraba formal era evidente su desagrado hacia él.
Así que se dispuso a acompañar y brindarle su ayuda a Marissa, a fin de cuentas era por ella que estaba ahí, por la mañana habían ido a montar a caballo, los cuatro: Él, las dos muchachas y el capataz de la finca. De haber sabido que le iba a gustar tanto ese lugar hubiese pedido sus vacaciones adelantadas.

La terraza se encontraba repleta, casi todos los invitados habían asistidos, tampoco es que fueran tantos, pero el lugar se veía lleno. Raúl entro e inmediatamente Luisa le dio la bienvenida invitándole a unirse al resto de invitados.
Dio unos cuantos pasos logrando captar el murmullo que salía de la terraza, sintió ganas de regresar sobre lo andado, en la invitación decía "pequeña cena familiar" y eso ahí adentro sonaba a multitud. "Sería al platillo a lo que se referían con pequeña". Pensó al pararse en la puerta y ver la cantidad de personas congregadas adentro.

Una errante Un perdido   (Inefable 2)Where stories live. Discover now